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La llegada de un heroe
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Los gritos de personas victoreando se escuchaban por todas las calles de el imperio, hasta el mas oscuro y osculto rincón sabia lo que pasaba

La guerra de ocho años por fin termino, una en donde Arbezela salio victoriosa de la larga batalla

Los sobrevivientes regresaran a sus hogares con familias y amigos. Esto no era diferente para los miembros de la familia real. Entre toda la multitud se alzaba el gran y temible emperador Jaider, junto a el estaba su mas preciado tesoro, su hijo mayor Apolo de Secramise y también heredero a la corona

El pueblo estaba presenciando el pasar del tiempo, pues parecía que ayer fue cuando vieron a la bella figura del heredero partir al campo de batalla junto a su padre, en ese entonces solo tenia dieciséis años y ya estaba luchando por su gente

Fue una sorpresa que el primer hijo del emperador partiera a la guerra siendo el heredero e hijo de una santa de Cere. Pero el pueblo estaba mas agradecido que nunca de tener de vuelta a su amado príncipe

Apolo de Secramise, hijo del emperador y de la reina santa. Al nacer fue todo un tema en el imperio, el hijo de una reina consorte nació con los poderes de una santa de Cere, solo que con una menor intensidad a la de su madre y así pudiéndolo manejar mejor

Muchos se quedaron en shock al ver como el príncipe Apolo no iría al templo a servir, si no que estudiaría magia y seguiría con sus clases de esgrima

Lo que no sabían era que su madre fue quien se negó a entregar a su retoño al templo como lo hicieron con ella. Jaider sabiendo lo que paso su amaba Amelie también se negó a que su león estuviera en el templo y no como sucesor al trono como debía de ser

Ahora esos dos poderosos hombres estaban de regreso en Arbezela. Cuando llegaron al palacio Apolo se tuvo que retirar primero para ir a ver a su madre al palacio garnet. Mientras su padre convocaba una junta diplomática con sus hijos y diplomáticos para celebrar la victoria

- Madre?- Apolo busco a la mujer de cabellos blancos por los jardines del palacio, era la hora de su merienda

- Apolo, mi principito?- llamo una dulce voz, la voz que tanto a el como a su padre les gustaba escuchar

- Mamá!- en esos momentos el príncipe parecía un niño pequeño cuando vio a su madre, rápidamente fue a su encuentro pero se detuvo para que su madre tocara su rostro

- Mi príncipe, has vuelto mi sol- Amelie se lanzo a llorar a los brazos de su niño, rezo después de tantos años a todos los dioses para que su niño volviera, solo que ya no era un niño pues ahora era un hombre de veinticuatro años

- Te lo prometí mamá, volví a la hora de la merienda- dijo mientras se acurrucaba en el abrazo de su madre

- Si, tienes razón, pero soy tu madre y eso no impide que me preocupe siempre por ti y tu vida. Me alegro tanto de saber que regresaste sano y salvo-

Sabia que su hijo ahora estaba cambiado, no solo físicamente si no que también mentalmente, pero por mucho que cambiara ella siempre iba a reconocerlo entre mas de mil hombres, ella incluso si no podía ver sabia quien era su hijo

- No te vayas otra vez, o le harás algo a mi corazon-

- Si eso pasara yo mismo iría a iniciar una guerra para ir solo y morir allí, no soportaría que algo te pasara por mi culpa-

- No digas esas cosas tontas Apolo!-

- Perdon, pero dime, como has estado?-

- Sabes que tu madre luego de tantos años aun es una inútil, caminar sin tu ayuda a sido difícil pero no imposible... Pero hablando de otro tema, ahora que ya eres adulto no has pensado en casarte con alguien?-

APOLODonde viven las historias. Descúbrelo ahora