Capítulo 4.

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La habitación brillaba con la luz del sol que se filtraba a través de la ventana, iluminando cada rincón con un resplandor cálido y reconfortante.

Los párpados de Seungmin se alzaron con pesadez mientras se retorcía entre las sábanas, estirando su cuerpo adormilado. Al procesar lentamente su entorno con meticulosidad, se percató de que no se encontraba en su hogar habitual. La habitación era desconocida, con una atmósfera ajena que lo dejó perplejo.

Seungmin se sentó torpemente en la cama, su mente luchando por procesar lo que había ocurrido. La confusión se mezclaba con una creciente ansiedad al darse cuenta de que estaba completamente desnudo, lo que lo alertaba aún más sobre su situación. Mientras buscaba desesperadamente recuerdos borrosos, su mirada se posó en el alfa a su lado. Reconoció de inmediato al responsable de aquel encuentro, acostado de espaldas y ajeno a su angustia. Una expresión de llanto, mezclada con incredulidad y un toque de humor, se dibujó en el rostro de Seungmin al contemplar la escena ante él.

Empezando con el pie izquierdo, normal. Pensó mientras pasaba sus manos por la cara para despertarse.

Seungmin se levantó de la cama que compartía con un hombre que no conocía. Sus movimientos eran torpes, como si su cuerpo estuviera desconectado de su mente. Avanzó por la habitación con pasos descoordinados, buscando su ropa como un loco en busca de salvación, un mal intento de escapar de ese hombre. Con cada prenda que encontraba y se colocaba, la bruma de la noche anterior se iba despejando, y su cerebro se encargó de recordarle algunos flashbacks.

No pudo contener la vergüenza que sentía, sus mejillas se pusieron rojas mientras su cara mostraba arrepentimiento.

Una vez vestido por completo, se apresuró a recoger sus zapatillas y se encaminó hacia la puerta. Con manos temblorosas, intentó girar la manija con la esperanza de encontrar una salida rápida. Sin embargo, la puerta permaneció obstinadamente cerrada, resistiéndose a sus intentos desesperados. Con cada intento fallido, su frustración creció, y se maldijo mentalmente por haber confiado en su supresor, pero sobretodo haberle hecho caso omiso a Jisung.

— ¿Ya te irás? —quejó alguien detrás de él, como si se estuviera estirando sobre la cama.

Un escalofrío helado se deslizó por su columna vertebral, temiendo a girar aunque sabía que no tenía otra opción. Seguramente él tenía la llave, y esa certeza lo obligaba a enfrentarlo.

Seungmin se giró lentamente, sus ojos se encontraron con la figura masculina recostada en la cama. Las sábanas apenas cubrían su cadera, revelando unos pectorales marcados y un abdomen definido. La visión lo dejó momentáneamente sin aliento, sintiendo como si se atragantara con su propia saliva. Tosió, intentando desviar la mirada de aquel torso tentador mientras luchaba por controlar su tranquilidad.

— No seas tímido. —rió— ¿Buscas la llave? —dijo mientras sonreía, pero sus párpados estaban completamente cerrados por el cansancio.

— Dámela. —dijo en seco, sin vacilación.

— Primero, tú nombre. Luego la llave. —abrió sus ojos y miró coqueto mientras seguía sonriendo.

Un alfa que disfrutaba viendo un omega humillándose, como todos los demás... Giró los ojos con un destello de impaciencia mientras aguardaba pacientemente a que este cediera la llave, sin necesidad de pronunciar su nombre.

— Por lo que veo, no quieres irte. —rió sarcásticamente mientras alzaba la llave con su dedo, dejándola balancearse con un brillo metálico— ¿Vendrás por ella o revelarás tu nombre? Puedo esperar horas.

Seungmin frunció el ceño, incapaz de forzarlo pero consciente de que prolongar la situación solo lo volvería más insoportable.

— Seungmin, Kim Seungmin. Déjame ir, maldito loco. —confesó por fin, con un deje de resignación en su voz.

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⏰ Última actualización: May 23 ⏰

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