Cap 4

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—Ah... Estoy tan cansado... — Sanji suspiró, recostado sobre su cama, con profundas ojeras y el cuerpo cubierto de pequeñas mordidas y manchas rojas que se extendían por su cuello y torso. Mientras tanto, Zoro dormía plácidamente, abrazado a una almohada con una expresión de satisfacción en su rostro —Esto me pasa por haberlo invitado a mi casa...

Se levantó con dificultad, se puso un polo y fue a la cocina a tomar un poco de agua «Desde que entró a mi casa lo hicimos toda la noche... Él no se cansa...» De repente, sintió una mano en su cintura y, al girarse, vio que era Zoro.

—¿Qué haces despierto tan temprano?— preguntó Zoro.

—Necesitaba un poco de agua—respondió Sanji, tratando de ocultar su sorpresa —¿También quieres? Te ves cansado.

—Podría preguntarte lo mismo. Pareces exhausto.

—Es porque lo estoy. No estoy acostumbrado a... esto.

Zoro hizo una sonrisa traviesa
—¿Qué pasa, princesa? ¿Te arrepientes de haberme invitado a tu casa?— dijo, acercándose aún más a Sanji, con una expresión llena de malicia.

Sanji desvió la mirada y guardó silencio.

—Bueno, dormiré un poco más.

—¿Qué? ¿Aún te vas a quedar?

—Estoy demasiado cansado para manejar.

—Ya llevas mucho tiempo en mi casa— insistió Sanji.

—Pero tú fuiste quien me invitó.

—Pues ahora te estoy echando.

—¿Estás seguro?— Zoro se acercó más.

Sanji levantó la mirada, encontrando los ojos de Zoro llenos de intensidad. No aguantó más y, de repente, lo besó y ambos se metieron nuevamente en la habitación.

—————

—Por fin te vas.

—¿No vas a preparar el desayuno? Ah, espera, creo que ya te comí.

—Ja, ja, qué gracioso— dijo con ironía.

Zoro le sonrió —Espero que se repita.

— ...

—Nos vemos luego— dijo Zoro mientras salía de la casa y se subía a su carro rumbo a su casa.

Sanji entro a su casa, se dejó caer sobre su sillón y suspiró «No puedo creer todo lo que hice...» Se dirigió hacia un espejo, se levantó la camiseta y vio que tenía mordidas hasta el cuello. De repente, alguien tocó el timbre de su casa.

—Sanji, soy yo, Ace, ¿estás?

—¿Ace?

—Qué bueno que estás, quería hablar contigo. ¿Puedes abrirme?

—Eh, sí, espera— Sanji rápidamente fue a su habitación a ponerse ropa y cubrirse todo el cuerpo.

—¿Estás bien? ¿Pasa algo?

Sanji le abrió la puerta —¿De qué querías hablar?

— ... ¿Tienes frío?— vio que Sanji estaba con una sudadera y una chalina —Pero si está haciendo calor, ¿por qué estás tan abrigado?

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⏰ Última actualización: Jun 14 ⏰

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