La mansión se cernía sobre los cuatro niños como un antiguo titán, sus paredes de piedra desgastada y ventanas tapiadas parecían retener secretos oscuros. Cada paso resonaba en el silencio, y sus corazones latían al ritmo de la incertidumbre. La búsqueda de las piezas del rompecabezas se volvía más intensa, como si el tiempo mismo conspirara en su contra.
Fue Yeremi quien encontró la siguiente pieza. La habitación en la que se aventuró estaba sumida en la penumbra, las ventanas cubiertas de polvo y telarañas. La luz de su linterna se reflejó en algo brillante en el suelo. Se acercó con cautela y allí, como un macabro tesoro, yacía un ojo humano.
La pupila estaba dilatada, como si hubiera presenciado horrores antes de su último parpadeo. La esclerótica, esa parte blanca del ojo, estaba manchada de rojo, como si hubiera llorado sangre. El iris, una vez vibrante, parecía desvanecido, como si hubiera perdido toda esperanza. Yeremi sintió un escalofrío recorriendo su espalda. ¿Quién era la persona a la que pertenecía este ojo? ¿Cómo había llegado allí?
La pupila parecía mirarlo fijamente, como si supiera que estaba siendo observada. Yeremi la recogió con manos temblorosas. La película lagrimal, que normalmente mantenía el ojo lubricado, estaba seca. El ojo estaba incompleto. Faltaba la córnea, esa parte transparente que permitía la refracción de la luz. Yeremi imaginó que alguien había arrancado el ojo con violencia, como si hubiera sido testigo de algo insoportable.
El niño salió de la habitación, sosteniendo el ojo en su mano. Los otros niños lo esperaban en el pasillo, sus rostros pálidos y asustados. Santiago, con los ojos abiertos como platos, miró el horror en la palma de Yeremi.
—¿Qué encontraste?—, preguntó con voz temblorosa.
—Una pieza más —respondió Yeremi—. Pero esta vez es un ojo humano. ¿Quién haría algo así?
Damian, el enigmático guía que los había conducido hasta allí, emergió de las sombras. Su figura alta y amenazante los observaba con ojos sin piedad.
—El tiempo sigue corriendo, niños. El rompecabezas debe completarse antes de la medianoche de Halloween. ¿Están dispuestos a seguir adelante?—, su voz resonó como un eco de ultratumba.
Los niños intercambiaron miradas. La mansión parecía más siniestra que nunca, y el misterio se espesaba a su alrededor. El ojo que Yeremi sostenía en su mano parecía mirarlos, como si supiera que estaban atrapados en un juego macabro, donde las piezas eran más que simples fragmentos de carne y hueso.
El Juego del Rompecabezas continuaba, y los niños estaban cada vez más cerca de descubrir su terrible premio. ¿Qué oscuro destino les aguardaba al completar el rompecabezas? Solo el tiempo y su valentía los llevarían a la verdad oculta en las profundidades de la mansión.
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¿?/¿?/2024
06:57
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Rompecabezas ¿Humano?
Mistério / SuspenseEl juego del rompecabezas... ¿Te atreverías a jugar?