A la vista de una multitud de civiles en descontento, Glimmer los miraba desde su trono con el mismo disgusto, harta de las incesantes quejas. A su lado, sentada en una silla con la mirada hacia abajo se encuentra Catra.
—¡Nadie se va a sentir seguro en Luna Brillante mientras ella esté aquí! ¿O acaso todos olvidaron lo que pasó en Salineas?
La multitud vitoreo furiosa. Aunque sus protestas seguían pacíficas, a juzgar por algunas de las herramientas que cargaban y las piedras en sus manos, Catra estaba lista para huir. En su mente, la imagen de Adora que sujetaba su mano era lo único que se interponía entre ella y la puerta.
—Lo que haya hecho Catra Applesauce Meowmeow en el pasado, hoy es irrelevante. ¡Catra fue ESENCIAL en derrotar a la Horda!
—Mejor olvídalo, brillitos. Lo mejor que podemos hacer, es que yo me salga de su camino y ellos del mío.
—¿¡Lo ven!? Ni siquiera le importa pertenecer. ¿Qué haremos cuando decida tomar el control de Luna Brillante?
—¡No fue lo que quise decir!
Glimmer se levantó y al hacerlo todos los presentes, incluida Catra, callaron de inmediato. Con su cetro señaló a Catra y le guiñó el ojo. Al volverse a dirigir a su gente que miraban temerosos y al mismo tiempo esperanzados, volvió a sentarse en el trono.
—Como reina de Luna Brillante, y miembro de la alianza de Princesas decretó que Catra no es una amenaza para Etheria y cualquier crimen cometido contra ella será motivo de prisión. Si nadie tiene algo más que decir, les pido que se retiren del palacio.
La multitud se dispersó con disgusto, pero en silencio. A pesar de que la reina Glimmer había sido benévola, sabían que ella cumplía la ley con severidad. El lugar quedó en silencio, y la capitana Julia que miraba a Catra con desconfianza aún suspiró resignada para mantener la compostura. Regresó a su puesto sin decir una palabra, sin despedirse de la reina.
Catra se levantó de su silla, incómoda aún con la mirada de los guardias encima de ella. Con los hombros abajo, se acercó a Glimmer.
—Gracias, brillitos... Pero no encajo aquí. Debería irme.
—¿Y qué se supone que deba decirle a Adora? ¿Qué la gente de Etheria te sacó a patadas? ¡Además! Este es el hogar del Escuadron de Mejores Amigos. Perteneces aquí, Catra.
—Sí, como sea. Estaré por ahí, tal vez revise la armería o algo.
—No mates a nadie en el proceso, ¿me oyes?
—¡Tú no me mandas!
Rieron mientras jugaban por el salón real. Catra se escapó del lugar, aún con una leve sonrisa en su rostro que lentamente se difuminó hasta quedar como una amarga mueca. Lo único que conocía era la guerra, el combate. Las condiciones en las que vivía eran demasiado tranquilas para su gusto y sin Adora, que era la única que podía entendela, su ansiedad empeoraba.
En retrospectiva, tal vez debió hacer el esfuerzo por encajar en la sociedad pacifica de Luna Brillante. Pues en las semanas que siguieron a la asamblea en contra de Catra, una fuerza extraña azotó la Zona del Terror con fuerza, lo que obligó a sus residentes a abandonar el lugar. Por fortuna no hubo bajas y la princesa Escorpia logró escapar. Pero sus ordalías fueron solo un preludio a lo que sucedería después.

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She-Ra y las princesas del poder. Temporada 6.
Fiksi PenggemarLa serie terminó hace cuatro años, y aunque la conclusión fue satisfactoria hubo mucho más que la gente quería explorar. Este fic es una posible secuela de lo que sería la serie si la hubieran continuado. (Finalmente, como escritor, pondré un poco...