Luciana

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Era bastante temprano por la mañana y el calor era insoportable, era primavera y Seoul lo sabía, en España hace más calor, por mucho, pero ya estaba acostumbrada,y era horrible.
Mientras iba camino al trabajo ví como los parques se llenaban de flores rosas que indicaban que la primavera llegó a corea. Era precioso.

Llegué al Dojang con una capa fina de sudor en la frente la cual me seque enseguida, me puse el uniforme, y con decepción amarre con fuerza la cinta color carmín a mi cintura,min ah estaba ordenando el equipo que usaría con los niños y me dejó a cargo de recibir a las personas que se van a inscribir y también de la venta de los uniformes.

Ya más tarde había atendido a un montón de padres que iban a inscribir a sus hijos, me parecía muy bien que los niños entrenen este tipo de deportes desde muy chicos.
Nos fue muy bien en ventas y la primera clase ya había terminado.
Mi entrenadora fue a verme a la recepción, con la piel y el pelo impecable, no parece que acabara de enseñarle a un montón de niños como darle una paliza a un costal

- ¿que harás más tarde, Lu?

- no mucho, cuando cerremos entrenaré

- no lo creo, cuando cerremos tu irás conmigo

- no sé si tengo ganas de ir a tu casa y ver tu refrigerador lleno de basura

- en primer lugar eso es comida, comida de verdad, señorita.
En segundo lugar, vamos a un restaurante

- ¿Que celebramos? Y espero que ese restaurante tenga un buen menú

- ¿No puedo invitar a mi mejor amiga a comer?

- min ah, puedo soportar a un paparazzi loco que nos siga o a algún fan que pida que le autografies la camiseta, pero no a ningún chico con el que tengo que fingir interés

- como sabes que te llevaré a una cita a ciegas

- nena, te conozco bien

- por favor Luciana, son dos tíos súper chulos, son canadienses, no tendrás que hablar coreano. Por favor por favor

- Min ah... No sé

- no puedo cancelar, te lo ruego, el chico con el que iré es guapísimo

- está bien... Pero a la próxima me tienes que avisar. Y nena, no necesitas conseguirle citas a los amigos de los tíos a los que te quieres tirar, si yo fuera hombre estaría babeando por ti

- ¡oye!

Se rió después de su pequeño drama y recibió a otra oleada de niños.
Yo estuve bastante tranquila, vendí algunos uniformes, dedique sonrisas a los peques que me decían maestra y llené un montón de papeleo aburrido.

Ya de noche cuando estaba cerrado para el público fui a los baños a tomar una ducha pensando en que no traía ropa para una cita, pero mi amiga venía preparada con un vestido blanco que me quedaba por encima de las rodillas, bastante revelador para los coreanos, perfecto para los extranjeros.
Mi cabello ondulado estaba aún húmedo cuando min ah se dedicó a maquillarme «para resaltar mis ojos» decía ella mientras me ponía una sombra marrón que yo apenas notaba, me puso máscara para las pestañas y un labial rojo, me ví al espejo y no me reconocí, estaba guapa, pero yo no solía vestir así, no recordaba la última vez que me puse un vestido hasta esa noche.

Mi amiga llevaba un vestido negro que se ajustaba a su figura atlética pero pequeña, parecía una muñeca, su peinado recogido y bien liso hacia que su pequeña cabeza se viera completamente redonda y el rubor de sus mejillas resaltaba bastante con su piel color leche

Pasaron por la puerta dos hombres bastante corpulentos y mi amiga no bromeaba, eran bastante guapos, uno tenía los ojos verdes, el pelo rubio, una sonrisa blanca impecable, unos labios de muerte y la manzana de Adán bastante pronunciada.
Que centró toda su atención en mi amiga

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⏰ Última actualización: May 29 ⏰

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