Capítulo 2

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Aquí estamos, continuando esta historia que parece no tener fin. Aún no le he puesto punto final, porque sinceramente, quiero comprender qué pasa por su cabeza. Después del miércoles, decidí romper el silencio y enviarle un mensaje halagando su aspecto en una foto. Era inevitable; siempre me ha atraído su estilo y esa mirada de inocencia perdida. Si lo conocieran, entenderían lo cautivador y misterioso que puede ser. Aunque debo admitir que su carácter es difícil de tolerar: terco, orgulloso, a veces hasta rudo, pero indudablemente atractivo.

Le escribí porque lo extrañaba, aunque traté de resistirme. Le rogué a mi mente que dejara de pensar en él, pero luego me di cuenta de que debía disfrutar del momento y dejar que las cosas fluyeran. Al fin y al cabo, no tenía nada que perder. No lo amo, solo me ilusioné con la expectativa que había construido. Pero, ¿qué pasaría si nos tomamos las cosas con calma y él también se enamora? Eso me hizo reflexionar.

Sin embargo, entre líneas, me dejó claro que no quería que volviera a atormentarlo mentalmente. No entendí completamente su reacción hasta ahora. Supongo que se molestó porque pasé de hablarle constantemente a no decirle nada en un día. Una vez más, me culpé a mí misma por la actitud inmadura de la otra persona. O tal vez no se refería a mí, pero ¿cómo puedes pedir claridad si no son nada?

Ahí estaba yo, una vez más, lamentándome por lo que pudo haber sido. Quizás debería dejar que las cosas fluyan. Pero esto solo empeoró nuestra frágil amistad. Ya no sentía lo mismo por él. De hecho, le conté que estaba celebrando el Día de la Madre y su única preocupación fue mi seguridad. En lugar de eso, esperaba que me invitara a salir. Le pregunté si estaba ocupado, pero me respondió que no. Eso confirmó que no le interesaba verme. Me enfadé y le llamé idiota. Sé que fue un impulso, pero su actitud me estaba lastimando profundamente.

Así que me fui a casa llorando, con ganas de mandar todo al diablo.

Cuando llegué a casa, abracé a mi pequeño hijo y me permití descansar. Al día siguiente, lo soñé. Soñé que venía a mi casa, tocaba la puerta y quería hablar conmigo. Nos besamos y, de repente, desperté. Desearía que ese sueño hubiera durado una hora más. Entonces, reuní valor y le confesé mis sentimientos. Su respuesta fue descorazonadora: "Espero que encuentres un amor bonito, porque no soy yo". Lloré, como una niña pequeña.

Curé la herida que yo misma había causado, como cuando mamá te dice a los cinco años que no uses cuchillos porque no tienes la fuerza ni la habilidad y terminas cortándote. Sabes que te advirtieron, viste las señales, pero la terquedad y la ilusión te impiden ver.

Así soy yo. No me importa perder, porque valoro la experiencia. Si veía potencial en él. Es un buen chico, aunque en este momento esté herido. No sé si habrá un Capítulo 3. Lo único que sé es que seguiré queriéndolo un poco más, hasta que ya no duela. Y cuando ese momento llegue, con él o con cualquier otro, estaré lista para amar de nuevo.

Cuando te conocí Where stories live. Discover now