Capítulo 9: Sentimientos

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Al día siguiente

 Harry se movió incómodo en su silla, jugando nerviosamente con la taza de té que tenía entre las manos. Frente a él, Hermione estaba sentada con las piernas cruzadas, tratando de aparentar tranquilidad mientras sus dedos tamborileaban distraídamente. Bill hablaba animadamente, pero ninguno de los dos escuchaba. 

Ambos sabían que se debían una conversación. Era inevitable, aunque ninguno de los dos parecía saber cómo comenzar.

Harry fue el primero en romper el silencio.

— Hermione... —empezó, su voz suave pero seria, como si cada palabra fuera un paso calculado hacia un terreno inexplorado—¿Me pasas el azúcar?

— Ten — la ojimiel actuó de manera indiferente pero Harry, sabía que aún se debían una charla.

—Quiero pedirte disculpas por lo que pasó. — Dijo Harry por lo bajo, ignorando lo que decía Bill.

El corazón de Hermione dio un vuelco, aunque intentó mantener su expresión neutral. Sabía que ese momento iba a llegar, pero no estaba preparada para el torbellino de emociones que la invadían al escucharlo. 

— Quiero pedirte disculpas por haberte involucrado en esto. No fue justo para ti.— Concluyó por lo bajo— Bill, Fleur! —Dijo Potter, intentando llamar la atención de todos los presentes — Aprovecho un minuto, para comentarles... Junto a Kingsley logramos entablar conversaciones con Ron, nos va a ayudar a engañar a Malfoy, pero... no sin antes ver a los niños, tiene... tiene pensado irse del país. 

— ¿Mamá lo sabe? —Preguntó sorprendido Bill— Irse a dónde?

— Te cuento luego...— dijo mirando de reojo a Hermione. — Pero podríamos organizar una cena para que los niños estén con él. Aquí. Hermione, tu no tienes porqué participar, es... es para que los niños puedan estar un rato con su padre antes...

— Antes que se vaya a América— sentenció Hermione.— Sí, que venga. Tiene derecho a ver a sus hijos. Bill, Fleur, todo esto si ustedes aceptan, claro.

— Todo por el bien de nuestra familia. Si Hermione lo acepta, es bienvenido.— Sentenció Bill.

Hermione intentaba mostrarse fuerte, como siempre lo había hecho, pero Harry podía ver la vulnerabilidad detrás de sus palabras. Las líneas de su rostro, los ojos cansados que alguna vez habían brillado con una determinación inquebrantable, ahora reflejaban las grietas que la vida le había dejado.

Hermione respiró hondo. Era un trato. Finalmente, se separaría y estaría a millas del hombre con quien tuvo una vida, formó familia y le rompió el corazón. 

Por un lado, estaba contenta de darle punto final a su historia con Ron, pues ese beso con Harry había despertado en ella sensaciones que hacía tiempo no permitía sentir. Y, aunque se esforzaba por mantener la compostura, ver a Harry sentado frente a ella, tomando su café matutino, la hacía fantasear como nunca en su vida lo había hecho.

—Tú siempre has sido la fuerte —murmuró Luna, con una media sonrisa—. Siempre has sabido cómo salir adelante, no importa lo que pase.

Hermione rió suavemente, aunque su risa estaba cargada de melancolía.

—No siempre, Luna. Pero siempre he intentado... al menos.

Bill reflexionaba sobre las palabras de Harry —No sé que le deparará la vida a mi hermano, pero si va a irse lejos, al menos que se despida de su familia —dijo, caminando hacia la puerta.— Hermione, si a ti no te importa, que vengan todos aquí, a tener un momento con él. Antes que se vaya... 

Hermione asintió, sabía que la separación no sólo la estaba viviendo ella y sus hijos, sino también los Weasley. Bill también necesitaba tiempo para procesar lo que estaba ocurriendo entre ellos.

—Quiero estar.— Dijo Hermione tratando de asimilar que, muy posiblemente sería la última vez que vea a Ron, al menos por mucho tiempo.—Quiero estar para su despedida... Aún nos queda seguir el divorcio, y él es el padre de mis hijos... voy a tener contacto con él.

Nadie se atrevió a decir una palabra, pero todos sabían que iba a aser una noche muy especial para todos. Hermione se levantó de su silla.- Voy a despertar a los niños.

Harry la observó subir las escaleras. Su figura esbelta dibujándose contra la luz que se filtraba desde lo alto. Sus caderas se movía suavemente con cada paso, revelando fugaces vislumbres de unas piernas largas y torneadas. Su cabello castaño, ligeramente despeinado por la brisa, le enmarcaba el rostro de una manera que Harry nunca había notado antes.

El ojiverde no pudo mantener la calma, estar cerca de ella y sin su perdón era algo que le quemaba el alma. Cada vez que la miraba era como si la estuviera viendo por primera vez, y cada detalle, desde la curva de su cuello hasta la forma en que sus dedos acariciaban la barandilla de la escalera, lo cautivaba. 

Era una imagen que se grabó en su mente como un cuadro, una imagen que no podía borrar ni con un borrador de memoria.

Luna soltó un grito cuando se quemó accidentalmente la mano sirviendo su té. 

—Luna!— dijo Harry mientras secaba la mano de su amiga con un simple movimiento de varita.

—Descuida... pero si no fuera por tí, no me habría quemado.— Soltó la joven— Creo que sé muy bien lo que está pasando. ¡Cupido ha vuelto a hacer de las suyas!

Harry la miró sin decir nada

—He visto como la miras...

Nadie se atrevió a decir nada, Bill los miró sin comprender qué sucedía. Harry simplemente miró a luna sin decir nada, pero diciendo todo al mismo tiempo.

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⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

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