Eduard

1 0 0
                                    

Eduard era un Alfa puro, de cabello negro, ojos dorados, moreno y curpulento. Su madre una Alfa de gran estatus social. Y su padre un hombre Alfa, igualmente de un gran estatus social. Era una familia con mucho dinero, y muy vista por el echo de que ambos padres fueran Alfas.

Aun que nadie sabía que en realidad... Eso no funcionaba muy bien...

Los alfas tienen instintos territoriales, entonces es una constante pelea por el poder.

Eduard, un chico que a pesar de mostrarse serio, y creerse superior, en realidad se sentía muy solo. Era agresivo y casi nadie lo toleraba. Era su forma de expresarse... La única que conoció con sus padres que estaban en una constante pelea.

Ni siquiera recuerda que hacía. Recuerda que hace poco se había escapado para tomar aire fresco. Estaba deambulando por ahí cuando llego a ese lugar. El lugar del mercado negro.

Ver ese lugar le causaba una mala sensación, ofrecían de todo tipo de cosas y también había algunos y algunas omegas y betas que ofrecían sus servicios. Solo le causó repudio y asco, diferente a como creyó que reaccionaria en una situación así.

Quería irse, pero por alguna razón, esa gran pero discreta construcción, bien cuidada. Que parecía ser una casa. Le llamaba la atención y le invitaba a entrar.

Suspiro pesadamente.

Y entro.

Al entrar todos los sirvientes lo recibieron de maravilla. No sabía que hacían en ese lugar, pero no quizo preguntar por alguna razón.

Entro y se sentó en un lugar, era algo tipo similar a un teatro pero mucho más pequeño. Habían muchas personas de gran prestigio y dinero. Algunos traían mascaras y no se lograban diferenciar.

Le dio una mala sensación y se puso la capucha de su abrigo.

Quedo mirando un buen rato. Hasta que el show comenzó.

Comenzaron a salir algunos omegas al escenario. Notablemente asustados.

Ahí se dio cuenta... Que era una subasta de omegas.

Se quedo a mirar a los omegas, asqueado por el olor de Alfas exitados, por esos podres omegas.

Justo cuando se hiba a ir... Salió el último omega.

Sus ojos no se quitaron de la delicada figura del Omega.

Ah...

Ahora entendía a esos Alfas...

Quedo en un gran estupor, hasta que escucho que estaban por venderlo... No podía.

No podía dejar que alguien más se lo llevara.

Sin pensarlo grito una cantidad descabellada para algunos. Pero no era tanto para el.

_¡Doy 200 monedas de oro por el omega! -

¿Estaba loco?

Quiza un poco.

Un omega difícil de domarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora