Luciana

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Mis músculos quemaban, mi boca estaba seca y mi honor estaba por los suelos, al igual que yo.
Me habían derrotado.
O quizás no había Sido lo suficientemente rápida, lo suficientemente hábil, no había entrenado suficiente. No entendía como pasó.
El Dojang siempre había Sido mi tablero de ajedrez, y era cuestión de tiempo siempre derrotaba al que se atreviera a enfrentarme. Hasta ahora.
Ya había competido contra hombres, y siempre salía victoriosa. Había subido de rango tan rápido como mi corazón latía en ese momento.
Pero este enfrentamiento me costaría, si ganaba, por fin sería cinta negra, pero perdí, y significaba que me quedaré en cinta roja hasta que otra competencia así se presente, y claro, que me inviten.
Y si quería que eso pasara tenía 365 días para llevar mi cuerpo al límite y hacerlo digno de esa cinta.

Me levanté y me senté en el primer lugar que encontré, estaba destrozada, me dieron una botella de agua la cual bebi a la velocidad de un rayo, me inundaban de preguntas mientras solo podía ver los ojos de Min ah los cuales, no tenían rastro de decepción, si no preocupación, ella era mi entrenadora. lo sé que  vergonzoso era tener entrenadora a los 24 años. Pero también es mi mejor amiga, es quien me salva el culo cuando el coreano se me complica y quién me pide parar cuando me "excedo" según ella con el entrenamiento. Se acercó y alejo a todos los que vomitaban palabras cerca de mi.

- ¿Que pasó?
Preguntó bastante firme
- ya no te ven
- menos mal, ¿Cómo te encuentras, cielo?
- como la mierda

Ella siempre aparenta ser muy ruda, pero en el fondo ( y también un poco por fuera) era un bollito de amor.
- ya, no te preocupes, lo hiciste increíble. Cómo siempre
- perdí - le recordé
- da igual, estuviste estupenda, y radiante
- claro, el cabello despeinado, el cuerpo sudado y ni hablar del olor.
- no te preocupes por eso, siempre estás bellísima
Min ah solía recordarme lo linda que era, supongo que lo que en realidad quería decir es que soy como un animalito exótico, las personas asiáticas suelen ser un poco raras con los extranjeros, cuando llegué a seuol algunos niños y ancianos me pedían fotos. Aún me las piden, pero ahora por ser alumna de Kim Min ah, ella era bastante famosa en el área de deportes, por su belleza y talento, cosas que ella insiste que también tengo, pero lo dudo.

- bueno, ya no tienes nada que hacer aquí, vamos a tu casa
- que buena forma de decirme que no recibiré ni una felicitación
Nos fuimos a mi departamento, Min ah pidió comida a domicilio, la cuál yo no pensaba probar, tenía que cuidar mi alimentación para lograr subir de rango.

Me metí a la ducha y dejé que el agua fría callera sobre mí, cualquier otra persona no soportaría un baño sin agua caliente en corea, pero ya me había acostumbrado, me metía a tinas con hielo en España, esto es similar.
Me puse el pijama unas pantuflas con la cara de Homero de los Simpson que Min ha me regaló

- que sexy - dijo ella con una sonrisa en la cara dando un mordisco a la rebanada de pizza extraquesosa y super grasienta que tenía en la mano «que asco»
- ya lo creo - puse los ojos en blanco y fui a mí pequeña cocina y saque un plato de sopa con algas y la calenté en el microondas
- no piensas comer eso, ¿Verdad?
- debo mantener la línea
- y que haré con todo esto - dijo refiriéndose a la pizza familiar y la soda de 2 litros que pidió
- puedes llevarle un poco a... ¿Cómo se llama tu novio ese?
-¿Jihoo? No es y nunca fue mi novio
- bueno, puedes ir a comerlo con JIHOO
- ya no salimos, me cansé de su tonteo
- pensé que era el indicado
- que te den, ya encontraré otro
- Salud - dije con mi plato de sopa en las manos y empecé a devorarla pequeña porción, es cierto que a ella le gustaban mucho las citas, tanto que a veces me lleva a algunas a ciegas, pero yo no tengo tiempo para niñatos ni amor, estaba demasiado ocupada con mi entrenamiento que algunos incluso salen corriendo cuando se dan cuenta que mi único tema de conversación es ese.
De igual manera, no entiendo cómo Min ah aún no conseguía novio, es bastante famosa y guapa, seguro que muchos atletas guapos quisieran estar con ella, pero solo la invitan a salir algunos fans raros.
Vimos un capítulo de los Simpson y nos despedimos, me dejó una rebanada e insistió en que la comiera.
Me metí en la cama, era bastante temprano pero no tenía nada más que hacer.
De repente mi teléfono empezó a vibrar, dude un poco si responder, era mi mamá, ella siempre me ha apoyado y nunca me ha exigido nada con respecto a mi pasión y también mi trabajo. Pero si le gustaba que resultará exitosa para poder alardear con sus amigas que su hija es exitosa en asia.

– hola, mamá
– Luciana, hija ¿Cómo estás? ¿Cómo te fue hoy en la competencia?
- Mamá, perdí
- Oh... hija, ¿Estás bien? ¿Comiste bien antes de la competencia? Dime qué no te rompiste nada cariño
- estoy completa, y si comí bien
- ay hija, que mala suerte, ya verás que a la próxima ganarás
- no es tan fácil entrar a esas competencias...
- no te preocupes, mi hija logró ser la número uno desde los cinco años en las competencias, seguro que a la próx...
- mamá, ¿Cómo está papá?
La interrumpo antes de que esto se vuelva una larga charla de mi pasado, mi presente y mi futuro "perfecto"
- oh tu padre está bastante bien, ha tenido bastante trabajo en el consultorio ayer recibió a un pitbull en malísimo estado pero ya está bien
- no sé si alegrarme porque papá tiene trabajo o ponerme triste por esos perritos
- esas cosas pasan, no tienes porque ponerte triste, por cierto, tu hermana te manda saludos, ha estado muy ocupada con la universidad y todas sus cosas, apenas sale de su cuarto pero siempre piensa en ti. Dice que algún día va a ir a corea a verte, cuando no tenga exámenes cada dos por tres
- quisiera ir a España
- nada te lo impide cariño, dile a tu amiga esa, "Mirna" que te de unos días libres, incluso podrías traerla a casa
- Min ah
- eso dije. Yyyy, ¿No hay algún chico guapo del que quieras contarme?
- mamá tengo que colgar
- pero que
- adiooos
- no, que, hija come bien, nada de eso de tofu, te amo
- yo a ti
Y colgué, no había chico, no lo habrá.
Ya se que no puedo ser maestra como tal pero a min ah no le importa, dice que ya soy lo suficiente buena, y me paga un buen dinero por ayudarla en clases y a veces me deja darle clases a los de rango más bajo, a pequeños y grandes.
Claro que tenía ganas de ver a mi familia, de comer una buena tortilla, y llevar a mi mejor amiga sería magnífico, pero no podía interrumpir mi entrenamiento ni el de mis alumnos.
Además era época de inscripciones, así que más que nunca debía estar presente en el Dojang

Patada a tu corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora