voices from the sea | nunewzee

2. Escamas

'paying with scales'

...

NuNew secó el sudor de su frente con su antebrazo, mientras cargaba con su mano libre el balde repleto de atunes que había pescado esa mañana.

Caminó por el muelle, sintiendo los hombros adoloridos luego de una mañana de arduo trabajo, mientras su mente se consolaba con la idea de llegar a su pequeña casa y tomar un baño caliente en la bañera para lavar la suciedad y la sal que traía encima.

Sin embargo, se detuvo abruptamente cuando llegó al frente de su casa y se dirigió a la heladera donde guardaba su pesca fresca, pues ahí estaba de nuevo.

Una escama azul.

Era redonda, bonita y brillante, muy brillante. El tono de azul no se parecía a nada de lo que hubiese visto antes, pues era casi irreal los diferentes tonos que se mezclaban en su composición, mientras el brillo que irradiaba era casi cegador.

Esa era la quinta vez en la semana que se encontraba con una escama de ese tipo cerca de su heladera, así como también se encontraba con la perdida de varios de sus atunes recolectados.

No lo entendía, ¿de qué especie era esa escama? Pero, más importante aún, ¿quién las estaba dejando luego de robar su pescado?

Con un suspiro, se acercó para recoger la escama, mirándola cuidadosamente antes de ponerla dentro del bolsillo de su overol. Vació el balde con su pesca y caminó hacia la entrada de su casa, solo echando vistazos de reojo hacia atrás por si se encontraba con el ladrón de atún.

Si le pareció ver un brillo azul provenir de al lado del muelle, simplemente descartó la idea y se encerró en su hogar para bañarse.

Sin embargo, ya no pudo seguir ignorando las escamas y los robos cuando todo su suministro de atún fue saqueado y, en cambio, un saquito lleno de escamas azules apareció dentro de la nevera.

Bien, ¿quién estaba gastandole esa broma? Porque quería decirle que no era divertido.

—Maldición, ahí se fue el dinero de la semana —gimoteó frustrado, mientras se sentaba al lado de la nevera y cubría su rostro con las manos.

Iba a irse a la quiebra si esa situación continuaba.

—¿Ahora qué voy a hacer? El fastidioso de Net vendrá a cobrarme en unas horas y a alguien se le ha ocurrido robarme mi maldita pesca —gruñó, restregando sus palmas contra su rostro con exasperación.

—Oi, yo no robé nada.

NuNew se sobresaltó al escuchar esa voz sonar de la nada, pero cuando alzó la vista no vió a nadie, solo estaba él y su nevera vacía en el muelle de su casa.

—¿He enloquecido acaso...? —murmuró, tragando saliva con nerviosismo.

—Ey, humano, ¿no vas a mirarme a la cara luego de acusarme de robo? —La voz volvió a sonar y entonces NuNew lo vió.