∆ 𝙄𝙣𝙩𝙚𝙣𝙩𝙤 1 ∆

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El día no era diferente a algún otro y la armonía se mantenía en el arroyo, sin embargo para un niño en particular los días empezaron a ser diferentes, pues sus días ya no se concentraban en jugar o hacer actividades con su grupo, sino que ahora sus días se iban pensando en cierta persona.

¿En que momento inicio a pasar? No tenía ni idea y en realidad no era algo que importará mucho. Aunque si era sincero empezaba a molestarle, pasaba horas y horas de su día pensando en ese niño baboso el cual probablemente ni sabía que existía, cosa que le hacía perder mucho tiempo y a la larga se sentia mal de saber que en realidad puede que todo lo que imagina nunca suceda.

Su día pudo haber pasado así, pensando en él y lamentandose por él, sin embargo un par de chasquidos hizo que entrara en razón y volviera a su realidad.

—¿Hola? ¿Siquiera estás escuchandome?—menciono molesta.

—S-Si señorita Eliza, la oigo.

—Pues si tanto me oyes, ¿Por que no has ido a traer los dulces que te pedí?

Trago profundo y cerró levemente sus ojos pues estaba apunto de pronunciar palabras que muy probablemente traerían muchas consecuencias negativas para él.

—¿Que dulces?

∆•∆•∆

George caminaba intentando no pensar en la oleada de gritos que hace unos minutos acababa de recibir por no ser capaz de "escuchar y memorizar la información" y esque no era la primera vez que pasaba últimamente, pues cada vez se hundía más en sus pensamientos y por lo tanto se desconectaba de la realidad.

Caminaba hacia el árbol del trueque, y generalmente era el único de su grupo que iba por allí, pues a Eliza no le gustaba mezclarse con la "gentuza" y Jane solo concordaba con cualquier cosa que ella dijera, así que a él le tocaba ser el mandadero.

No era complicado si lo pensaba, pedir, comprar y volver, pasos simples que no tendrían porque complicarse. Se acercó y pidió lo que quería a la dueña del pequeño negocio, quien le pidió esperara un momento para conseguir lo que quería. George sencillamente veía cualquier cosa con tal de distraerse un poco pero de pronto noto una precensia más a su lado y fue una total sorpresa para él ver quién era.

Se trataba del culpable de que haya estado tan sumergido en sus pensamientos y que haya recibido tantos gritos, un niño castaño con un semblante indiferente y que podía pasar totalmente desapercibido pero para él no.

George se había negado a aceptarlo por mucho tiempo pero era la realidad, él le gustaba, y ya hace tiempo que lo hace, sin embargo se le hacía raro pues nunca había tenido la oportunidad de hablar directamente con él por lo cual no lo conocía tan a profundidad como le gustaría.

Estaba en un debate mental acerca de lo que debería de hacer, pues puede que el universo le esté dando el pase para iniciar una conversación y no debería desaprovecharla, así que...

—H-Hey que tal.

—Hola—menciono indiferente.

El corazón de George latía a más no poder y estaba muy nervioso, ¿Que debía decir ahora? ¿Como estaba? ¿Su color favorito? ¿Debería confesarse? Demasiadas interrogantes como para contestarlas todas, debía sacar un tema de conversación, no quería perder la oportunidad de hablar con el chico que le gustaba.

—¿Que tal tu día?

—Supongo que bien.

—Eso es bueno, ¿Vienes seguido aquí?

—Si.

George asintió y su mirada se perdió otra vez en cualquier cosa, parecía que no tenía intenciones de conversar pues su tono de hablar era muy cortante al igual que sus respuestas y no sabía cómo podría sacar más conversación.

—¿Y que te trae por acá?

—Solo vengo por algo de comer

—Yo tambien—dijo sonriendo—A propósito soy George, es un placer.

—Si, ya te conozco.

De pronto los ojos del peliazul se abrieron y su respiración se aceleró un poco, ¿Entonces si sabía de él? Eso le emocionaba, quizá era exagerado, pero fue algo natural que salió de él y en esos pequeños segundos miles de ideas cruzaron su mente sobre cómo pudo saber de él, la mayoría terminaban en la conclusión de que a él también le gustaba causando una sonrisa en su rostro.

—¿En serio? ¿Y como?

—Soy el guarda secretos, y la mayoría de botellas en mi guarida tiene adentro tu nombre y el de tus amigas.

En ese momento su expresión cambió totalmente y su mente quedó en blanco dejando a un lado cualquier otra cosa que estuviese imaginando, sin duda hace unos segundos estaba en las nubes y ahora cayó directo a tierra y se hundió 100 metros.

—Esta tardando mucho, creo que mejor me voy, adiós —se despidió el castaño para después ir a caminar.

El peliazul quizo detenerlo con su mano pero se detuvo y empezó a llenarse de frustración internamente, no puede creer que la primera conversación con él haya sido así de cortante y de paso se enteró que más de la mitad del arroyo lo odia, que no es cosa nueva pero igual dolía recordarlo.

—Aqui están, gomitas de serpiente frescas.

Esas palabras interrumpieron los lamentos internos de George quien volteo a ver a la contraria con algo de molestia y se acercó a tomar la bolsa.

—Si tan solo hubieras llegado un minuto antes, te habría pagado el triple por estas cosas—dijo entre molesto y triste.

Luego de sus palabras puso en el mostrador con fuerza un plato con baterias encima e inicio a caminar de regreso a su guarida, definitivamente iba a ser difícil intentar entablar una relación con él.

~Intento 1~
FALLIDO

𝘏𝘰𝘭𝘢, 𝘮𝘦 𝘨𝘶𝘴𝘵𝘢𝘴 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora