𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 17 𝐄𝐬𝐭𝐚𝐊𝐚𝐬 𝐊𝐮𝐞𝐫𝐭𝐚𝐬

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A=texto narrativo
A=pensamientos de los personajes
A=diálogo de los personajes

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Durante varios segundos, Thomas sintió que el mundo se había congelado.

Un gran silencio al trueno de la puerta y un velo de oscuridad cubrió el cielo, como si hasta el sol hubiera huido temeroso ante lo que acechaba dentro del laberinto.
Las últimas luces del crepúsculo se habían apagado y los muros colosales parecían enormes tumbas en un abandonado cementerio de gigantes.

Se recostó contra la roca, abrumado por lo que acababa de hacer y aterrorizado antes las posibles consecuencias.

Un quejido agudo de Alby y los quejidos de Minho lo hicieron volver a la realidad. Se separó de la pared y corrió hacia ellos.

Minho había logrado ponerse de pie con mucho esfuerzo pero, aún en la semi oscuridad, su aspecto era horrible: sudoroso, sucio y lleno de rasguños.
Alby estaba en el piso y lucía mucho peor, con sus ropas desgarradas y los brazos cubiertos de cortadas y moretones.
Le recorrió un escalofrío ¿Acaso habría sido atacado por un penitente?

-Nuevito- dijo Minho -Si piensas que fuiste valiente al venir acá, vas a tener que escucharme. Eres el garlopo más miertero que conozco. Ya estás muerto, igual que nosotros-

Sintió que la cara se le encendía. Había esperado al menos un poco de gratitud.
-No podía quedarme ahí sentadado y abandonarlos a ustedes aquí-
-¿Y de qué nos sirve a nosotros?- prosiguió, con una mueca de irritación -Como quieras, wey, rompe la regla número 1, matate, no me importa-
-De nada. Sólo trataba de ayudar- susurró. Tenía ganas de darle un golpe en la cara.

Minho dibujo una sonrisa forzada; luego se volvió a arrodillar junto a Alby.

Thomas lo observó atentamente y se dio cuenta de lo mal que estaban las cosas.
El líder parecía estar al borde de la muerte. Su piel oscura estaba perdiendo el color velozmente y su respiración era rápida y poco profunda.
La desesperanza se apoderó de él.

-¿Qué pasó?- preguntó, dejando de lado su enojo.
-No quiero hablar de eso- dijo Minho, mientras le tomaba el pulso y se inclinaba para escuchar el corazón -Digamos que los penitentes saben hacerse los muertos muy bien-

Esa afirmación lo tomó por sorpresa.
-¿Entonces, lo... picaron? ¿Lo pincharon? Cómo sea ¿Está pasando por la transformación?-
-Te queda mucho por aprender- fue su única respuesta.

Quería gritar. Ya sabía que tenía mucho que aprender, por eso mismo estaba haciendo preguntas.

-¿Se va a morir?- se obligó a decir, sabiendo lo superficial que sonaba.
-Es probable, dado que no logramos regresar antes del atardecer. Podría morír en una hora. Yo no sé cuánto tiempo se puede soportar sin el suero. Claro que nosotros también estaremos muertos, de modo que no te pongas a llorar por él. Eso mismo, bien muertos en poco tiempo-

Lo dijo tan naturalmente que a Thomas le costó procesar el significado de sus palabras. Pero pronto la dura realidad de la situación lo alcanzó.

-¿En serio vamos a morir?- pregunto, incapaz de aceptarlo -¿Me estás diciendo que no tenemos ningún posibilidad de salvarnos?-
-Ninguna-
-Vamos, tiene que haber algo que podamos hacer ¿Cuántos penitentes nos van a atacar?- pregunto, harto.

Echó un vistazo por el pasillo que llevaba al interior del laberinto, como esperando que las criaturas aparecieran, atraídas por la mención de su nombre.

𝐓𝐇𝐄 𝐌𝐀𝐙𝐄 𝐑𝐔𝐍𝐍𝐄𝐑 1 (𝐂𝐎𝐑𝐑𝐄𝐑 𝐎 𝐌𝐎𝐑𝐈𝐑)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora