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Llega un momento en la vida de cualquier ser humano en el cual son puestos a prueba al completo. Quizás por pura casualidad Karin los había atraído precisamente a una habitación "segura" la cual solo tenia una entrada principal. La niña había encontrado el fusil de Sebastián y por reconocerlo lo llevo al lugar mucho antes de si quiera cruzarse con Luz y Sebastián.

La Zaffaroni había perdido su fusil por lo que, estaba prácticamente desarmada. Por parte de Sebastián, aquella baba caía de su cuerpo descubriendo en su totalidad sus costillas demostrando que sus heridas eran mucho mas preocupantes de lo esperado. Sus costillas se podían ver a viva piel al igual que sus pulmones funcionando con dificultad. También noto como de sus propios pulmones la baba negra comenzaba a caerse y que la sangre contenida por esas paredes comenzaban a caerse por lo que su presión arterial caía por completo.

En el miedo y desesperación Karin respondió por lo sucedido. Explico a Luz que, Adela estaba abandonando por completo el cuerpo de Sebastián y que si estaba con vida era exclusivamente por ella.

Luz al oír aquello entro en crisis, realmente estaba asustada, el brazo izquierdo del rubio cayo al piso y su sangre comenzó a volcarse de forma violenta, sin dudas, el escenario era por demás repugnante y traumante. La mirada de aquella niña asustada, el cuerpo de su marido desmoronándose por completo dejando entre ver que, había sufrido realmente demasiado... vaya a saber como Sebastián acabo de esa manera... sin embargo, ahora la cuestión era salvarlo.

Quizás... por agotar las opciones Karin tomo el brazo del rubio y lo acomodo como en teoría debía ir - ¿Qué vas a hacer? – Luz con sus ojos llenos de lágrimas, su sangre cayendo por su propio rostro y un cansancio inhumano miro a la niña que con temor apoyo sus manos sobre Sebastián.

- la... la cepa no solo la controla Adela – la niña miro un instante a Luz – ella... sabe sacar lo peor de esta... pero... creo poder ayudar – esta trago con temor y luego volvió su mirada a Sebastián – creo... que puedo – ella murmuro apoyando al fin sus manos sobre el rubio que, nuevamente comenzó a ser cubierto de una cepa. Esta a diferencia del color oscuro, tomo un color más grisáceo por lo que, se comenzó a diferenciar del que la propia Adela podía generar.

- ¿lo... es... - sus gimoteos no le permitían hilar la pregunta por lo que la niña creyendo lo que iba a preguntar respondió.

- puedo... puedo hacer lo mismo que Adela sin controlar su mente – al decir aquello Luz sintió esperanza – pero... no se si lo voy a lograr a tiempo – la niña miro a Luz – ya vienen – la Zaffaroni al escuchar aquello frunció su ceño. aquellas lagrimas se detuvieron, lo mas importante que tenia aun tenia probabilidades de volver a la vida.

En el momento que ella noto el fusil de su esposo sobre la misma mesa que este estaba acostado comprendió que el momento de su prueba había llegado al fin.

Tomo el arma de su esposo, saco de su chaleco las municiones correspondientes y coloco el cargador en el arma. Jalo la corredera de esa Ak74 cargando una munición dentro de la recamara y mirando a la niña con una seguridad arrolladora contesto – tu preocúpate por entregármelo en una sola pieza – Luz miro hacia aquella puerta de la cual los gritos y golpes se comenzaban a hacer más potentes – yo me hare cargo de mantenerlos fuera – a decir verdad... para Karin Luz era sin dudas un modelo a seguir. La ferocidad que Sebastián había demostrado la tenía ella y para no ser menos, ella tenia algo que quizás... Sebastián no o si lo tenía, lo hacía en menor medida y era esa confianza absoluta en sus habilidades – por cierto... - la mujer que ya había llegado hasta la puerta, se giró – si lo logras... te prometo hacer lo posible por darte un lugar en nuestras vidas – al decir aquello Luz limpio su rostro con su manga quitándose esa sangre que la enceguecía para luego irse directo a la acción.

AmuletoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora