☆ ❝ 𝐂𝐀𝐂𝐄𝐑𝐈𝐀 ❞ ☆

❛ three ❜

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─Dime HyunJin, ¿Que es lo que recuerdas?.

Blanco.

El color Blanco desde el lado psicológico era bien conocido que era un reflejo de la inocencia, la pureza del alma. Así mismo como la limpieza, la creatividad de la mente y reflexión de los pensamientos.

Pero, en lo espiritual, el color Blanco es sinónimo de perfección.

Es curioso, ¿No?.

El como un simple color puede tener tantos significados contradictorios, tantas historias ocultas que se entrelazan de cierta manera para crear algo más profundo.

Algo como…

Los Recuerdos.

¿Qué son los recuerdos exactamente?.

¡Oh, cierto!. ¡Él ya se lo había explicado!.

Eran todas aquellas memorias del pasado que estaban en lo profundo de su corazón y mente. Sean buenas o malas.

Esas fueron sus palabras. Directas y sin ningún tipo de gracia, no como las de Yesung, quien solo se limito a contestar; "Que te importa, dame diversión".

─¿Estás teniendo un recuerdo blanco?.

Una voz suave provino de aquel lugar pintado de blanco, sin ver absolutamente nada, solo se digno negar lentamente, su cabeza casi sin moverse.

De pronto, el color blanco desapareció y fue sustituido por una bomba de colores fríos y opacos.

Sus ojos curiosos no tardaron en perderse, dejando de concentrarse en lo que ocurría a su alrededor, solo segundos después, llevo su mirada al frente, intentando enfocar lo que ocurría delante de él. El hombre que estaba enfrente suyo le regaló una sonrisa amable, mostrando sus dientes y estirando su mano derecha hacia él.

─¿Qué es lo que recuerdas, mi amor?.─ Su voz era muy cálida, se sentía como una suave caricia después de haber estado temblando de frío.

─B-blanco…─ Susurró. Su voz salió en un ligero hilo, tan frágil e inestable que incluso el se preocupó.

El hombre cambio su sonrisa a una más pequeña, HyunJin quiso decirle que volviera a la otra sonrisa, que esa sonrisa no era tan bonita, pero, no se atrevió.

El señor se sentó a un costado de él, con sus brazos rodeó su cuerpo y lo pego a su pecho. Era como un abrazo, pues podía escuchar los latidos del corazón del hombre.

Aquello se sentía… Bien.

Era relajante, los malos pensamientos se iban como arena entre sus manos y era cambiados por una cristalina y radiante agua. Aunque eso no duró mucho.