Manos - MidoTaka

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Takao cuida las manos de Midorima como un Lucky Item.

Por que Takao entendió cuando su compañero le explicó por qué se las cuidaba tanto, de no ser por ellas no sería el jugador que era. Y gracias a ello, el equipo de baloncesto de Shōtoku era aún mejor.

Sí, se rio como si Midorima pudiera hacer buenos chistes cuando se lo contó, pero era irrelevante.

Esas manos llevaron a muchas victorias a Teiko en el pasado, y ahora lo hacían con el equipo de camisetas naranjas del cual estaba muy orgulloso en pertenecer.

Por eso Takao no reniega cuando su Shin-chan le pide, casi ordenando, que le haga masajes con un aceite especial.

La primera vez lo miró confundido, renegó un poco, y al final aceptó. Se sintió tan privilegiado de ser la única persona fuera de su familia en ser digno de tocarle la mano izquierda. Por que cualquiera podía tocar la diestra, esa qué importaba, la zurda era la importante.

Las manos de Midorima Shintarō eran blancas como su piel, lo normalmente grandes para su edad y sexo. Lo que le sorprendió a Takao era el mantenimiento que se realizaba frecuentemente el escolta. Se cortaba las uñas y las limaba para no dejar astillas, las cutículas no tenían pellejo algún fuera de control. Extrañamente no tenía vellos en el dorso, el crecimiento se detenía en la muñeca. No abruptamente sino en un degradado armonioso que no podía ser natural. Además de eso eran suaves, como si asistiera cada dos semanas a un manicure profesional.

Quizá por eso el aceite que usaba cada dos días lucía caro.

Y cuando comenzaron a salir Midorima no podía tomarlo de la mano derecha.

En un inicio fue incomodo, Takao era diestro y se le hacía más sencillo usar la mano derecha al tomarse las manos. Pero cada que lo hacía Midorima se cambiaba de lado y le dejaba usar la tan protegida zurda. Obviamente se burló, bromeó con eso y Shin-chan solo se ponía nervioso.

Takao comprendía que era parte del lenguaje de amor de su tsundere novio.

Había compartido tantos momentos íntimos con esas manos que tomarles cariño era inevitable. No solo al tomarse de las manos para caminar a casa, eso era de cajón. Cuando Shin-chan le acariciaba las mejillas antes de besarle a su manera, por que era Takao quien terminaba dando el beso ante las peticiones silenciosas del chico. Cuando Shin-chan daba sus comentarios llenos de orgullo o se ponía nervioso y la zurda acomodaba los ya acomodados lentes en el puente de su nariz. Cuando lo llevaba en la bicicleta y alzaba su tan favorita bebida de frijol rojo con elegancia, como el divo que muchas veces le llegó a llamar. En todas esas veces Takao seguía con la mirada esa parte del cuerpo.

Takao las apreciaba, las cuidaba, pero después de esa ocasión se volvió especialmente adicto.

Fue una vez que se quedaron a solas en casa del azabache. Midorima se quedaría a dormir para ayudarle con la asignatura de biología en la que no era bueno y él, a cambio, le apoyaría con la tarea de inglés en la que el megane tenía problemas.

Era algo tarde cuando sus padres junto con su hermana menor salieron a casa de su abuela, diciendo que volvería hasta el día siguiente pues le apoyarían con una emergencia que salió de repente. Menos mal no era nada grave, así podía quedarse con su novio.

Takao sí era juguetón, pero estaba más preocupado por los exámenes que andar de caliente. Sin embargo, Midorima no pensaba así.

Kazunari estaba explicando algo sobre adjetivos y estructura de oraciones cuando sintió la zurda de Shin-chan posarse en su cintura. Obviamente se puso nervioso, inusual en el extrovertido Takao. ¡Pero es que también era inusual que el tsundere de Midorima diera el primer paso!

Ni tiempo tuvo de verlo a la cara cuando el peliverde se le echó encima y devoró sus labios con necesidad. Terminó en el suelo, con Midorima encima chupando y lamiendo sus labios. Si Takao no estaba caliente, ahora sí.

La envuelta zurda le subió la camisa y tocó su cuerpo. A través de las vendas podía sentirse su suavidad y el calor, y la nariz de Takao atrapó la fragancia que usaba su novio. Le envolvió y lo embriagó sin tregua, así como Takao regresó a su atrevida personalidad habitual y le correspondió a absolutamente todo.

Midorima se apartó, jodidamente sonrojado. Necesitado.

Y aunque Takao también se moría de ganas por ir directamente al sexo, prefirió darse el lujo de esperar y coquetear.

La zurda de Midorima abandonó su desnudo torso y subió a acariciarle la mejilla con dulzura, pese a que sus ojos esmeralda le pidieran con desesperación unir sus cuerpos. Pero Kazunari se sintió juguetón y guio su boca al pulgar, tomando el inicio de las vendas con los dientes y jalándola para desnudar esa suave y delicada mano.

Midorima le vio mal, mirada que duró poco al meterse el dedo de medio y el anular a la boca, comenzando una succión obscena y placentera. Sus manos no solo olían bien, gracias al lujoso aceite, sino que sabían delicioso, como si su Shin-chan las remojara en un elixir dulce.

Amaba sus manos.

Mientras lamía esos dedos como si de una paleta limón se tratara jamás despegó los ojos de los ajenos. Era intencional, obvio, las miradas lascivas al atrevido tsundere que decidió dejar su pudor a un lado y lanzársele encima en cuanto sus padres abandonaron el hogar.

—Shin-chan atrevido.

Alcanzó a decir una vez los dedos abandonaron su boca de golpe. Quería retratar esa mirada excitada; ceño fruncido, cejas curveadas, mejillas sonrojadas y labios apretados. De todos los rostros que Midorima Shintarō podía mostrar, ese era uno de los mejores.

No supo en qué momento terminó sin pantalones, sin bóxers, con las piernas abiertas y el miembro al aire. No supo tampoco cuando Midorima uso sus dedos, esos que él mismo había llenado de saliva, para preparar su entrada poco a poco, por que su Shin-chan tampoco era un animal.

Le llenó de besos en la boca, en las mejillas, en el cuello y en su pecho para relajarlo y abrir su cavidad.

Usó esa mano que tanto cuidaba para meterla en ese lugar, Takao no podía estar más excitado.

Y, bueno, Takao cuidaba las manos de Midorima como un Lucky Item, por que descubrió que además de anotar excelentes triples anotaba otra clase de puntos en su cuerpo.

Fetishism: αDonde viven las historias. Descúbrelo ahora