Atte: Anónimo ⸻ Tōru Oikawa

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Una carta junto con un paquete estaban sobre el asiento. Los compañeros a su alrededor murmuraban, discutiendo entre ellos el origen de esos elementos.

¿Quién había dejado eso allí? Cualquiera que llegara, desde el primero en llegar hasta el último  en notarlo podían ver como estaban esos dos cosas en ese asiento sin ser movidos de su lugar hasta que el estudiante asignado a ese lugar llegaba.

⸺ ¿Ah? ¿Otra vez eso? Ni siquiera ha pasado una semana desde que inicio nuestro tercer año... ⸺ A su lado se posicionó su mejor amigo y confidente, Iwaizumi Hajime, con un rostro confundido.

Desde hace un tiempo atrás hasta ese momento siempre había una carta en el escritorio del colocador del equipo de voleibol Aoba Johsai. La duda siempre estaba a los alrededores, ¿quién era el destinatario de aquellas cartas? Nadie lo sabia, no había nada que delatara a esa persona, cuando llegaban, ya estaban allí, esperando ser recibidos por la persona a quién fueron enviados.

Nadie sabía que decían las cartas, ¿una confesión de amor esperando a ser aceptada? ¿Alguna noticia interesante? ¿Qué era exactamente? La duda persistía al ver como siempre que Oikawa leía lo que estaba escrito en el característico papel de tonos rosas, una sonrisa surcaba su rostro y parecía animado.

Sus admiradoras intentaron hacer lo mismo. La idea de darle notas anónimas a su crush y citarlo detrás de los edificios de la escuela para confesar sus sentimientos las emocionaba.

Pero nada resultaba más frustrantes para ellas ser rechazadas, aunque el sentimiento se disipaba después de unas cuantas palabras de aliento de parte de él.

Si tenías suerte y él sentía atracción por ti, llegabas a ser su pareja. Pero claro, esto rara vez sucedía.

Ya no era un secreto para nadie lo que sucedía con Oikawa y sus cartas encima del asiento, pero el secreto era el quién le daba esto.

Muchas se hicieron pasar por la persona anónima, pero rápidamente fueron descartadas por la continuidad de las cartas.

De nueva cuenta, una sonrisa se posó en los labios de Oikawa al leer el contenido del papel, el docente llegó y con ello, la jornada escolar dio inicio en el aula.

En la cabeza del remitente del detalle solo estaba pendiente de la reacción de Oikawa y pudo respirar tranquilamente.

En lo que llevaba haciendo eso, siempre esperaba a ver la reacción de esa persona. Si le gustaba, le desagradaba o simplemente no le daba importancia.

Al principio, se decepcionó un poco cuando sus notas eran vistas en la basura, pero solo unos días después descubrió que había sido un tercero al ver la reacción de Oikawa por no ver la nota en su asiento.

Había tomado la decisión de dejarlas en el asiento perteneciente a él en el aula y no dejar las notas en el casillero por el hecho de que la nota era acompañada de la comida favorita de el chico, Pan de leche. No pensaba dejar el pan pegado con cinta a las afueras del casillero y arriesgarse a que alguien más pudiera tomarlo.

Además de que no le daba suficiente tiempo para pasar desapercibida de los demás que de igual forma que ella, llegaban temprano.

Prefería arriesgarse a ser vista en los salones que en los casilleros.

⸺ Que buena forma de comenzar el año.

Se escuchó un murmullo por lo bajó a un lado de ella, observó de reojo a dónde había escuchado ello y se sorprendió de ver a Oikawa con una sonrisa mientras sostenía entre sus manos las carta en tacto gentil.

Sentía como su corazón se removía en su interior y golpeaba frenéticamente su pecho.

Ese chico la volvía la típica adolescente enamorada sin saberlo, causando reacciones que no esperaba que podría llegar a tener.

Y adoraba eso.

No sé ustedes, pero me encantó escribir esto.

¡¡ESTOY SUPER EMOCIONADA DE EMPEZAR A ESCRIBIR LOS CAPÍTULOS!!

Ya de solo pensar en el final me pica la mano con ganas de escribirla.

¿Les gustó esta parte?

Atte:
﹙@ᴵʳᵒᶰᶤᶜᵃˡˡʸ﹚ ﹗