CAP 1

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Las sirenas no dejaban de sonar. Una ambulancia se dirigía a toda velocidad al hospital mientras cruzaba las calles de Bahía Aventura. Las miradas de los ciudadanos se posaban en ella, pues, no era lo normal ver a una ambulancia ir a tanta velocidad.
En el interior, un chico de unos 26 años. Se encontraba en la parte trasera del vehículo, tumbado en la camilla, inconsciente. Él era a quien trasladaban al hospital. Estaba en estado crítico. Había recibido varios disparos en distintas partes del cuerpo unos minutos antes. La ambulancia llegó a su destino. Los médicos y enfermeros fueron a por la camilla del sujeto a toda velocidad, debían hacer todo lo posible para salvar la vida de aquel chico. Entraron a quirófano y empezaron a hacer su trabajo.

En la playa, un can salchicha se encontraba sentado en la arena mientras contemplaba el inmenso mar. Era lo que más relajaba al salchicha. Poder escuchar el movimiento de las olas, las aves, el viento, los animales marinos... De repente esa paz fue interrumpida por el sonido que empezó a provocar su teléfono. Lo sacó de su bolsillo para ver de quién era la llamada entrante.
-Que pasa?- dijo el salchicha tras contestar la llamada.
La persona al otro lado habló, dejando atónito al salchicha.
-Estas de broma- no era una pregunta, tampoco una afirmación. El can estaba alucinando. Colgó el teléfono y se dirigió al aparcamiento de la playa. Monto en el coche y salió disparado a la dirección que le había sido indicada hace unos minutos en la llamada.

Entró corriendo y se dirigió a la planta que la enfermera le había dicho. Al entrar en el inmenso pasillo, vio a lo lejos a un par de canes. Arrby se dirigió hacia ellos y los vio nerviosos y angustiados, incluso vio como las lágrimas salían de los ojos del sirecan del grupo.
-Que coño ha pasado- habló Arrby haciendo que los demas se dieran cuenta de su presencia.
-No lo sabemos. Cuando nos llamaron ya estaba en quirófano- contestó un doberman.
-A mi me dijeron que había recibido tres disparos- intervino ahora una husky de cabellos grisáceos.
Al oír ''tres balazos'', él sirecan, echó a llorar abrazandose a la husky. Los dos estaban sentados en el suelo apoyados en la pared. La husky, al ver el gesto del sirecan, lo envolvió en un cálido abrazo.
-Deberias cerrar la boca Gasket- habló el doberman al ver que la chica habia provocado el llanto del chico.
-Pretendes que se lo oculte, Claw ?- le contestó la chica al doberman.
-Callaros- fue lo único que dijo el salchicha. Lo único que pudo salir de su boca después de haber escuchado tres balazos. Ante eso, los dos canes rodaron los ojos.
Rato después, Arrby estaba sentado en una de las sillas del inmenso pasillo. Estaba nervioso, no dejaba de darle vueltas al asunto. Como podía haber pasado eso? Era la única cosa en la que podía pensar. Ignoraba la angustia de sus compañeros aunque, no la de todos. Se había fijado en el sirecan, el cual estaba al borde del colapso por tanto lloro. Arrby se levantó de su asiento y se dirigió a donde se encontraban Gasket y el sirecan.
-Moby cariño- dijo agachándose a la altura del sirecan.
Moby solo se limitó a mirarlo de manera que no viera que estaba llorando, lo cual era imposible porque tenía los ojos rojos.
-Ven conmigo- Tras escuchar eso, Moby miro a la husky la cual le indicó que fuera con el salchicha. Se levantó y agarró la mano de Arrby para ser llevado a otro rincón del pasillo.
Arrby se sentó en el suelo y puso a Moby sobre él. Lo abrazó y empezó a hacerle caricias para que se durmiera, pues había estado horas llorando y no había cerrado los ojos ni un solo segundo. De repente, uno de los cirujanos salió. Se quitó la mascarilla y habló.
-Familiares de Sid Morgan?- preguntó haciendo que todos los presentes se pusieran en pie y prestaran atención.
-Nosotros- habló el salchicha desesperado.
-Lamento informales de que no hemos podido hacer nada por él. La policía ya está investigando el caso. Lo lamento mucho- dijo para luego irse.
Osea que... Sid, estaba m-muerto?
Al oír eso, Moby se derrumbó en el suelo y lloro como nunca antes había hecho. El resto, se llevó las manos a la cabeza o simplemente se sentó para evitar desmayarse allí mismo por el impacto de la noticia. Arrby no era uno de ellos. El se había quedado tieso en el mismo sitio donde el cirujano les había dado la noticia. Su mundo acababa de derrumbarse. Su padre, el que lo crío desde cachorro, el que lo alimento, el que le contó cuentos cuando no podia dormir... Se había ido? Estaba en shock. Era algo que no se hubiera imaginado nunca. Lo peor, no sabía quién había matado a su padre pero, sabia que esto no quedaría asi.
Minutos después de recibir la noticia, los canes salieron del hospital. Era de noche, hacía frío y para colmo, estaba lloviendo.
Arrby quería ir a hablar con la policía y los médicos para saber qué había pasado pero, al ver el estado en el que se encontraba el sirecan, quiso dejar el tema y llevarlo a casa para que pudiera relajarse y dormir. Llegaron al parking del hospital.
-Claw, Hubcap y Dwayne en mi coche- dijo la husky entregándole las llaves al doberman, pues, era el más estable para conducir en ese momento. Los tres canes subieron al coche mientras los otros tres, se dirigían al coche del salchicha.
-Arrby dame las llaves. No estás en condición de conducir y quiero que estés con Moby.
El salchicha solo hizo lo que la chica decía, no tenía ganas de conducir y a decir verdad, tampoco de vivir.
Moby y Arrby montaron atrás. Arrby seguía en shock mientras que el sirecan no había dejado de llorar. Puede que Sid no lo hubiera criado desde que nació como pasó con Arrby pero, tenían una relación parental muy buena. Moby, al igual que el resto de canes, consideraba a Sid su propio padre. Durante el camino nadie habló. Gasket estaba concentrada en la carretera mientras que Moby había dejado de llorar para hacerse bola en su asiento y mirar por la ventanilla del coche. Arrby simplemente estaba tieso en su asiento. No dejaba de darle vueltas a todo. La cabeza le empezaba a doler.
Por fin el trayecto de mierda había terminado. Los dos coches habían llegado. Bajaron y entraron a la casa. Se veía tan... Fría? Los seis canes se quedaron parados nada más entrar. La nostalgia había llegado. Empezaron a recordar todo lo que habían vivido en esa casa, con ese chico llamado Sid.
Moby se fue a su habitación sin decir una sola palabra. Se había tapado la boca para evitar que los demás vieran como volvía a llorar, la nostalgia le había dado un golpe fuerte. Los demás se prepararon un café. No tenían hambre pero debían tomar algo, aunque fuera solo un simple café. Se sentaron el la mesa del comedor. El silencio abundaba hasta que el doberman lo interrumpió.
-Voy a ver a Moby- dijo para levantarse y subir al cuarto del sirecan.
Llegó y tocó la puerta. Al no oír nada, la abrió lentamente. Podía ver al sirecan llorando de nuevo agarrado a uno de los peluches que Sid le había regalado años atrás.
Se sentó a su lado y empezó a hablar.
-Moby, baja a comer algo.
-No tengo hambre- dijo el sirecan mientras tenía su cara escondida entre las sábanas.
-Moby, aunque no comas Sid no va a volver. Estoy seguro de que el no querría que estés así- prosiguió el doberman mientras acariciaba el pelo del menor.
Este solo pudo volver a llorar. Ante esto, Claw bajo a la cocina y empezó a preparar una bebida. Era manzanilla. Claw volvió a subir a la habitación del portugués con la bebida en las manos. Entró y se la dio al menor el cual empezó a beber lentamente. Cuando acabo la bebida, se volvió a tumbar en la cama. Cuando el doberman estaba apunto de abandonar la habitación el sirecan se dejo escuchar.
-P-puedes quedarte aquí? Al menos... hasta que me duerma.
Claw, al escuchar eso, dio media vuelta y se tumbo en la cama con el portugués para empezar a darle caricias en el pelo. Eran hermanos, daba igual que no lo fueran de sangre, se querían mucho y darían lo que fuera por el otro. Los dos quedaron dormidos allí mismo.

Los otros cuatro canes seguían en el comedor, cada uno perdido en su mente. De repente, la puerta de la entrada se abrió. Todos miraron quien era el que había entrado por la puerta. Solo era Swittie. Tenían la esperanza de que lo ocurrido fuera una broma pero, parecía ser que no.
-Que pasa? Os han comido el alma?- hablo la chica que acababa de llegar. Desconocia la situación- Y Sid? No vi el coche fuera. Tampoco estaba el barco en el muelle.
-Sid ya no está. No va a volver- habló Hubcap.
-De que hablas?- la chica no comprendía.
-Sid está muerto. Te llamamos pero al parecer estabas más ocupada- prosiguió el chico.
-Muerto? Deja de bromear.
-No es ninguna broma Swittie- habló Arrby- Lo han matado. Ya no está. Si fuera una broma no estaríamos así.
La chica se quedó en silencio. No sabía que decir. No era ninguna broma, era de verdad. Su padre había partido sin despedirse. Le dolió pero,  también era una ventaja para ella. Ahora podría asumir el cargo de líder y conseguiría todo lo que quisiera. Incluso podría sacar a Moby del grupo.

Rato después, los que aún estaban despiertos se dirigieron a sus cuartos. Arrby pasó por delante del cuarto de Moby y no pudo evitar asomarse a ver el estado del chico. Sentía algo por él pero nunca fue capaz de confesarselo. Sid le había animado a que lo hiciera, a que nada saldría mal pero, él era demasiado cobarde para hacerlo. Se asomó y vio a los dos chicos dormidos juntos. Estaban abrazados pero eso no le provocó celo ninguno. Sabía que la relación de esos dos era únicamente como la de dos hermanos. Salio del cuarto y llegó al suyo. No podia dormir. No le hizo falta ni comprobarlo, notaba que debía encontrar al responsable de la muerte de su padre para poder dormir en paz. Empezó a buscar por internet noticias sobre el asesinato.
Tenía claro que ese hijo de puta las iba a pagar. Si tenía que matarlo con sus propias manos, lo haría.

CAOS PATROL ( A Paw Patrol history in spanish) CANCELADA‼️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora