21 ; frustración

3.3K 301 59
                                    

Sábado 06/01/24Madrugada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sábado 06/01/24
Madrugada

advertencia: +18

No había nada que mejorara su humor y nada que lo hiciera dormir en paz. 

Estaba completamente frustrado consigo mismo, se dio cuenta Matías mientras caminaba hacia la cocina en busca de un vaso de agua, o vodka, lo primera que le cruzara frente a los ojos. 

Era un estrés total; tanto por sus sentimientos poco adecuados (su mente lo carcomía con dos cosas: la primera, su propia novia; la segunda, Maia siendo la novia de Felipe; ah, su amistad con el propio Felipe también) como por su manera de no poder dejar de torturarte por esos sentimientos.

No estaba enamorado. Era prácticamente imposible enamorarse de alguien que poco conoces; más era imposible también no sentirse atraído, sobre todo físicamente, a Maia. Quizá por eso, en medio de todo su revuelo tenso, comprendía a Felipe. 

Era preciosa, de sentimientos genuinos y sonrisas dulces. Era inevitable el desear estar cerca, y como todo zumbaba a su alrededor (hombres y mujeres por igual). Sabía que no mentía al decir que no era el único que encontraba cierto atractivo irresistible en la belleza de Maia, al menos no entre sus amigos (lo supo de inmediato en los ojos de Simón). 

Pero Simón no actuaba en esas emociones. Siempre había sido un poco gato, pero jamás le había querido robar la chica a un amigo; a él no le resultaba importante encontrar linda a Maia porque jamás iba a hacerle eso a Felipe.

Matías no podía ni mentir diciendo eso de él. 

Maia y Felipe estaban inseparables, siempre con sus manos entrelazadas, sus miradas cómplices y sus risas compartidas. Matías sentía una punzada de dolor cada vez que los veía juntos, una mezcla amarga de envidia y arrepentimiento que no podía sacudirse. Sabía que esos sentimientos eran impropios, incluso incorrectos, pero eran ineludibles.

Se pasó una mano por el pelo desordenado, intentando apartar los pensamientos oscuros que lo asaltaban. Intentó hacerlo recordando que se trataba, también, de la hermanita de su mejor amigo, y eso complicaba todavía más las cosas (pero si había aceptado a Felipe, ¿por qué a él no?). 

Bufó al aire, sacudiendo la cabeza mientras apretaba el vaso, devolviéndose a su pieza. 

Había sido un idiota con ella, mucho antes de que comenzara a salir con Felipe. Recordó cómo sus palabras mezquinas habían destrozado la inocente admiración que Maia sentía por él. Había visto la esperanza y el cariño desvanecerse de sus ojos, reemplazados por una tristeza que lo había perseguido desde entonces.

Fue un simple ruido que lo hizo detenerse; le bastaron minutos para arrepentirse. 

Era similar a un llanto, acompañado de choques extraños que no dudó en identificar como golpes. Se sintió casi alarmado al notar que venían de la habitación que la pareja había ocupado; intentó convencerse de que no sabía de donde venían aquellos ruidos, pensando que si verdaderamente Felipe la estaba lastimando, tendría la excusa para salvarla, y convertirse en el héroe de la noche. 

pacify him ; felipe otañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora