¡Elijo al torpe!

¿No sabes golpear?

Hoy definitivamente no es mi día.

Para empezar, la alarma no sonó o quizá a mí se me olvidó ponerlo y ahora voy tarde a la preparatoria.
Lo segundo en ir mal, me tuve que bañar con agua helada porque mi queridísima hermanita gastó toda el agua caliente y no volvió a enchufar el termotanque para mínimamente bañarme con agua tibia. Tercera cosa que me pasa en las primeras horas de la mañana, no tuve tiempo de desayunar, por lo que iba decidido a comer una fruta para aguantar hasta el almuerzo y no andar como zombie. Pero, grande fue mi sorpresa, al ver a mi hermana llevarse la última manzana que había en el frutero y, cuarto, pero no menos importante; al salir de mi casa, me resfalé con la escalera de la entrada quedando sentado en la fría nieve. Pero, lo peor es que mi crush iba saliendo de su casa y vio mi bochornosa caída y se burló de mí.

Oh, por que olvidé comentarles que mi crush es mi vecino de enfrente.

En serio agradezco que las clases hayan terminado. Pero odio a la causante que me reprobó. Es ridículo por que esa materia es mi fuerte. ¿Quieren saber por qué me reprobaron? Fácil, son dos simples razones.
La primera; fue porque derramé accidentalmente mi bebida sobre ella, haciendo que su camisa blanca se trasluciera y mostrara su bracier blanco con lunares negros. Pero, en mi defensa... fue un accidente.
La segunda; fue por que una vez me envió a repartir volantines sobre la obra teatral y yo como buen vago no quería llevar todo en las manos, así que andaba arrastrando una silla en donde tenía tachuelas sueltas por que no tenían caja, y de paso me servía como escalera para pegarla en lo alto de las pizarras. Pero cuando entré a su clase arrastrando la silla, ella me regañó y llevó la silla hasta su escritorio, conste que yo le intenté decir que no se sentara, pero el grito de ella me interrumpió.
Recibí una gran reprimenda del director por eso, aunque yo le había explicado cómo habían sido las cosas.
Aún así, me dieron de castigo servicios de calidad, algo así como trabajos comunitarios. No me quejaba, después de todo, mi chacal estaba ahí también, no me registraba, pero me conformaba con verlo a lo lejos.

Volviendo a mi día extremadamente horrible. Aún me encontraba sentado en la nieve, viendo a la hermosura de mi crush darme una mirada divertida y subir al auto de su mejor amigo, Jimin. Él es guapo, coqueto y muy arrogante, aunque si quería, podía ser muy encantador, también un diablo si se lo proponía. O al menos eso es lo que he podido observar.

Sentí un pinchazo en la nalga derecha y fruncí el ceño, mi cerebro me recordó que mi trasero no estaba en un cómodo sillón. Fue entonces que fui consciente de que en efecto no sentía mi trasero de lo entumesido que estaba.

Me levanté como pude del piso, agarrándome del barandal para no resfalar de nuevo, me dolía el trasero y seguramente mi pantalón estaba mojado, miré la entrada de mi casa, considerado la idea de volver a entrar y abrigar mi trasero frente a la estufa a leña, disfrutando un rico chocolate caliente. Sonaba demasiado tentador. Aunque la contra, era que sí o sí debía rendir hoy, por que de otra manera no aprobaría. Con un suspiro de resignación y con mucha fuerza de voluntad, corrí a la parada de autubús que con suerte alcancé por que iba llegando.

Me subí y traté de regular mi respiración. Me coloqué los audífonos una vez pagué mi pasaje, y me fui a sentar. Sentía mi trasero palpitar, pero no podía frotarme para darme calor, eso se vería demasiado extraño estando en transporte público, teniendo en cuenta que también iban niños pequeños.

-¡Oh, sí!- exclamé un poco alto.-

Me disculpé con la mirada con los señores de mediana edad que iban a mi lado y se asustaron.
Me acomodé mejor en el asiento y me crucé de brazos, había recordado que aún no vaciaba mi casillero y tenía la ropa de educación física guardada ahí.
Me tendría que cambiar en las duchas del equipo de basquet. Con mucha suerte, no encontraba a ninguno.

Oí un cláxon y salí de mis pensamientos para ver a mi alrededor. El chofér me veía divertido mientras hacía señas para que mirara hacia afuera. Lo hice, y noté que estábamos en la parada en la que me tenia que bajar para caminar a la preparatoria.

Me levanté como impulsado por un resorte y a paso veloz me bajé despidiéndome del chofér.
Apenas mis pies tocaron la pavimento, corrí sin parar hasta llegar a la preparatoria, por suerte y mala suerte, nadie se encontraba en los pasillos, lo que significaba que las clases ya habían comenzado. Coloqué la combinación del casillero una vez que llegué y saqué el pantalón, cerré con la misma rápidez y heché a correr de nuevo a las duchas.

Husmeé por si habían muros en la costa, a pesar que las clases ya habían comenzado ellos siempre hacían de las suyas. Como no había nadie, me metí a la primer ducha que vi y me quité el pantalón mojado.

Oí que la puerta se azotaba. Cerré los ojos con los fuerza, pensando que ya me habían descubierto. Pasé mi pierna por la abertura del pantalón, con sumo cuidado para no hacer ruido, y para tener mejor apoyo mi espalda estaba en la puerta. Pero esta se abrió de manera sorpresiva empujándome a la esquina haciendo que me golpeara con la pared.
Estaba a medio vestir y golpeado. Un exelente día, ¿verdad?
Me sentí furioso de repente. ¿Es que en sus casas tienen cortinas de puertas? ¿No saben golpear? ¿Acaso viven solos?

-¡Oye! ¿Qué rayos te pasa? ¿No sabes golpear?-

Tranté de volver a equilibrarme para poder pasar la otra pierna por la manga del pantalón y lo subí. Todo sin mirar aún a la persona que me había interrumpido, pues estaba demasiado molesto como para importarme quien estuviera en frente.

Sentí que la persona inhaló fuerte, como si quisiera calmarse. Yo por mi parte, me coloqué los tenis mientras me preparaba mentalmente para encarar a quien sea que esté en frente.

-Mengkuuk.-
GildaAraoz