Capítulo I.

57 4 0
                                    

Un suspiro cansino escapó de los labios de aquel joven, su mirada apagada se posó en las compras frente a él, su cuerpo pesaba horrores. Caminó con cuidado por las calles de la concurrida ciudad hasta finalmente llegar a su hogar. Con una sonrisa pesada abrió la puerta de su departamento, sonriendo en grande cuando el pequeño cuerpo de una niña corrió hasta él.

—¡Hermano! —La alegre voz de la infante rompió aquel silencio, con cuidado dejo las compras sobre el suelo, agachándose para abrazar con fuerza a la niña de apenas siete años, quien depositó un tierno beso en la mejilla del mayor.

—Hola pequeña, ¿Cómo te fue hoy? —preguntó con dulzura, acariciando la cabeza de la menor.

—Es una niña muy dulce, fue responsable y terminó sus deberes antes que llegarás —respondió la voz de una mujer, misma que se dejó ver al instante, una señora de unos treinta y cuartro años, quien sonreía ante la imagen de aquel par de hermanos—. ¿Cómo te fue a ti, cariño? —preguntó ella, ayudando al joven a tomar las compras.

—Muy bien, gracias por todo señora Lee, realmente me siento muy agradecida con usted —La mujer sonrió con dulzura, mientras era seguida por el par de hermanos, la pequeña niña aferrada a su mayor y este la dejaba ser—. Logré encontrar una nueva oferta de trabajo, la paga será muy buena, pero... —Su mirada se apagó notablemente, algo que la mujer notó al instante.

—¿Tendrás que viajar una vez más? —El menor bajo su mirada apenas, mientras asentía.

—Mi jefe lo comentó, me dijo que sería de gran ayuda para nosotros, me dijo que era de un socio suyo. Pienso rechazarlo, sé que él nos ha ayudado mucho, pero no puedo dejarlas tanto tiempo solas —La mujer asintió en comprensión.

—¿Cuántos días serían? —inquirió curiosa. Los trabajos fuera de la ciudad era algo que el menor aprovechaba al máximo, pocos días estaba fuera, normalmente eran recados menores, donde llevaba informes a otras personas y traía información a su superior. La mujer desconocía del todo del trabajo, pero confiaba en el menor al saber que no se trataba de nada ilegal, por el contrario, sabía que este trabaja con médicos, pero poco conocía de sus labores. Si bien el menor no tenía el mejor puesto, su jefe conocía su situación y las ayudas constante eran una bendición para el menor

—Dos semanas, es mucho tiempo, nunca estuve fuera por demasiados días —respondió con una triste sonrisa, acariciando los cabellos de su hermana menor, quien sonrió, sin prestar atención a la plática de sus mayores.

—Deberías aceptar, podrás ahorrar más dinero para tus estudios —El varón asintió con desánimo, sintiéndose algo ilusionado con eso, pero esa ilusión poco duro.

—Pero no puedo dejarle tanta responsabilidad, mucho hace ya por nosotros —La fémina comprendió su preocupación, por lo que sonrió con dulzura.

—Yuna me pidió cuidar de ustedes, jamás pediría algo que pusiera en riesgo tu vida o la de la pequeña Suni. Sin embargo , quiero que puedas crecer como persona. Yo correré con los gastos de la pequeña Suni, puedo hacerlo y soy feliz de hacerlo, pero sabes que las universidades son muy costosas, prometo ayudarte con todo, sólo debes ahorrar para conseguir tus sueños —comentó, tomando entre su brazos a la niña, quien no se quejó, abrazándose de inmediato al cuerpo de la mayor—. JiMin, cariño, esos trabajos extras sin duda son una ayuda, tu jefe está buscando que logres entrar a una buena universidad, incluso te instruye en cosas para que logres comprender mejor, ¿Dejarás pasar todas esas oportunidades? —El menor bajo su mirada. La mujer tenía razón, no podría dejar de lado esa oportunidad, era algo por lo que tanto había luchado.

—Pero aún estamos en vigilancia —Recordó molesto.

—Lo sé, pero no pasará nada, aún están conmigo, podremos lograr salir de este lugar y darle una mejor vida a Suni —Ambos se miraron por un extenso silencio. El joven sonrió cansado, asintiendo con más seguridad.

—Muchas gracias, señora Lee, prometo pagarle todo —Ella sonrió mientras negaba, dándose vuelta con la pequeña aún en brazos.

—Esta bien mi niño, luego de esto procura mantenerte fuerte, recuerda que las cosas que vendrán serán muy pesadas de ahora en adelante —Él afirmó con una sonrisa.

—Lo sé... —murmuró ido, caminando hasta la sala, su mano se dirigió al collar que colgaba en su pecho, sonriendo ante la sensación de calma que lo invadió al instante. Todo estaría bien.

Esposo de Min.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora