2 - Damm, this it's fair

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Jisung corrió a decirle a Seungmin que se iba. Su mejor amigo ya estaba acostumbrado a que Jisung vaya a pasar la noche con alguna nueva conquista, por lo que le dio las habituales advertencias y lo dejó ir. El alcohol estaba haciendo efecto en el coreano, los besos que compartió con su nuevo conocido se habían encargado de activar cada uno de sus nervios, y la bebida multiplicaba cada sensación. Jisung se sentía emocionado de haber descubierto a un chico así de guapo, y un poco orgulloso de que un hombre un poco mayor se fije en el. Aunque lo negara, tener a tantos chicos esperando por una oportunidad con el elevaba su ego.

El mayor lo tomó por la cintura y lo guió hacia la salida, donde un taxi los esperaba. Al subir al asiento trasero se encargó de accidentalmente dejar caer su celular al suelo, para inclinarse y darle a su acompañante una vista previa de lo que tenía. No hablaron mucho en el camino, pero el chico no perdió oportunidad para, con disimulo, meter su mano entre las piernas de Jisung y acariciar con posesividad la cara interna del muslo. Jisung miraba por la ventana en un intento de retenerse. No estaba acostumbrado a que alguien se muestre dominante sobre el, pero lo estaba volviendo loco. Estaba emocionado por haberlo conocido, y no podía esperar a contarle todo a Félix. Se iba a desmayar cuando se entere que había logrado conquistar a un hombre mayor.

Llegaron a la residencia para estudiantes de intercambio. Jisung ya había estado ahí antes, hacía amigos con facilidad y lo invitaban a todas las fiestas clandestinas en los dormitorios. Agradecía que se dirigían hacia uno individual, no estaba dispuesto a repetir la experiencia de su primer año, cuando el compañero de cuarto de el chico con el que salía los encontró en una situación comprometedora.
El mayor se colocó detrás de el en cuanto entraron al ascensor. Sus manos se pegaron como imanes a su cintura, Jisung empezaba a descubrir los gustos de su conquista. Volteó a mirarlo por sobre su hombro, y con una sonrisa coqueta se movió un poco para dejar su cuello al descubierto. El chico entendió la indirecta al instante, y se inclinó para besarle esa área.

El ascensor se abrió y el desconocido empujó ligeramente a Jisung para que avancen, sin soltarlo ni separar los labios de su cuello. El pasadizo de la residencia se encontraba vacío a esas horas, lo único que se escuchaba era el ruido amortiguado de una fiesta un par de pisos más arriba, y el mayor aprovechó la privacidad para pegar a Jisung contra una pared y presionar su cuerpo al de el. Jisung jadeó agudo ante los rudos movimientos, sorprendido de lo mucho que le gustaba.

— Dios, eres precioso — el chico susurró en su oído y luego chupó el lóbulo, con lo que se ganó otro jadeo suave —. No puedo creer que no te haya visto antes.
Jisung se giró con rapidez y atrapó los labios contrarios. Lo besó desesperado, con desorden y pasión, mientras sentía unas manos que bajaban por su trasero.

— ¿Me llevas a tu habitación? — habló con voz agitada y ojos oscuros.

El chico asintió y con rapidez sacó sus llaves y se dirigió a una de las puertas al otro lado del pasadizo. Jisung se mordió el labio inferior y lo siguió, deseoso por lo que sabía que iba a pasar. Cuando entró, le sorprendió el orden del lugar. Todo se encontraba perfectamente organizado, había un amplio escritorio libre de objetos, un pequeño sofá al lado de la ventana, y la cama pulcramente tendida con cojines decorativos, y no podía esperar a desordenarla. El misterioso extraño le llamaba muchísimo la atención, y solo quería descubrir qué tenía para ofrecerle.

Jisung se sentó sobre el colchón y observó a el otro chico retirarse los zapatos. Recorrió con los ojos el cuerpo de su acompañante. Su pantalón abrazaba a la perfección cada una de sus curvas. Sus labios eran abultados y suaves, y tenía una expresión de tranquilidad increíble, que lo escondía tras una capa de aparente inocencia y desaparecía cada que sus ojos se posaban en Jisung y el deseo invadía su rostro. Notó que el menor se había subido a su cama al instante, sin pedir permiso, y pensó que era un chiquillo con el que podía jugar un poco. Le resultaba un enigma encantador, tan coqueto y sensual cuando se lo proponía, pero un príncipe caprichoso y sumiso apenas le daban un poco de lo que quería. Quizá lo único que le molestaba un poco es que tenía expresiones muy similares a las de su reciente ex novio, pero asumió que era su subconsciente jugándole una mala pasada que decidió ignorar. Jisung era un caramelo de pura tentación, y esa noche era solo para el.

Break up with your girlfriend - MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora