Dejar ir

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Llego de fiesta, me quito esas botas que tanto daño me han hecho esta noche, las guardo en el armario, aunque sé que cuando tenga que volver a salir de casa me las pondré.
Sé que me hacen daño, pero no me importa, son mis zapatos favoritos, ya tengo heridas, aunque…podré ponerme una tirita y así nadie verá la sangre.
Mis amigas me preguntan dónde las he comprado, ellas piensan que son bonitas, y yo les cuento lo cómoda que me siento con ellas puestas, aunque sea mentira, me duele usarlas.

Llega el fin de semana siguiente, quiero salir de fiesta, pero me quiero poner otra vez las botas, me siguen doliendo las heridas del sábado anterior, por lo que me vuelvo a poner tiritas, así creo que ya no me harán más daño.

Mis amigas me repiten que tengo que dejar de ponerme esas botas, me hacen daño y las heridas cada vez son más profundas, que ya va siendo de comprarme otras botas nuevas, pero es que estas me encantan, son las primeras que he probado y me gustan, no quiero reemplazarlas. No me importa tener que ponerme una tirita sobre otra, o caminar mal durante mucho tiempo, quiero esas botas más que a mí misma.

He vivido tantas experiencias con esas botas que no me quiero deshacer de ellas, no me veo capaz de decir adiós a esa etapa que viví con ellas puestas.

A la mañana siguiente me levanto, abro el armario y las veo, como si quisieran que me las ponga hoy también, parece que están esperando a ser usadas por la tonta que le gusta caminar con ellas, me las pongo, y me convenzo a mí misma de que esta vez no me harán daño, aunque yo misma sé que no es verdad.

Tal cual me esperaba, esas tiritas que me puse no han servido de nada, las botas me siguen haciendo daño, y ese dolor mordaz ha vuelto, parece que la herida cada vez va a tardar más en sanar.

Vuelvo a casa, pero esta vez decido dejarlas bien guardadas, al fondo del armario, así no volveré a usarlas.

Mañana me pasaré el día descalza, me quitaré las tiritas una a una, a mi ritmo, y sin volver a pisar con suelas hasta que las heridas ya no duelan, hasta que ya no estén.
Cuando ya no quede ninguna, estrenaré unas nuevas, y esas dejarán de ser mis favoritas.

Y no, no estoy hablando sobre zapatos.

Nere_goe

La profundidad de mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora