20| "Diez mil maneras de morir"

53 9 6
                                    

Para los que son
como la luna,
en sus diferentes fases

Para los que son como la luna,en sus diferentes fases

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

7 días, antes que todo se jodiera.

Jake:

—¿Qué haces aquí? —me pregunta Alice, en forma de reclamo.

—Yo también me alegro de verte—dije irónicamente y mirando, a lo lejos, hacia la habitación de Alexa. Tenía la esperanza de cruzármela, pero su puerta cerrada tumbó toda posibilidad.

—No estoy para tus idioteces, Jake—bufa—. Vete de aquí.

—Cuando hable con Alexandra—hice un ademán por irme, pero Alice me agarró de la chaqueta.

Me cago en todo.

—No vas hablar con nadie. ¿Te has vuelto loco?

—Necesito hablar con ella y saber que ocurrió en estos días.

Ella volteó sus ojos hacia arriba.

—¿Quieres saber realmente qué le ocurrió?—arqueó una ceja. Yo asentí atento—. La llevaron a los bajos de la clínica. A asas habitaciones a las que mamá nunca nos dejaba ir de pequeños. Y...—tragó saliva—le pusieron electroshock—terminó de decir con la voz quebrada. Como si le costase pronunciar esas doce letras.

Abrí los ojos tanto como pude. El corazón se me ahogó en un inhalo. Mi mente no reaccionaba. El mundo se me vino abajo en dos segundos. En mi mente, existía la esperanza de que fuese mentira. De que todo sea invenciones de mi hermana, para alejarme de Alexandra.

—Si esta es tu forma para que yo me aleje de ella, es muy bajo por tu parte.

—Pues ve y compruébalo tú mismo—señaló con la mano, en dirección a la habitación de Alexandra—. Fíjate en sus muñecas. Están dañadas. Y su mirada, es miedo puro.

——No, esto no, joder. Esto no—llevé mis manos hacia detrás de mi nuca. No tenía ni puta idea de que hacer. No pensé que llegarían tan lejos.

—Ya le has hecho mucho daño, Jake. Aléjate de una vez. Alexandra ha tenido una vida difícil y lo menos que necesita es más caos.

—No puedo, maldita sea. Soy incapaz de alejarme—maldecí con rabia—. Hasta hace unos meses, creía que todo lo bueno que hay en mi se murió, junto a papá, el día del accidente. Me repetía constantemente, que era yo el que tendría que estar tres metros bajo tierra y no él. Que yo era el problema de todo. Que era defectuoso. Pero cuando conocí Alexandra, la vida tuvo un poco más de sentido. Ella logra sacar ese pedacito bueno, que ni yo sabía que existía. No me pueden quitar eso, joder—hablé sin pensar en lo que decía. Solo solté todo lo que tenía atorado en el pecho . Vi como sus ojos verdes, se tornaron cristalinos y la piel barbilla se arrugaba.

Las luces de Venecia.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora