Capítulo 14.- Mudo Acuerdo

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Su respiración era lenta y pausada, su mirada bermellón resplandecía en aquella estancia oscura mientras observaba al pequeño ser que dormía plácidamente aferrándose a él. Exhaló pesadamente el aire de sus pulmones. Por algún motivo sentía su cuerpo muy pesado y adolorido. Más sin embargo abrió sus ojos por la sorpresa al recordar el lugar donde se encontraba.

Por lo que, en un movimiento lento, se logró incorporar un poco del suelo, protegiendo con su brazo el menudo cuerpo desnudo de su acompañante. Con un chasquido de dedos, su sombra apareció frente a el.

-- Verifica si hay alguien en el Hotel-- ordenó. Por lo que con la indicación dada, la sombra demoníaca desapareció en el suelo. Un suspiro salió de sus heridos labios mientras dirigía su mirada al Rey que descansaba sobre su pecho; Observando cada detalle de las facciones contrarias como lo eran el suave resuello que salía de los labios entre abiertos, los desordenados cabellos rubios sobre el bello rostro, el pequeño ámbar que aún se posaba en las blancas mejillas, la suave piel que se sentía fría por el sudor que la cubría momentos atrás. Por lo que, en un acto completamente predeterminado de su parte, pegó más a Lucifer a su cuerpo, para poder brindarle un poco de calor.

Los fuertes latidos que empezó a sentir en su corazón lo sacaron de su ensimismamiento. Porque se había quedado absorto observando al hermoso Rey.

Por unos segundos el miedo se apoderó de él por el fugaz pensamiento que cruzó su mente. Más sin embargo el ruido de estática le hicieron desechar aquella absurda idea, dirigiendo su brillante mirada roja hacia la sombra frente a él.

-- Entiendo -- por los ruidos emitidos por aquel ser, comprendió el hecho de que, al parecer aún no había nadie en el Hotel y que había perdido el conocimiento por lo menos una hora. Sintiendo un poco de tranquilidad, ya que en verdad no le hubiera gustado ser descubierto en esta situación, por qué su plan podría peligrar y por qué...-- No quiero que vean así al Rey -- inconsciente murmuró.

Con extremo cuidado, como quien protege una preciosa carga, se levantó del suelo con Lucifer en brazos. Su mirada no podía apartarse del bello ser que tenía en frente.

-- Mi Señor, vayamos a descansar-- susurró con suavidad. Con un ligero meneo de su rostro, su sombra abrió un portal con un destino: su habitación.

Cruzando el portal, este se cerró al instante una vez que cumplió su función. Caminando hacia el lecho, acostó el delicado cuerpo desnudo sobre la mullida cama. Sus ojos se cerraron con fuerza por un fuerte dolor de cabeza. Sus latidos cardíacos eran tan rápidos e irregulares, que lo hacían sentir mareado, Talvez la razón sea porque sentía que su cuerpo iba a desplomarse en cualquier momento por el exorbitante cansancio del que era víctima. Abrió sus párpados, solo para que su vista se enfrentara a la hermosa faz de Lucifer.

Asustado con el corazón desbocado se alejó unos pasos de la cama.

-- Lo conseguiste Alastor-- murmuró para si mismo -- Lo lograste -- sonrió con nervadura -- Te follaste al Rey -- su respiración se volvió agitada, al observar como, en la inconsciencia del sueño, el Monarca giró un poco, dándole la espalda, dejando a su vista como los residuos de su propio semen ensuciaban a tan pulcro ser.

Sintió como el calor envolvía su cuerpo al recordar...

La injuria que cometió al tocar con sus asquerosas manos de pecador a la segunda creación de Dios.

La necesidad de cometer Blasfemia por volver a tocar con sus sucios dedos a Lucifer renovaron su excitación

Percibiendo como su miembro viril se ponia duro ante tales pensamientos. La imperiosa necesidad de tocarse se apoderó de él, por lo que se dirigió al baño, empezando a quitarse las prendas en el camino. Cuando de pronto un peculiar olor llego a sus fosas nasales, percatándose que provenía de su camisa, cerró con fuerza sus párpados para aspirar aquel aroma, rememorando que eran los fluidos de Lucifer.

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