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Laila Von Hetis
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Apolo no podía creer lo que escuchaba

Sus dos hermanos menores, Bavilo y Ariana discutían sobre el trono. Para el varón era correcto que el heredero sea el albino, mientras que Ariana quería acerce con el poder. Hoy había ido a hablar con Ari sobre el rumor de que quiere hacerse un harem, pero no pensó que si era real

- Ariana- ya procesada la informacion decidió salir a dar la cara

- Hermano Apolo!- exclamación los menores ante la repentina llegada del mayor

- Deberías saber mejor que nadie las reglas sobre el que una mujer gobierne el imperio, incluso padre es incapaz de romper tales reglas. Odio ver el ceño fruncido en tu rostro pero es para poner tus pies en la tierra, son las reglas del imperio. Todos los reinos las tienen, Cere por ejemplo, padre a duras penas logro quedarse con mi madre, lo sabes bien, conoces la historia-

El silencio cayo en el pasillo. Bavilo asentía ante las palabras de su mayor, pero le seguía disgustado lo permisivo y suave que era con la femenina

- Como dice el santo sacramento de Arbezela "Un hijo varón del emperador deberá heredar el trono", son las reglas-

Nadie podía ir en contra de Astotelia, dios fundador y creador de dicho sacramento

Ariana roja de la vergüenza al ser descubierta, miraba a su hermano esperando ser perdonada aunque ya sabia que no lo seria por su lenguaje utilizado

- Bavilo, Ariana, no quiero ver mas peleas tontas sobre el trono. Si me disculpan debo ir a recibir q alguien- y con eso las alarmas de la princesa se prendieron ¿A quien iba a recibir?

- Es Marianne Fairy Sieris? La princesa de Salfator?- pregunto, no quería que fuera esa candidata a prometida

- Mari? No, no es ella... Si es por los rumores te aseguro de que no es por compromiso, Arima me mataría si me casara con su hermanita- hablo rápido, recuerda la vez que conoció a la familia real de Salfator. Solo hablo unos minutos con Marianne pero, por muy amigo que era de Arima el heredero, sabia que en ese momento lo quería matar por hablar con su hermana

'Es alguien mucho mejor que Marianne, o cualquier otra mujer que haya conocido'

Pensó Apolo para sus adentros

La risa estruendosa de la mujer que acompañaba al heredero de Arbezela se escuchaba por todo el jardín, Apolo sudo frio ante lo que le causaba gracia a su acompañante

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La risa estruendosa de la mujer que acompañaba al heredero de Arbezela se escuchaba por todo el jardín, Apolo sudo frio ante lo que le causaba gracia a su acompañante

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