𝐅𝐈𝐑𝐒𝐓 𝐑𝐔𝐋𝐄 || ʜᴀɴ sᴇᴏᴊᴜɴ

ˏˋ15*➷ 𝐀𝐡𝐢́

╰┈➤ ❝ [Tal vez he salido furiosa de todas las habitaciones de esta ciudad] ❞

"BIEN, SI NO NOS CREES entonces te lo demostraré." Fue como si una fuerza desconocida se hubiera apoderado de su cuerpo y antes de que ninguno de ellos se diera cuenta cogió la mejilla de Han Seo-jun con la mano para que se girara hacia ella y poniéndose de puntillas se inclinó hacia delante presionando sus labios contra los de él en un beso.

Han Seo-jun se quedó momentáneamente helado en el sitio, pero se apresuró a cerrar los ojos. Tal vez no fuera real y todo fuera producto de su imaginación. Su mente le engañaba para que alucinara que algo, ese deseo que había enterrado bajo todas esas capas de sentimientos confusos, estaba sucediendo. Cerró los ojos porque aquello no estaba sucediendo de verdad y tarde o temprano la realidad se impondría y demostraría que todo aquello no era real.

Aunque, literalmente, unos segundos después, cuando la realidad se hizo realidad y se concentró en la sensación de los labios de Kim Ji-an contra los suyos y en la forma en que se amoldaban perfectamente el uno al otro, supo que era real.

Tenía que serlo.

Vacilante, le puso la mano en la cintura, inclinó el cuello hacia abajo para profundizar el beso y empezó a devolverle el beso. En ese momento, se permitió olvidarse de todo, de lo que le había traído hasta aquí y de Lee Su-ho. Lo único en lo que permitía que su mente se concentrara era en Ji-an y en lo cálidos que se sentían sus labios y su cuerpo apretados contra él. Qué cálido y agradable se sentía todo. Como estar finalmente bajo la luz del sol después de no haber salido de casa en más de una semana. Era abrumador en el mejor de los sentidos.

Tenía que disfrutar de esa sensación todo el tiempo que pudiera, porque no volvería a suceder. Por mucho que deseara que el momento durara para siempre, sabía que no sería así. Era algo único y debía considerarse afortunado y dar gracias a Dios por esta oportunidad entre un millón. Ji-an no lo besaba porque lo amara, de hecho nunca lo haría.

Siempre lo había sabido, pero incluso ahora, después de ese momento, era como si el universo quisiera recordárselo de nuevo. Porque cuando los dos se separaron del beso, la atención de Ji-an no estaba puesta en él sino en el lugar vacío donde Lee Su-ho estaba momentos antes. Su rostro se contorsionó en una expresión de decepción y miró a su alrededor, pero el chico no estaba a la vista.

Seo-jun no era estúpido. Sabía que esto podría haber arruinado todo por la forma en que Ji-an evitaba el contacto visual con él. Vio cómo se pasaba una mano por el pelo con cara de conflicto antes de soltar algo que no debería haberle dolido tanto.

"Perdón, me equivoqué".
Sin esperar su respuesta, Ji-an atravesó las puertas de su casa y se alejó de él, dejándolo de pie bajo la oscura noche que ya no le daba calor.

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Culpa y vergüenza era lo único que Kim Ji-an sentía mientras estaba tumbada en su cama lamiendo una paleta que había cogido de lo que ella personalmente había designado como su cajón de dulces. Desde que era pequeña tenía la costumbre de comer dulces cada vez que se sentía nerviosa o triste. Todavía tenía el teléfono en la mano después de terminar la llamada con Soo-ah y Soojin. Nada más entrar en su habitación les llamó explicándoles todo lo sucedido. Tenía que hacerlo, si no se habría vuelto loca con el millón de pensamientos que le rondaban por la cabeza.