Se le forma una pequeña sonrisa en su rostro sería imperceptible para cualquiera, pero no para mí. Espero a ver alguna emoción sus ojos, pero estos permanecen siendo los fríos ojos de hielo que siempre me han mirado.
Vacíos, sin nada que dar a nadie.
Sin decir nada lleva una mano al bolsillo de su traje y extrae de allí una pequeña caja aterciopelada. Extiende la pequeña caja hacia mí y la pone en mis manos. Yo no tardo en abrirla y mis ojos se abren de sorpresa al ver el pequeño anillo de oro blanco, con pequeños diamantes incrustando los bordes y con un último gran diamante decorando el centro del anillo.
Sin duda alguna, era el objeto más caro que jamás tuve en mis manos.
─Póntelo.
─Lo haré más tarde─ respondo, cerrando la pequeña cajita.
El arquea una de sus cejas en respuesta y espero a que me ordene a que me lo ponga,pero no lo hace y en su lugar guarda silencio aceptando mi respuesta. Se me hace extraño ya que siempre busca la manera de hacer que uno haga lo que pide, aunque creo que parece satisfecho con el simple hecho de saber que sería su esposa.
─Hay algunos puntos que me gustaría dejar en claro─ habla luego de un rato, pasándome una carpeta. ─ Léela.
Miro la carpeta con recelo no estando segura de querer saber su contenido, pero al final termino aceptándola y abriéndola luego de algunos segundos. Como era de esperar, hyunjin nunca dejará que alguien arruine sus planes y eso obviamente me incluía a mí.
Paso mis dedos sobre la primera página sin realmente leer su contenido. Hago lo mismo con la segunda y me detengo en la tercera. La carpeta que ahora estaba en mis manos parecía tener al menos veinte páginas y estaba segura que hyunjin me gritaría en cualquier momento por hacerle perder su tiempo.
Lo miro y lo encuentro observándome con esos ojos vacíos que siempre muestra.
─ ¿Me podrías hacer un resumen de lo que dice aquí? ─ finalmente pregunto y puedo ver la irritación brillando en cada una de sus facciones. Aunque accede.
─Nos casaremos. No pueden haber otras relaciones, ya sean sentimentales o físicas fuera de nuestro matrimonio. Lo mismo va para mí─ me observa mientras habla
─. Te mudaras conmigo, ya que como puedes imaginar, me sería imposible vivir aquí. Deberás tener discreción, todo lo que oigas comienza y termina en la casa, nada de terceros, nadie se debe de enterar, porque si se enteran me vas a conocer Rachel.
Asistirás a todas las galas y eventos importantes a los cuales yo también iré, sin discusión alguna. Lo mínimo que espero de ti es que te comportes con recato y que no me avergüences. Sobre todo, no hagas que me arrepienta de este matrimonio.
