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Aquel día también habían tenido gimnasia, atletismo, concretamente. Todos y cada uno de los músculos de Harry se resentían a cada paso que daba.

Entró al vestuario y arrugó la nariz con desagrado, allí apestaba a alfa sudoroso, y el dulce aroma de Louis no estaba ahí para camuflarlo; el profesor le había mandado recoger el gimnasio. Seguro que lo único que quería era ver cómo el omega se agachaba a recoger los conos del circuito.

Harry gruñó ante esa idea.

Abrió su taquilla y sacó su bolsa de deporte, se quitó la camiseta y la cambió por una limpia, después hizo lo mismo con los pantalones.

—Ya lo creo, es increíble.

La voz de Sam Collins llegó a sus oídos desde un par de taquillas de distancia. Hablaba animadamente con Tomás Benson, un beta que solía rodearse de alfas y que no le caía demasiado bien a Harry.

—Es el omega perfecto, casi de ensueño. Es dulce, es atento y tremendamente guapo. —Dijo el beta.

—Y, no nos olvidemos, de que está buenísimo. ¿Ese culo es normal en un chico? No puedo mirar a otro lado cuando corremos.

Los dos amigos rieron socarronamente y Harry apretó los puños. No podían estar hablando de quién él creía que estaban hablando.

—¡Ya te digo! Louis volvería loco a cualquiera, cómo me gustaría marcarlo y poder folla...

Oh sí, lo estaban haciendo.

Harry cerró la taquilla con tanta fuerza que hizo vibrar todas las demás. El vestuario se sumió en un pesado silencio. Lentamente, como un lobo acorralando a su presa, se acercó a los otros dos chicos que le miraban con una mezcla de curiosidad y temor.

Destellos rojos manchaban las verdes pupilas del alfa. Harry Styles estaba enfadado de verdad.

—Me gustaría formar parte de vuestra conversación, ¿de quién hablabais? —Preguntó con la miel bañando sus palabras. Era una trampa.

—De... de Louis Tomlinson. —Respondió Sam temeroso.

Nunca había hablado con Harry, nadie lo había hecho en realidad. Bueno, nadie excepto Louis. Tragó saliva en cuanto se dio cuenta de que la había cagado pero bien.

—Ah, sí, Louis. Es un gran omega, ¿verdad? ¿Qué decías que te gustaría hacerle, Benson? —Volvió a preguntar, apretando la mandíbula y mirando a Tomás con fingida curiosidad.

Harry era la aparentemente inofensiva Venus Atrapamoscas que esperaba pacientemente para devorar a su presa.

El beta retrocedió un paso asustado. Todas las historias que había escuchado sobre Harry Styles se sucedían en su cabeza como pequeños y terroríficos sketches, en ese momento, el imponente alfa se cernía sobre él con la furia homicida dibujada en su rostro.

Ninguna de aquellas historias era cierta, pero Harry estaba dispuesto a hacerlas todas realidad con aquellos dos imbéciles que habían mancillado el nombre de Louis. ¡Solo el podía fantasear con el omega! ¡Solo él podía mirarle!

—Na-nada... solo...

El alfa interrumpió la trémula respuesta dando un fuerte golpe a una de las taquillas. El estridente sonido metálico heló la sangre de todos los que estaban presenciando aquella escena.

—No quiero que ninguno de vosotros vuelva a hablar de Louis Tomlinson como si fuera un trozo de carne, ¿¡me habéis entendido!? Ninguno estáis a la altura siquiera de la jodida suela de sus zapatos. —Bramó con furia.

Aquello era una advertencia, no solo para Tomás y Sam, si no para todos los presentes. Louis Tomlinson ya no estaba en el mercado, y pobre del que intentara tocarle un solo pelo.

Harry se apartó de los dos chicos en cuanto percibió el aroma de Louis, y unos segundos después entró el sonriente omega. Todos volvieron a la normalidad como si nada hubiera pasado mientras el omega cambiaba su ropa de deporte por unos jeans y una camiseta. Por una vez en todo el curso, el único que le observaba hacerlo era Harry.

Cuando terminó de vestirse, se acercó al alfa tan sonriente como siempre. Y, como cada vez que el omega rondaba cerca, Harry sintió el aire escapar de sus pulmones.

—Hazz, ¿quieres almorzar conmigo y con Z?

—¿Con Zayn? —Preguntó dudoso. Louis asintió sonriente.

Harry suspiró, preferiría almorzar solo con el ojiazul, pero no tenía más remedio que aguantar a su amigo.

—Está bien.

En algún punto del camino a la cafetería, Louis se colgó del brazo de Harry. La gente se apartaba a su paso, mirándolos aún sin terminar de creérselo. La historia del incidente en los vestuarios había corrido como la pólvora y todo el que estudiaba en ese instituto ya sabía que Louis Tomlinson era zona prohibida.

El omega parecía ajeno a todo eso y caminaba feliz colgado del brazo del mayor, casi saltando por los pasillos.

—¿Tienes hermanos, Hazz?

—¿Cómo? —Preguntó desconcertado por la pregunta.

—Sí, es que le caíste muy bien a Cal, así que pensé que a lo mejor tú también tenías un hermanito pequeño.

—No, soy hijo único.

—Vaya, ¡entonces se te dan genial los niños!

Harry rió.

—No lo creo. —Negó divertido.

—¿No te gustan? ¡A mí me encantan! Me encantaría tener un montón de pequeñines correteando por mi casa dentro de unos años. —Habló felizmente con aire soñador.

Jodidamente adorable.

En la mente de Harry se proyectó la imagen de Louis unos años mayor, con una prominente barriga, con un niño pequeño entre sus brazos y otro chiquitín abrazando una de sus piernas. El mayor tiene el cabello castaño y lacio y el que Louis sostiene con cuidado de no dañar su vientre tiene unos penetrantes ojos verdes y el cabello rizado.

Harry sonrió, aquella era la visión de un futuro utópico e irreal, pero maravillosamente feliz.

—No es que no me gusten, es cuestión de tenerlos con la persona indicada.

Louis sintió sus mejillas enrojecer, pero era imposible que Harry se refiriera a él.

Finalmente, llegaron a la puerta de la cafetería y aquel tema quedó olvidado.

Zayn ya los esperaba en la mesa que solía compartir con su amigo. Había tenido que saltarse la clase de gimnasia por una reunión con el tutor. No parecía demasiado feliz de ver al alfa, aunque ya sabía que almorzaría con ellos. Después de ir a comprar el almuerzo, los tres se sentaron en la mesa.

Harry aún se sentía extraño almorzando en compañía, pero la presencia de Louis hacía que valiera la pena toda la incomodidad.

—Esto... Hazz, ¿te apetecería venir con Zee y conmigo a ver una película el viernes por la noche? —Preguntó tímidamente Louis.

Vale, eso no se lo esperaba.

—¿Yo?

—Claro que tú, idiota, ¿o ves a algún otro Harry sentado en esta mesa?

—¡Malik! —Reprendió Louis a su amigo.

Zayn se encogió de hombros y siguió comiendo su sándwich.

Harry sopesó sus opciones, podía decir que no y desaprovechar una ocasión de estar con Louis o podía aceptar y aguantar a su amigo durante toda una tarde... ¿a quién quería engañar? Nunca podría decirle que no a Louis.

—Está bien, pero ¿os importa que lleve a un amigo?

Necesitaba distraer a Zayn para poder tener a Louis para él solo, y Liam era el indicado para eso.

Intocable | ˡᵃʳʳʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora