Poder

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Naruto, decidido a no seguir a Kakashi para descansar, permaneció en el claro donde se encontraba. Su resolución lo impulsaba a seguir entrenando, a mejorar continuamente y a adquirir más poder para completar con éxito el Plan Ojo de Luna (Tsuki no Me Keikaku).

Haciendo un sello al cruzar sus dedos, exclamó "Kage Bunshin no Jutsu" y creó 16 clones de sombra. Los dividió en grupos de 4, formando así 4 grupos de Kage Bunshins, y les asignó distintas tareas para optimizar su entrenamiento.

El primer grupo se enfocaría en mejorar su Taijutsu, perfeccionando sus técnicas de combate cuerpo a cuerpo. El segundo grupo se dedicaría a la puntería con shuriken y kunais, asegurándose de que cada lanzamiento fuera preciso. El tercer grupo entrenaría y perfeccionaría su control de chakra, subiendo por la cascada mientras mantenían hojas en la frente usando su chakra. El cuarto grupo se centraría en el Kenjutsu, puliendo y perfeccionando sus habilidades con la espada. Finalmente, el quinto grupo usaría el Sharingan de Naruto para observar y corregir los errores de los otros clones, asegurándose de que cada grupo estuviera en su mejor forma.

Con estos planes en marcha, Naruto se comprometió a aprovechar al máximo su entrenamiento, decidido a convertirse en alguien lo suficientemente fuerte para llevar a cabo el Plan Ojo de Luna.

Horas después

En el claro se podían ver kunais y shurikens incrustados en los árboles, junto con cortes profundos que marcaban la corteza. Naruto, agotado, estaba sentado en posición de loto, rodeado por los signos de su intenso entrenamiento. Después de tres horas seguidas de entrenar él y sus clones, decidió deshacer la técnica. Los clones desaparecieron en una nube de humo, y Naruto, consumido por el cansancio, caeria desmayado

Naruto se despertó en un lugar extraño y desconocido para él. No era habitual aparecer en una alcantarilla, con agua corriendo bajo sus pies. Delante de él, estaban unos grandes barrotes, y en el centro de ellos había un pergamino con el kanji de "Sello" inscrito.

"Asi que, al fin mi carcelero se digno a aparecerse ante mi" Se escucho detras de los grandes barrotes con un tono amenazante

"Lo que sea que este ahí, no tengo tiempo para tus juegos" Diria un Naruto con un Sharingan de 3 tomoes girando lentamente mientras esperaba alguna reacción

"Esos malditos ojos me recuerdan a ese bastardo de Uchiha Madara y la sucia sangre derramada por él. Veo que te ha endurecido, pero aún eres un niño que no conoce sus límites. No es la primera vez que te veo caer de agotamiento", continuaría la misma voz amenazante con furia al ver esos ojos que tanto odia, los ojos del clan del segundo hijo de su padre, Hagoromo, Indra Otsutsuki.

"Lo que me pase a mi cuerpo no es tu incumbencia. Hago lo imposible por volverme más fuerte y cumplir mi sueño de paz con el plan de mi abuelo", declararía un Naruto firme y decidido, dejando claro cuál es su objetivo.

"Cumplir tu sueño... ¿Y cómo lograrás eso? No puedes hablar de cumplir algo que está lejos de tu nivel. Además, te has aislado de los pocos que podrían ser tus aliados", continuaría la misma voz amenazante dirigida hacia Naruto.

"No necesito aliados. Necesito poder"  Diría un Naruto afilando su mirada contra lo que sea que estuviera dentro aunque tendría una leve sospecha dado a los dos grandes ojos rojos con la iris rasgada mirándolo con furia desde las sombras..

"¿Es eso lo que piensas? ¿Piensas que con solo el poder cambiarás algo? Por si te queda alguna duda, yo soy una de las encarnaciones del poder: el Zorro Demonio de Nueve Colas (九尾の妖狐, Kyūbi no Yōko), el más fuerte de todos los bijuus, y por supuesto, la razón del odio hacia ti", diría el ya reconocido como Kyūbi, el Zorro Demonio de las Nueve Colas.

Naruto: El Legado de UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora