Capitulo 1
Sheffield, South Yorkshire, Inglaterra.
Karim Juganaru
Había llegado a la universidad media hora antes del toque de campana, pues deseaba causar una buena impresión entre mis colegas. Al final, yo era el profesor de intercambio.
-Buenos días- me límite a saludar a mis compañeros de trabajo que se encontraban tomando café en la sala de maestros.
-Buen día- saluda una profesora pelirroja, dedicándome una sonrisa de labios cerrados.
-Un gusto conocerte Karim Juganaru. Soy el maestro de Redacción, un placer.- saluda el hombre de chaleco beige, y extiendo mi mano en su dirección para estrecharla con la de él.
-Sin tanta formalidad. Solo dime Karim.-
-Eres el suplente de James, cierto?- pregunta la mujer con un tono de curiosidad.
-Asi es, estaré a cargo de su materia por esté semestre.- murmuró con una sonrisa pequeña, acomodando el material que me llevaría a la clase.
-Les caeras bien Karim. Los jóvenes de octavo son bastante agradables.-
-Espero que no distraigas demasiado a las señoritas de la clase. Por tú bien Juganaru, no caigas ante sus cumplidos.-
-Realmente es lo que espero.- comento a la mujer y centro mi vista en el contrario. Estaba por preguntar el porque del comentario, si la campana no hubiera interrumpido.
-Bueno, hora de ir a clases.- murmura la pelirroja, tomando su café de un trago y caminar a la salida.
-Nos vemos Lauren- se despide el hombre, tomando sus cosas antes de marcharse. -Suerte en tú primer día Karim.
Me palmea el hombre, saliendo del espacio y posteriormente hago lo mismo para dirigirme al salón de clases.
Al ingresar, lo primero que observo es la presencia de tres jóvenes.
Los saludo con una pequeña inclinación de cabeza, para dirigirme a la pizarra y comenzar anotar cosas esenciales del curso.Después de diez minutos, me giro en su dirección, para posar mis manos en el escritorio aclarando mi garganta para que guarden silencio a sus cuchicheos.
-Buen día. Soy su nuevo profesor de filosofía, mi nombre es Karim Juganaru.- me presento hacia ellos, mientras me limitó a observarlos.
Durante un momento, puedo observar que hay un espacio vacío en el aula. Primer día y ya hay un alumno impuntual.
-Están todos presentes?- pregunto con un poco de curiosidad, tomando entre mis manos la lista.
-No, hace falta una personita.- escuchó la voz de una chica y elevó mi vista hacia ella, asintiendo de forma leve.
-Bien, en cuanto llegue la persona que falta le dicen que no aceptó impuntualidad en mi clase.- murmuró viendo a la joven de cabello rubio, quien asiente de forma repetida a mis palabras.
Luego de una breve explicación sobre el curso, comienzo a pasar lista para formar los círculos del lectura.
-En cuánto escuchen su apellido, digan que se encuentra aquí o una palabra corta.- Expreso pasando lista, hasta llegar al nombre de Jessica Miller.- Miller.
Comento en voz alta. Miro entre los jóvenes, quienes se miran entre sí y cuchichean al fondo, lo que provocó que tocará la madera para llamar la atención.
— Miller vino a clases o no?— pregunto de forma directa, provocando que los jóvenes me vean con cierta sorpresa.
—Si, una disculpa por el retraso.—comenta una chica en el marco de la puerta, quien provoca que centré mi vista en ella.
Me quedó estupefacto ante la mirada que me dedica, observándome en un mini escáner veloz y disimulado que le logra sacar una sonrisa. Al parecer la joven pelinegra sabe que me he dado cuenta de su descaro.
—Bien, tomé asiento que está por comenzar el círculo de lectura.—
Comento para hacerle una seña que pase y la joven no pierde tiempo para ingresar, contoneando sus caderas hasta el espacio vacío. Logra cautivar a algunos compañeros, por lo que sonrió de lado continuando con mi pase de lista.
—Unete al grupo de Lottie y Frank— le digo a la joven, quien me mira con una sonrisa de labios cerrados.
—Merci, profesor Juganaru — me dice en tono bajo, guiñandome el ojo.
N
iego despacio para caminar a mi lugar. Imagino que a eso se refería mi compañero cuando me dijo que no cayera ante los encantos de ningún alumno.
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· · ───────── ·SIE· ───────── · ·
Short StoryCuando llegue a la universidad, creía conocer el mundo al que me enfrentaba; vaya que estaba equivocado. Nadie me advirtió de aquel peligro con ojos ámbar, cabellera negra y una actitud tremendamente calculadora. Ella era el mismo diablo personific...