- ¿Eres consciente de que las jerarquías existen por un motivo y se respetan, o tu cerebro lleno de lentitud no te da para entenderlo?
El director operativo se exalta ante mi entrada. No toqué la puerta, no tengo por qué hacerlo.
- Claro que lo sé. - Se atora con sus palabras y empieza a toser. - Pero fue un favor persona.
- ¿Así que ahora se premia la cercanía y no la meritocracia? - Me cruzo de brazos. Me partí el lomo intentando entrar a esta empresa y llegar al lugar en el que estoy.
- Se premia cuando quien te ascendió no lo solicita, lo exige. Mi tio me dijo que de esto dependia mi puesto.
Lo miro seriamente.
- ¿Así que esa araña con patas es tu prima?
Él luce confundido.
- ¿La estás insultando? - Frunzo el ceño con sarcasmo, ¿acaso es o se hace?
- No, le estoy halagando lo trepadora que es. - Respondo con sarcasmo.
Él no dice nada más, parece notar que no me encuentro de ánimo.
- Lo siento, debí consultarlo antes.
Yo bajo los brazos, sin interes en disimular nada. Mis ojos se llenan de lágrimas y me dejo caer de rodillas al suelo. MI cabello tapa mi rostro, pero es obvio que me derrumbé frente a un completo desconocido.
Escucho sus pasos acercandose, me toma de los hombros y me levanta, mientras me dirige al sillon que tiene en su oficina. Luego se acerca a su ventana a verificar que no haya nadie y termina de cerrar sus persianas.
No lo miro, volteo la cara intentando tragarme este dolor, pero siento que me estoy ahogando.
Lo intento ocultar, pero no puedo. Solo me derrumbo, lloro lo que siento que no he podido llorar, las lágrimas solo brotan de mis ojos de forma incontrolable y siento que me estoy ahogando, me duele el pecho y ni siquiera es algo físico, tengo roto el corazón.
Él simplemente se acerca y se sienta a mi lado, sin emitir sonido ni palabra alguno.
Tengo unas ganas brutales de gritar, hasta desgarrar mi garganta. Él parece notarlo.
- Hazlo, nuestras oficinas están construidas para que no se emita ningun sonido ni alarte a nadie.
Finjo que no le presto atención, pero a pesar de estar apretando mis puños con tanta fuerza, siento que la sangre en la palma de mis manos va a llamar la atención.
Él impulsivamente toma mis manos, las voltea y me mira con preocupación.
- ¡No te hagas daño! ¡Grita si quieres pero no te lastimes, no lo vale nadie! - Me grita exasperado.
Suelto mis manos de las suyas y procedo a hacerle caso. Seguidamente un grito desgarrador sale de mí, él se queda estatico y lo hago nuevamente, porque siento que estoy sacando todo lo que tengo retenido.
Recuerdo, las noches que compartíamos juntos, su imagen viene a mi mente y aunque la quiera despedazar es un recuerdo inborrable. ¿Por qué? ¿Por qué me hizo esto? ¿Por qué fingio quererme por tanto tiempo si cuando tuvo la oportunidad, aprovecho la influencia de sus amigos y se metió con esa?
La tristeza se apodera de mí y siento como una nube gris me cubre completamente. Una nube gris que no desaparecerá, no mientras mi amor por ese hombre siga vivo.
Le di absolutamente todo de mí, quise todo de él, quise que estuvieramos juntos por siempre. Lo respeté y le di su lugar, le demostré que iba a estar para él en cualquier circunstancia o evento. Le demostré que mi vida era suya, que yo era completamente suya. En el libro de su vida, yo era una pagina llena, pero él tomó la decisión de arrancarla, arrugarla y luego prenderle fuego.
Ahora yo me había convertido en cenizas, y no sabía si iba a poder reconstruirme nuevamente. Lo odiaba, lo odiaba porque ni siquiera podía odiarlo. Mi corazón le quería guardar rencor, pero no existía de ningún tipo para él. Solo sabía que mi corazón solo le guardaba amor, era el único sentimiento que tenía hacía él.
Estaba deprimida, me estaba muriendo y queria no despertar cada día, pero, eran emociones mías, no hacía él. Me enfurecía conmigo mismo, no tener la capacidad de insultarlo, hacerle daño, odiarlo, guardarle rencor o hacer cualquier cosa para alejarme de su vida.
Me odiaba a mí misma, por seguir amando a alguien que ya no me amaba.
Nos quedamos en silencio. Al cabo de unos minutos, siento la verguenza apoderarse de mi cuerpo y salgo corriendo de aquella oficina, sin decir nada.
Mientras voy camino a la mía, siento como me estoy arrastrando como un ser sin vida, solo dejo que las lágrimas sigan recorriendo pero no produzco ningún sonido y no permito que nadie que esté cerca lo note.
Aveces quienes más te quieren hacer daño, buscan el peor momento para pasar sobre ti y pisotearte. No lo iba a permitir. Estoy hecha pedazos, pero no voy a permitir que otra situación me derrumbe, no cuando estoy en cimientos, terminará cabando mi tumba.

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SUSURROS SIN NOMBRE
RomanceElla, una chica que se dejó creer de sus mentiras. Él, un chico que no pudo cumplir con sus promesas, pues nunca aprendió que la palabra, vale.