Capítulo 1.2: Rutina en Solitario

7 0 2
                                    

El Amanecer Artificial

Adán se despertó con la suave vibración de su reloj biológico interno. La nave no tenía ciclos día y noche como la Tierra, pero él había programado una iluminación gradual para simular el amanecer. La luz tenue se filtraba por la habitación, marcando el comienzo de otro día en la inmensidad del espacio.

Se sentó en el borde de su cama y se estiró, sintiendo cómo sus músculos se tensaban y relajaban. La rutina diaria era esencial para mantener su cordura y su cuerpo en forma. Se levantó y se dirigió a la pequeña cocina de su módulo.

 Desayuno

La cocina de la nave estaba equipada con una impresora de alimentos avanzada. Adán seleccionó un desayuno balanceado: avena con frutas deshidratadas y un café negro. Mientras la impresora trabajaba, Adán miraba por la pequeña ventana, viendo las estrellas fijas en su eterna danza.

Tomó asiento en la mesa y comenzó a comer. La avena tenía un sabor sorprendentemente fresco, una pequeña alegría en su rutina monótona. Mientras comía, revisaba los informes diarios en una tableta holográfica, tomando nota de las reparaciones necesarias y las anomalías detectadas por GAIA.

—GAIA, ¿ha habido alguna comunicación de la Tierra durante nuestra travesía? —preguntó Adán, sin apartar la vista de los informes.

La voz calmada de GAIA respondió:

—Sí, Adán. Durante los primeros 100 años, recibimos varias transmisiones. Sin embargo, las señales se fueron debilitando y finalmente cesaron.

Adán frunció el ceño.

—¿Tienes almacenadas esas transmisiones? Me gustaría revisarlas.

—Por supuesto, Adán. Las transmitiré a tu tableta.

Mientras terminaba su desayuno, Adán comenzó a revisar las transmisiones almacenadas, fragmentos de noticias y mensajes personales que hablaban de los últimos días de la Tierra. Las palabras resonaban en su mente, una mezcla de esperanza y desesperación.

Trabajo en las Reparaciones

Después del desayuno, Adán se puso el uniforme de trabajo y se dirigió al taller de ingeniería. La nave tenía varias secciones que requerían atención constante, y hoy su enfoque estaba en los sistemas de energía secundaria.

Trabajó durante horas, desmontando paneles y reemplazando componentes dañados. Sus manos hábiles se movían con precisión. Cada chispa de soldadura era un pequeño triunfo en su batalla constante por mantener la nave operativa.

—GAIA, ¿has encontrado alguna anomalía adicional en los sistemas de energía? —preguntó Adán mientras ajustaba un circuito.

—Sí, Adán. Hay fluctuaciones en el módulo de control de energía. Sugiero una inspección completa de los conductos de transmisión.

—De acuerdo. Lo revisaré después.

Ejercicio Físico

El ejercicio era una parte crucial de su rutina diaria. Adán se dirigió al gimnasio de la nave, un espacio equipado con máquinas de alta tecnología diseñadas para mantener la masa muscular y la salud cardiovascular en gravedad cero.

Se quitó la camisa, revelando su torso definido y musculoso. Sus músculos se tensaron y flexionaron mientras realizaba una serie de ejercicios de resistencia. El sudor perlaba su piel clara, resaltando cada línea de sus abdominales y pectorales.

Adán se dirigió a la cinta de correr, ajustándola para simular una carrera en la superficie de la Tierra. Mientras corría, sentía el ritmo constante de su corazón y el flujo de sangre en sus venas. Cada gota de sudor que caía era un recordatorio de su humanidad, de su necesidad de mantenerse fuerte y saludable en un entorno tan inhóspito.

Mantenimiento General

Después del ejercicio, Adán se dio una ducha rápida y se vistió con ropa limpia. Pasó el resto del ciclo diurno revisando los sistemas de soporte vital y asegurándose de que las cápsulas de crioestasis funcionaran correctamente.

Cada tarea, por pequeña que fuera, era un paso más hacia la seguridad de la misión y la esperanza de despertar a los demás. Se movía con determinación, su mente enfocada en el objetivo a largo plazo.

—GAIA, ¿hay alguna señal de actividad inteligente en los alrededores? —preguntó Adán mientras inspeccionaba una cápsula de crioestasis.

—No he detectado señales de actividad inteligente en el rango actual de nuestros sensores. Sin embargo, hay varias lecturas que sugieren la presencia de estructuras artificiales en el planeta cercano.

Adán levantó la vista, intrigado.

—¿Estructuras artificiales? ¿Qué tipo de estructuras?

—No tengo suficientes datos para una identificación precisa. Recomiendo una exploración directa cuando las condiciones lo permitan.

Adán asintió, mentalmente añadiendo otra tarea a su lista creciente.


Al final del día, Adán se dirigió al puente de mando. Se sentó frente a la ventana panorámica y observó las estrellas. La vista siempre lo llenaba de una mezcla de asombro y melancolía. Pensaba en la Tierra, en lo que habían dejado atrás y en la promesa de un nuevo hogar.

—GAIA, ¿hay algún mensaje final de la Tierra que no haya visto? —preguntó, su voz llena de una mezcla de esperanza y temor.

—Sí, Adán. Hay un último mensaje recibido antes de que las transmisiones cesaran por completo. Lo estoy reproduciendo ahora.

La pantalla frente a Adán se iluminó, mostrando una imagen borrosa de un hombre mayor, sus ojos llenos de cansancio y desesperación.

—Aquí la base terrestre. La situación ha empeorado... No sabemos cuánto tiempo más podremos resistir. Si alguien recibe este mensaje, recuerden nuestro sacrificio y luchen por un nuevo comienzo. La humanidad depende de ustedes. Buena suerte, Arca Gaia. Fin de transmisión.

El mensaje se desvaneció y Adán se quedó en silencio, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros.

Tomó un profundo respiro y se levantó, listo para enfrentar otro día en la nave. Sabía que cada amanecer artificial lo acercaba más a la posibilidad de no estar solo, a la esperanza de un futuro.

El Despertar de la HumanidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora