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La música resonaba en la habitación a un volumen moderado, la voz secundaba la melodía siguiendo el ritmo mientras la mano trazaba las palabras en el papel

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La música resonaba en la habitación a un volumen moderado, la voz secundaba la melodía siguiendo el ritmo mientras la mano trazaba las palabras en el papel.

Sora intercala su mirada entre el libro a un lado de ella y lo que estaba escrito en el papel de tonos rosas característico, cuando vio que estaba bien escrito y lo habían errores, sonrío satisfecha.

Una colección de libros de un tema específico estaba en su librero al fondo de la habitación, organizados de manera que fuera del agrado visual y estético. Estaba orgullosa de la gran variedad de libros que tenía, que además de ser para el ámbito educativo, resultaban también de sus gustos personales.

Desde que supo del gusto de su crush por el espacio y sus variantes, le causó gran curiosidad que terminó adoptando el gusto por ello igualmente.

Tal vez en un futuro le agradezca por eso.

Claro, cuando se le pase la pena de que él le hable siquiera.

De solo pensar en esa escena sus mejillas adoptaban un rubor natural y la vergüenza se instalaba en ella.

Sabía que en algún momento de su vida llegaría a entablar alguna conversación con él si forman algún tipo de relación, aunque sea amistosa, pero no se lo imaginaba tan pronto. Si el chico seguía con la intención de hablarle entre clases, podría tener un colapso emocional.

Actualmente, no se imaginaba en una conversación con él que no tenga relación con la escuela. Y esperaba que por azares del destino eso no sucediera.

¡De ninguna forma sería capaz de tener una conversación con él sin humillarse! Y eso era lo que menos quería hacer nuevamente.

¿Quién quiere humillarse frente a la persona que te gusta? ¡Está claro que nadie!

El llamado de su padre la sacó de sus pensamientos, organizó todo rápidamente y se dirigió a la cocina, dónde su padre estaba inclinado en el horno de la estufa sacando una bandeja.

⸺ Al parecer ya está lo que querías, hija.

Una sonrisa estaba plasmada en su rostro al voltear hacía la recién llegada, quien se ponía los guantes adecuados para sostener la bandeja que su padre tenía en manos.

⸺ Te lo agradezco padre, había olvidado esto.

Con nerviosismo dejó la bandeja en el mesón de la cocina para que repose el postre recién horneado.

Solía hacer de vez en cuando para ella postres, y su nueva receta estaba allí ahora. Su padre la veía con cierto orgullo, ¿y como no estarlo? Si su hija había adoptado esa fascinación que él tenía por la repostería y la cocina.

Divertido por el nerviosismo de su hija, tomó uno de los pastelillos y lo probó. La menor veía con intriga la reacción de su padre, esperando su respuesta.

Atte: Anónimo ⸻ Tōru OikawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora