Nota del Autor:
Este poema se presenta en dos versiones distintas, cada una explorando el mismo torbellino de emociones con palabras diferentes. Ambas reflejan la misma historia y sentimientos, pero desde ángulos distintos, ofreciendo una perspectiva única sobre la intensidad y la melancolía de la experiencia. Te invito a sumergirte en ambas y descubrir cómo el cambio en la expresión puede alterar y enriquecer tu interpretación.
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Versión 1;¿Cómo puedes salvarme, si no deseo ser salvado?
En el abismo de mi ser, solo anhelo el descanso.
Tu presencia me incita a luchar, a resistir,
pero cada intento es una derrota, un sufrir.¿Cuándo dejarás que me marche, que me desvanezca?
Cada mirada tuya es una promesa rota, una súplica.
Hipócrita soy, deseando tu partida, luego tu regreso,
anhelando encerrarte en mi mundo, en mi universo.¿Cómo puedes quererme, con este caos que soy?
Apuntándote, desafiando el destino, jugando a ser Dios.
Sabías que no podría, que mis manos temblarían,
que jamás te lastimaría, aunque mi alma lo pidiera.Quería morir en tus brazos, sentir tu calor,
ver tus ojos azules suplicando, deteniendo mi error.
"Siempre he sufrido", confesé, queriendo detenerme,
queriendo vivir por ti, no ver tu rostro dolerse.Pero el amor se tornó insufrible, insoportable,
empujarte, apuntarte, actos imperdonables.
Sabía que no lo harías, que no me lastimarías,
pero yo lo elegí así, en tu amor, mi agonía.El disparo resonó, y sobre ti caí,
tu abrazo fue mi lecho, tu grito, mi fin.
Al fin descanso, en tu dolorosa melodía,
el último sonido que escuché, antes de la eterna noche fría..
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.Versión 2;
¿Cómo puedes pretender salvarme? ¿No comprendes?
No busco salvación... anhelo el final, el cese del sentir.
Tu mirada me obliga a luchar, pero cada batalla es una derrota más,
una pérdida que supera lo que mi alma puede soportar.¿Cuándo permitirás que me desvanezca en la nada?
¿Cuánto estás dispuesto a dar? Mirarte a los ojos, reclamarte,
cuestionarte por qué me dejaste cuando juraste eternidad.
Qué hipocresía la mía, deseando tu partida y ahora tu regreso.Siempre quise que te marcharas, y cuando lo hiciste,
solo deseaba encontrarte, encerrarte, poseerte solo para mí.
Aún así, ¿cómo puedes venir y ofrecerme lo que deseo?
¿Cómo puedes quererme? Con el arma apuntada, listo para el final.Pero tú lo sabías, ¿verdad? Sabías que jamás podría herirte,
que mis manos temblarían, incapaces de robarte la vida.
Pedirte que me arrebataras el aliento era mi único deseo,
morir en tus brazos, sentir tu calor, ver tus ojos azules suplicantes.Dolía, tu mirada desesperada, tus palabras rogando que parara,
"Toda mi vida he sufrido", confesé, queriendo detenerme,
queriendo vivir por ti, no ver esa expresión tan lamentable.
Pero no podía, no quería, te amo, pero ya no lo soporto.Empujarte fue fácil, apuntarte mientras te rogaba que me mataras, no.
Sabía que jamás lo harías, que jamás me lastimarías,
pero yo lo quise así, él estaría contigo, él haría lo que tú no podías.
El disparo, el impacto, caer sobre ti, sentir la sangre fluir.Al fin, el descanso, pero tu grito doloroso, tus brazos rodeándome,
fue la agonía más profunda antes de sumirme en el descanso eterno.RossetDLuccy
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Cicatrices en Verso
PuisiCicatrices en Verso es mi santuario digital de poesía, un espacio donde comparto versos nacidos de la profundidad de mis pensamientos y sentimientos. Cada poema es un pedazo de mi ser, una expresión auténtica de las emociones que mis personajes desp...