Capítulo 3: Euforia

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Habían pasado ya 3 semanas desde la separación de Ron y Hermione. La castaña seguía su trabajo diario, intentando compensar el tiempo con los niños, los quehaceres del hogar, las visitas de sus amigos (que iban a controlar que ella no se desmorone) y los preparativos con la abogada. 

Prepararse para un divorcio es un proceso emocionalmente desafiante y complejo, y para Hermione, una mujer fuerte e inteligente, esta experiencia sería intensa y llena de altibajos. Para ello, consideró la idea de comenzar terapia, pero Hermione no estaba para perder tiempo, mejor dicho, no estaba para perder el poco tiempo que tenía libre.

Así, pasaron las semanas, cuando la castaña se encontró con su mejor amigo en el Ministerio.- Oye! Hermione, ¿Cómo estás?.- Harry se veía muy cansado, posiblemente fatigado de tantas redadas, creyó su amiga.

-Harry, ¿te encuentras bien?- Intentó desviar la conversación. Por más que los años pasaran, Hermione no podía mentirle a Harry, y confesar que estaba mal en pleno hall del ministerio sería plana para todas los magazines del mundo mágico.

-Estamos... trabajando en caso de liquixius.- Harry se acercó a hermione y susurró.- y temo por Ron. Su nombre está siendo mencionado en cada red que atrapamos. Creo que Malfoy lo estafó. 

-Harry...- Dijo Hermione abrumada de pensar en la vida de su futuro ex marido.- Creo que no deberíamos hablar de esto acá.

- En una semana volveré a Francia, por trabajo.- sentenció su amigo.- ¿Haces algo hoy a la noche? ¿Están los niños contigo? Puedo llevar postre.- Mencionó Harry, invitándose a la casa de su mejor amiga.

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De noche, Harry tocó la puerta y una pequeña Rose disfrazada de grindillow atendió.- ¡Mami, llegó Harry! El moreno ingresó, cargado de bolsas y su maletín de trabajo.- Hola niños

Hermione le sonrió a Harry mientras terminaba de cocinar. -Gracias por venir, Harry. Los niños estaban emocionados de verte.-Harry vestía de traje, el que usualmente usa para ir al ministerio, negro con pequeñas lineas grises. Hermione, simplemente vestía un sweater gris y unos jeans cómodos.

-Por supuesto, Hermione. Siempre es un placer estar aquí.- respondió Harry, viendo cómo, sin dudarlo, los niños mantenían el aura mágica de ese hogar. La casa estaba decorada con carteles y guirnaldas hechas por los niños. Las fotografías de Ron habían desaparecido, a excepción de una: Harry, Ron y Hermione al frente de la casa de los gritos.

Harry tomó con sus manos el marco de la foto y dijo sin pensar.- Cómo ha cambiado todo...


En la cena, Harry, Hermione y los niños hablaron del próximo ingreso a Hogwarts en unas semanas. Entonces, el ojiverde comenzó a contar historias de sus travesuras con sus padres.- Solo espero que Hogwarts no sea lo mismo que cuando nosotros fuimos. Tienen prohibido ir al baño de niñas... Al menos no si quieres ser acosado por Myrtle.- Harry y Hermione rieron, los niños bostezaron, preocupados por su vuelta al colegio.

-Sería mucho más interesante si McGonagall no fuera la directora.- dijo Rose

Hermione, sorprendida de lo que mencionó su hija, respondió tajante.- Rose, entiendo que tengas tus opiniones, pero debes ser más considerada con tus palabras.

Las palabras de Rose golpearon a Hermione como un puñetazo en el estómago. No solo estaba en desacuerdo con la evaluación de su hija sobre la directora McGonagall, sino que también estaba sorprendida por la dureza de sus palabras.- La directora  McGonagall ha dedicado su vida a Hogwarts y ha demostrado ser una líder competente y dedicada.

Harry asintió mientras terminaba su plato.- Tu madre tiene razón.- dijo con la boca llena.- De hecho... es mejor que Dumbledore. Hogwarts ya no es un peligro y su madre se puede quedar mucho más tranquila.- dijo mirando calmo a Hermione.

Aires de esperanza (Harry y Hermione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora