Let's fuck Stray Kids +18

Four

Estabas en clase, era un día normal, no prestabas atención a absolutamente nada y por culpa de ello el profesor Hwang te pidió llamar para el final de la clase, al ser la última clase del día te querías ir, pero no querías tener más problemas por culpa de tu falta de atención a las clases, así que decidiste quedarte.

"¿Me llamo profesor?"

Dijiste al entrar en su oficina, la cual quedaba hasta el fondo de la universidad.

"Si, siéntese señorita"

Obedeciste sin rechistar, te sentaste en una silla y pusiste toda tu atención en el guapo hombre de enfrente.

"Últimamente sus calificaciones van en picada, así que quería ofrecerle algo de ayuda"

"¿Ayuda? No entiendo lo que dice profesor"

Respondiste sincera y algo confundida.

"Si"

Avanzo hasta ti, te arrinconó en la silla en la que estabas sentada y no pudiste evitar mirar sus labios, se veían aún más lindos de cerca.

"¿Q-qué clase de ayuda?"

Respondiste mientras evitabas mirarlo a la cara, pues eso solo aumentaría aún más tu nerviosismo.

No respondió a tu pregunta con palabras, pero si con acciones, fue y puso el seguro a la puerta de su oficina, camino lentamente hacia ti, te volvió a arrinconar y te beso sin previo aviso.

Era un beso necesitado.

Mientras te acariciaba lentamente la espalda baja tu abrías su camisa poco a poco, dejando ver su tonificado abdomen y sus fuertes brazos.

En menos de unos minutos tú y el ya estaban desnudos, Hyunjin tenía un gran pene, justo como lo habías imaginado.

Tu coño estaba empapado y Hyunjin se dedico durante varios minutos a lamer, succionar y morder un poco tus lindas tetas, mientras que tú solo podías concentrarte en lo bien que te hacía sentir tu profesor de Pintura.

Segundos después comenzó a hacer fricción con su pene sobre tú centro de nervios, mientras te volvías su juguete sexual aún sin saberlo.

Se colocó en tu entrada y entro de una sola estocada, permaneció quieto durante un par de minutos hasta que te acostumbraras a su tamaño, comenzaste a mover tu cadera para que te penetrara mientras gemias palabras sin sentido y poco coherentes.

Comenzó lento, casi como si estuviera torturandote, poco después aumento el ritmo hasta que se escucharon fuertes chapoteos provenientes de los choques entre sus cuerpos.

Subió una de tus piernas a su hombro para poder llegar aún más profundo, mordía, lamía y succionaba tu piel a su antojo mientras dejaba pequeños hematomas a su paso.

Lo único coherente que salía de tu boca era su nombre, aquel que en ocasiones tanto detestaba, pero en ese momento su nombre dicho por ti parecía casi tocado por Dios.

Te dio un par de nalgadas hasta que tu lindo trasero quedó rojo por los golpes que tanto te excitaron.

Luego sus manos se fueron trasladando por tu cuerpo hasta que una de ellas finalmente llegó a tu cuello y apretó con firmeza, sintiendo a su vez como te apretabas a su alrededor.

"¿Así que a la princesa le gusta que la ahorquen? No te preocupes, de ahora en adelante me ocuparé de hacerte sentir bien"

Fue lo que dijo mientras te besaba y gruñía en tu boca, poco después casi gritas (eso sentiste tú) que faltaba poco para correrte, así que tan pronto dijiste eso su mano que estaba posada en tu cuello paso a estar acariciando tu lindo clítoris hinchado.

Poco después de ello apretaste a su alrededor y te corriste sobre su pene, lo cual ocasionó que poco después él mismo logrará su liberación y se corriera dentro de ti.

Los limpio a ambos y te beso, ayudaste a recoger su oficina, pues habían hecho un desastre, te llevo a su departamento y ahí fue donde, al final de su 3ra ronda de sexo, pronunció las palabras que tanto querías oír.

"Mi linda nena, a partir de ahora eres mía y de nadie más"