𝟶𝟸 || 𝚄𝚗𝚊 𝚐𝚛𝚒𝚎𝚝𝚊 𝚎𝚗 𝚕𝚊 𝚊𝚖𝚒𝚜𝚝𝚊𝚍

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Jeongin le cuenta a Chan cómo conoció a Felix.

El día en el que renuncié a Minho, como familia, como hermano; ese día en el que decidí ir en búsqueda de una anhelada sensación llamada "la calidez de un hogar", conocí a mi mejor amigo Lee Felix.

Recuerdo que la primera cosa que hice luego de dejar mis maletas en la habitación de Soobin, fue colocarme el delantal para ayudarle a él y a su abuelo con el negocio. Me sentí muy agusto con ellos desde el principio, mas estaba ansioso por pagar el precio de su caridad. Se sentía extraño reír, en mi anterior "hogar", la risa no era más que el reflejo de la mente ahogándose en un mar de ignorancia.

El negocio no iba bien ese día, no habían clientes, y a pesar de ser una familia pobre, ellos no se desanimaron.

"Lo bueno tarda en llegar, querido" solía decir el abuelo Yang.

Cuando el timbre de la puerta sonó, me apresuré a atender a los comensales. Estaba ansioso, sobre todo cuando vi algo inusual: uno de los clientes —un chico de mi edad— poseía un aura deslumbrante, una sonrisa encantadora, anunciaba ser, sin palabras, la reencarnación de un ángel en la tierra.

Se trataba de Felix.
Iba acompañado de Seungmin y otras tres personas que desconocía.

Cuando me acerqué, puse mi mejor cara, y recité las mismas palabras con las que Soobin me había recibido el día que nos conocimos en aquel local.

—¡Bienvenidos a Soul Kitchen, donde probarán el mejor caldo de kalguksu preparado por las manos de un abuelo amoroso, el abuelo Yang Jiseok de Busan!

—¡Oh! —Felix me había reconocido—. Tú eres "el chico lindo de Seúl".

Recuerdo haber demostrado desconcierto ante aquel apodo, mas él no tardó en explicarme que era la forma que utilizaba para referirse a mí cuando hablaba respecto a la exposición de fotografías que había realizado en Gyeonsang.

Cuando entregué sus órdenes, él pidió que me sentara a conversar con su grupo. Fui alentado por Soobin y el abuelo Yang.

Felix fue quien me recomendó la escuela de artes. Yo ignoré el hecho de que mi hermano iba a ese lugar, y persuadido por Felix, acepté.

—Pude ver lo que querías transmitir en esas fotografías —admitió, con un brillo cautivador en sus ojos—. Tocaron mi corazón. Hubo una en específico que captó mi atención. No mentiré, quería llevármela a casa.

—¿Cuál?

—La de la mariquita en el agua. Estaba muerta, ¿no es así? Y sin embargo...

Y sin embargo seguía manteniendo su vibrante color rojo.

Arrastré a Soobin a la escuela de artes, no obstante, él no pudo entrar. Tiempo más tarde me enteré que había aplicado, pero no podía costearlo. El abuelo necesitaba sus medicinas, y Soobin ser su ayudante en Soul Kitchen.

Felix era demasiado popular en la escuela de artes que le costaba seguirle el paso. Siempre se decían cosas buenas acerca de su persona, de sus aspiraciones, de su talento. Era inevitable no voltear a ver cuando Felix estaba cerca. No podías apartar la vista de él. Yo era una sombra más, siguiéndolo a todos lados, mas él nunca se olvidaba de mí.

—Innie, ¿cuál es tu sueño?

—Me gustaría ser un director de cine reconocido. A pesar de que no soy muy fanático de las películas, sí soy un amante de la vida. Me gustaría documentarlo todo. ¡Lixxie, aparece en uno de mis filmes!

『𝑩𝒖𝒃𝒃𝒍𝒆𝒈𝒖𝒎 𝑩𝒓𝒂𝒊𝒏 🍒』、Hyunlix AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora