𝐅𝐈𝐑𝐒𝐓 𝐑𝐔𝐋𝐄 || ʜᴀɴ sᴇᴏᴊᴜɴ

ˏˋ°6*➷ 𝐏𝐢𝐧𝐤𝐲 𝐏𝐫𝐨𝐦𝐢𝐬𝐞

╰┈➤ ❝ [No quiero pensar en nada ahora que pienso en ti.]

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NA SONRISA SE ABRIÓ paso en el rostro de Ji-an mientras miraba fijamente el casco negro y amarillo que sostenía en sus manos. En la escuela, una muy estresada Jug-yeong le había informado de cómo Seo-jun la había estado fastidiando constantemente para que le devolviera su preciado casco.

Así que, después de clase, las dos chicas acordaron encontrarse en la tienda de cómics, donde Jug-yeong podría darle el casco a Ji-an. La intención de Jug-yeong era que la chica devolviera el casco y así evitar tener que enfrentarse ella misma al enfadado chico.

Pero, sin que la chica lo supiera, Ji-an tenía otros planes.

Al oír que llamaban a la puerta de su habitación, Ji-an se levantó de la cama: "¡¿Quién es?!". Colocó el casco encima de su tocador mientras la persona detrás de la puerta hablaba, revelando que era Chin-Sun.

"¡Adelante!" Sentada de nuevo en la cama, Ji-an vio entrar a Chin-Sun con una bandeja llena de comida en las manos. La mujer mayor colocó la bandeja junto a Ji-an mientras la chica se la quedaba mirando sorprendida. "¿Cómo sabías que tenía hambre?".

"Supuse que la razón por la que no querías cenar era la presencia de tus padres". Chin-Sun explicó con su habitual sonrisa suave que siempre hacía que Ji-an se sintiera cómoda. "Y además siempre tienes hambre".

Al oír la última frase, una risita salió de la boca de Ji-an. Había olvidado lo que se sentía al tener a alguien que la conociera. Por mucho que a Ji-an le gustara su estancia en Miami, odiaba la sensación de volver a una casa donde no tenía a nadie con quien hablar. Sí, no vivía sola, pero no era lo mismo.

Ji-an cogió la bandeja y la colocó sobre su regazo. "Me conoces muy bien". Tomó un bocado de comida, un gemido no tardó en salir de sus labios mientras masticaba la deliciosa comida. "Muchas gracias. Pensé que tendría que pasar hambre hasta mañana".

"No hay problema, mi amor". Sonriendo, Chin-Sun señaló la bandeja. "Te he dejado mi número de teléfono, así que si alguna vez necesitas algo siempre puedes mandarme un mensaje". Al mirar la bandeja, los ojos de Ji-an se posaron en el papel doblado que había junto al cuenco de arroz. Al abrirlo, vio que había un número de teléfono escrito en él.

"Créeme cuando te digo que te enviaré mensajes constantemente. Sobre todo con la vuelta de mis padres". Chin-Sun suspiró, sabiendo lo difícil que era la relación de la chica con sus padres, especialmente con su madre.

Volviéndose hacia la puerta, Chin-Sun dijo: "Te dejaré sola para que puedas comer".

Levantando rápidamente la vista de su plato de comida, Ji-an negó con la cabeza: "¡Espera, no te vayas todavía! No quiero estar sola". Hizo contacto visual con Chin-Sun. "¿Sabes lo deprimente que es estar aquí sin nada que hacer? Si no fuera porque mis padres están en casa, ya me habría ido".