❛ dos ❜

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Cuando eres pequeño, tus padres siempre te advierten que no debes hablar o recibir cosas de extraños.

Que los desconocidos nunca tienen buenas intenciones con los inocentes y bonitos niños pequeños.

Es como una ley de la vida, una enseñanza que los padres más amorosos o los que minino se preocupan por sus hijos la llevaban a cabo.

Pero...

A HyunJin nunca le enseñaron eso.

Desde muy pequeño siempre estuvo solo, su madre era una alcohólica que robaba centavos para seguir con su vicio. Su padre por otro lado solo llegaba a la casa, tenía sexo con su madre y después se iba.

Curiosamente nunca hubo violencia en su casa. Su padre nunca obligó a su madre a tener relaciones, si ella no quería se iba después de saludarlo. Y su madre nunca lo golpeó o regaño por no poder beber alcohol.

Aunque eso es lo poco que recuerda.

Su mente está hecha papilla, no puede pensar coherentemente en su pasado pues todo se ve borroso. Ni siquiera recuerda los rostros de sus padres, solo los ve en sus sueños con unas cruces rojas.

El único recuerdo que tiene claro, y que siempre le gusta recordar es de él, sentado frente a una televisión grande comiendo golosinas y con dos personas atrás de él, abrazadas y mostrando cuánto se amaban.

Tal vez en ese recuerdo tenía unos ¿5?, ¿6? Años. No lo sabe, ni quiere saberlo.

Prefiere recordar esa escena así, sin saber quiénes eran las personas de atrás o recordar cuántos años tenía.

Era feliz con su pequeño recuerdo, tal y como estaba.

Él como había llegado a las manos de Yesung era aún más borroso.

Un día salió al jardín trasero de una casa que no recordaba del todo y escucho fuertes ruidos y muchos gritos. Al entrar todo estaba pintado de un hermoso color rojo y habían dos cuerpos en el piso. El hombre de cabello negro lo vio con una sonrisa y solo dijo. "Sentado".

Después de ahí todo es borroso, en momentos estaba en un cuarto blanco y en otros estaba sentado en el regazo de Yesung mientras él lo tocaba y le decía lo mucho que valía y que siempre debía obedecer.

Según las palabras que siempre escuchaba de Yesung, el fue un experimento que salió exitoso. Él no lo entendía en su totalidad, y no era su culpa.

Era culpa de aquellos que experimentaron con él, por obligarlo a dejar de pensar por cuenta propia.

Ahora no podía hacer nada si Yesung no daba una orden.

─Mi bonita mascotita, lindo, hermoso mi perrito─ tarareó el pelinegro, tocando las piernas de HyunJin.

☆ ❝ 𝐂𝐀𝐂𝐄𝐑𝐈𝐀 ❞ ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora