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Louis estaba nervioso, y no entendía el porqué. Harry ya había estado en su casa antes, aunque, en ese momento, se sentía diferente. Caleb estaba pasando la tarde en casa de su amigo Lau, así que estaba solo a la espera de que el alfa llegara para acabar el trabajo.

Mentiría si dijera que aquellas magdalenas recién ordenadas descansaban sobre la mesa de centro por casualidad. Le encantó ver cómo Harry disfrutaba de sus galletas, y quería que probara otra de sus especialidades.

Cuando el timbre sonó, salió disparado hacia la puerta, tropezando con uno de los juguetes de su hermano pequeño por el camino. Antes de abrir, se detuvo frente al espejo de la entrada intentando organizar sus rebeldes mechones castaños. Se dio por vencido justo antes de que el timbre volviera a sonar.

Harry estaba tan imponente como siempre, con unos ajustados jeans negros con rotos en las rodillas y una sudadera del mismo color, siempre fiel a sus botas de combate. Le dedicó una suave sonrisa que le aceleró el corazón, y que Louis devolvió con una mucho más grande y brillante.

—Pasa.

Se hizo a un lado, permitiendo que el alfa entrara a su casa. Al hacerlo, una fuerte oleada de olor a bosque le hizo suspirar. Debía comprar supresores pronto.

—Caleb está celebrando el cumpleaños de un amiguito en su casa, así que estamos solos.

—Mejor.

Harry habló sin pensar y, al ver los ojos abiertos como platos del omega, se apresuró a arreglarlo.

—Quiero decir, así podremos trabajar más tranquilos.

Maldijo mentalmente. Harry era una persona que alardeaba de tener siempre el control de las situaciones, pero todo eso se iba al traste cuando estaba con Louis y sus irresistibles ojitos brillantes. Se sentía tímido y torpe, y él nunca fue ninguna de esas dos cosas.

El filtro cerebro-boca de Harry desaparecía cuando estaba junto al omega, y lo último que quería era espantarlo. Lo que él no sabía era que, quizá y solo quizá, aquella matización había decepcionado a Louis.

Los chicos entraron al salón donde, al igual que el día anterior, les esperaba una mesa llena de libros. Louis no tardó en adoptar su postura estudiosa y responsable, y se concentró en el trabajo, mientras que las palabras "estamos solos" se repetían en la cabeza de Harry como en un viejo gramófono estropeado impidiéndole centrarse.

Louis llevaba una camisa blanca, con el último botón despasado, y unos ajustados vaqueros descoloridos; y Harry solo podía pensar en lo que le gustaría barrer todas las hojas de la mesa con su brazo y tumbar al omega sobre ella, arrancarle la camisa esparciendo los botones por toda la estancia y amasar ese trasero que tan perfecto se veía bajo esos pantalones apretados.

—Harry, ¿estás bien?

La preocupada voz de Louis lo llevó de vuelta al mundo real.

—Claro, ¿por qué lo dices? —Respondió haciéndose el desentendido.

—Estabas gruñendo.

—¿Gruñendo?

—Sí, ¿en qué pensabas?

Harry se lamentó, ¿por qué no podía mantener el control en presencia del omega? ¿Por qué tenía que dejar que sus instintos animales lo dominaran? Era patético.

—En nada, no te preocupes, Lou.

Y volvió a maldecir, esta vez, en voz alta.

—Mierda.

Louis creía no haber oído bien.

—¿Acabas de... acabas de llamarme Lou? —Preguntó entre asombrado y divertido.

—¿No?

—¡Sí lo has hecho! —Exclamó risueño.

Realmente, Harry era un idiota.

—Yo... yo lo siento. Ha sido sin querer, no quería hacerte sentir incómodo. Antes estaba pensando en ti, y así es como me refiero a ti en mi... Mierda.

Él se calló, Louis se calló, en aquel momento sentía como si todo el maldito vecindario se hubiera callado. No estaba acostumbrado a hablar con personas que no fueran Liam, y con él no tenía que cuidar sus palabras.

Definitivamente, con Louis debía empezar a hacerlo si no quería seguir cavando su propia tumba.

Cuando le miró, el omega estaba sonrojado hasta las orejas, y había apartado la mirada avergonzado. Harry no comprendía cómo podía ser tan adorable, y él tan imbécil.

—Lo siento, Louis. Soy un idiota, no quería molestarte y...

—Lou está bien. —Interrumpió el ojiazul muy avergonzado.

—¿Cómo?

—Puedes llamarme Lou si quieres, Harry.

El alfa sonrió, preguntándose qué había hecho él para merecer estar hablando con una dulzura como Louis. Debió ser algo muy bueno.

—Entonces te llamaré Lou... si tú me llamas Hazz.

Louis ladeó la cabeza y frunció el ceño con confusión.

—¿Hazz? —Preguntó, como si aquello fuera algo inconcebible.

—Sí, Hazz.

Louis pareció pensarlo por un momento antes de asentir sonriente.

—Esto nos convierte en amigos, ¿verdad?

Harry no sabía qué decir, Louis parecía tan ilusionado. Aquel chico, definitivamente, era de otro mundo. Él solo tenía un amigo y Louis parecía llevarse bien con todo el instituto.

A él nadie le hablaba, nadie se le acercaba, pero el omega de sus sueños, el chico del que estaba perdidamente enamorado, quería ser su amigo.
Aquello era mucho más de lo que podía pedir.

—Claro, somos amigos.

—¡Genial!

El omega dio una palmada y un pequeño salto en su sitio, antes de abrazar a Harry. Un contacto rápido y breve, algo que había sido tan natural como el respirar para Louis pero que había dejado al ojiverde pegado a la silla.

—Lo siento, a veces soy demasiado cariñoso... —Se disculpó al darse cuenta de la parálisis del alfa.

Era verdad, a él le gustaba abrazar a sus amigos, y Harry Styles era uno de ellos. No importaba que pensara que era un alfa tremendamente guapo, ni que su corazón se acelerase con su presencia, ni que, al abrazarlo, hubiera sentido como si un millón de mariposas revolotearan en su interior.

—No, no importa. Será mejor que acabemos el trabajo de una vez. —Respondió Harry sintiéndose avergonzado por primera vez en toda su vida. Solo rezaba porque sus mejillas no estuvieran tan rojas como las sentía.

Los dos chicos terminaron el trabajo en un tiempo récord, a decir verdad. Pero es que Louis Tomlinson era una de las personas más inteligentes y trabajadoras que Harry había conocido jamás. Lo bueno, era que había perdido el miedo a no volver a hablarle más una vez terminada la tarea.

Al fin y al cabo, ahora eran amigos.

Intocable | ˡᵃʳʳʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora