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Lo peor de una historia es cuando no se sabe contar

Pov "rizitos"

Llegamos a un edificio justo cuando el sol empezaba a ponerse. Subimos por una escalera que chirriaba al paso. Todo se sentía viejo y oxidado. Finalmente L se detuvo frente a una puerta. A su alrededor había una capa de musgo, toda la puerta estaba cubierta de polvo, excepto la manija. Cabe recalcar que nos encontrabamos en el último piso de ese edificio que parecía abandonado por completo. Era un edificio de 4 pisos, no demasiado alto pero intimidante.

L abrió la puerta, la puerta sonó, necesita un poco de aceite. Él no me invitó a pasar, solo entró y yo entré detrás, cerrando detrás de mi.

–Alguien no cuida su casa- dije, aunque no creía que fuera posible vivir allí

–Sabes bien que no vivo aquí- entonces noté mucha ceniza de cigarro en el suelo

Solo logré ver la sala, la puerta hacia el resto del apartamento estaba bloqueada por una tabla y un candado. Había dos velas en el suelo, apagadas claro. Una libreta cerrada, con las hojas algo maltratadas, encima de ella un bolígrafo mordido. Pedazos de vidrio en la esquina de la habitación, algunos en la pared, tal vez un antiguo espejo. La situación del lugar parecía bastante lamentable.

–Te falta limpiar un poco- dije en broma

–Vamos arriba entonces rizitos- dijo él, acercándose otra vez a la puerta, ya yo estaba cansada de caminar

–Que sea rápido- fue cuando ví la escalera hacia el techo- Otra vez a subir- él no dijo nada ante esto

Entonces llegamos al techo. Me encontré con la mirada de L, pero este se había sentado en el borde del suelo, estaba a milímetros de una muerte segura. O tal vez solo exagero.

–Sal de allí- yo opté por quedarme parada, lo ví sacar un cigarro de su bolsillo, uno nuevo- Ahora es cuando me cuentas tu vida de mierda, o tu nombre al menos

–Luks

–¿Eh?

–Ese es mi nombre, morenita- eso me molestó un poco

¡¿Acaso por él tener una piel jodidamente hermosa y perfecta tenía derecho a ser racista?! Claro que sí. Digo...no

Antes de que me atreviera a hablar él habló:

–Es broma, no te enojes- al parecer alguien es bueno leyendo a las personas- Ahora dime el tuyo, o dime porque te mordias el labio cuando me viste por primera vez- mierda

–Soy Amber- dije, cruzandome de brazos

–¿Cómo la hermana de la princesa Sofía?

–Si, pero morenita y con rizitos

–Oye, que lo de hace rato no era para tanto- se rió para luego dejar salir el humo- Pareces de 18- dijo mirándome

–Que tengo 21

–Ostias policía, yo 20- volvió a mirarme- ¿Lo de tabla es herencia o tu eres así?

Sentí el rojo llegar a mis mejillas, estaba algo enojada.

–No te metas con mi cuerpo L- me senté a su lado, manteniendo un poco la distancia, aún no éramos nada, ni lo seríamos. No me atrevía a acercarme tanto

–Ya te dije mi nombre Amber- suspiró- Luks, L de loco, U de Urano, K de kakaseca y S de soltero hasta que tú quieras cojer- dijo eso último sonriendo coquetamente

–Te hubiera salido mejor si no me hubieras tirado el humo en la cara, imbécil- me reí para darle un pequeño empujón hacia atrás

–No me empujes, me voy a matar- dijo también riendo, parecía alguien agradable

–¿Cuándo me vas a contar sobre ti?- dije. Su risa se detuvo, me sentí como la mierda en ese momento. Había arruinado el ambiente

No me miró como solía hacerlo. No se levantó para irse. No sonrió. Se mordió el labio y cerró los ojos. Apretó el puño derecho (el cigarro estaba en el izquierdo) y echó su cabeza hacia atrás. Escuché como aguantó la respiración para luego soltar el aire. Entonces me miró fijamente.

–Iba a matarte

–¿Qué?- ok, esto era inusual, mucho más que toda su presencia

–Iba a matarte cuando te vi por primera vez- sacó un encendedor de su bolsillo, normal de un fumador

Mi terror vino cuando señaló un bidón de gasolina al otro extremo del techo. No, él no sería capaz. Él no era un monstruo. Él...no sé quién es.

–Vete- susurró

–Luks- murmuré

–¡Que te largues Amber!- me gritó

No necesité escuchar dos veces. Salí corriendo y bajé las escaleras. No sé cómo no lo noté antes. Era un lugar perfecto, nadie me escucharía si gritaba. Era sospechoso en si. Demasiado lindo para ser verdad. Me invitó sin conocerme.

Simplemente no podía creerlo. Luks... parecía tan confiable. Me equivoqué. Cuándo llegué a la calle me encontraba con los ojos aguados. Me encontré haciendo el mismo gesto que hace unos momentos no entendí. Eché la cabeza hacia atrás. Aspiré hondo.

Solté el aire...

No iba a llorar ahora...

Luks no quería hacerlo...

°Fricción°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora