Mediante un matrimonio forzado donde el amor parece no existir para SeungMin, ShuHua tomará las riendas necesarias para enamorarlo verdaderamente. Aunque eso le implique sufrimiento tras sufrimiento debido al desprecio de su esposo. No se dará por v...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Miró su reflejo en el espejo una ultima vez antes de bajar. Eran apenas las seis de la mañana del día lunes, ShuHua nuevamente se levantaba temprano con el fin de prepararle un rico desayuno a su esposo, como empezó a hacer desde hace casi doce meses.
Suspirando, sonrió ampliamente. Apenas abrió la puerta de su habitación, verificó que SeungMin aún estuviese dormido.
Ambos dormían en dormitorios separados por decisión de Kim, ella no podía exigir nada o al menos intentaba no hacerlo debido a los desplantes de SeungMin.
Por lo menos, le era fiel hasta dónde sabe.
Gracias a un contrato.
Enserio se esforzaba por impresionarlo, cada día, escogía su mejor prenda para recibir un halago o mirada de admiración pero ni una ni otra llegaban.
SeungMin era como un hielo frío, duro de romper y difícil de evaporar. ShuHua entendía su carácter, pues, con un matrimonio forzado donde literalmente tus sueños son destruidos y de repente te conviertes en un adulto responsable que no hace más que trabajar y trabajar para sustentarse... Si podía esperarse eso.
Sin embargo, no creía justo que sea ella quién deba pagar dicho error. Apenas le dirigía la palabra, dejaba que gastara dinero como quisiese con tal de no estorbarlo o se iba sin despedirse. Su luna de miel no fue de ensueño precisamente, a pesar de haber consumido el acto matrimonial, el resto del viaje dejó mucho que desear. Y lo peor, es que ShuHua aún así se enamoró de SeungMin como una idiota ilusionada.
Justamente esa mañana, planeaba decirle acerca de sus deseos de enseñar artes plásticas en la universidad de Seoul. Si al menos él prestara un poco de atención a sus palabras, sabría de sus habilidades para las manualidades y lo creativa que puede ser.
—Buenos días.—saluda una vez nota a SeungMin ingresar al amplio comedor que sólo ocupaban ellos dos.
Y como esperaba, no recibió respuesta de su parte.
—Te preparé el desayuno personalmente, prometo que si fui yo y no nana—sonríe sirviendole café—. ¿Dormiste bien? Noté que llegaste tarde anoche, ¿mucho trabajo?.—cuestiona sentándose frente suyo.
—No intentes mostrar empatía hacía mí, suficiente he tenido que cargar con esto para aguantarte—expresó frívolo—. Debo irme, tengo una reunión en media hora.—menciona sin más al irse y ni siquiera dirigirle una mísera mirada.
ShuHua oyó la puerta cerrarse, una lágrima escurrió su mejilla y sonrisa amarga surcó sus labios.
—Buen provecho...—dijo al aire.
Había preparado todo con tanto entusiasmo que creyó por unos momentos que a SeungMin le gustaría tal detalle. Nuevamente se equivocó porque ni el café quiso probar.
De pronto, su apetito también dejó de importarle.
—Señorita Yeh...
—Está bien, levanten todo y si quieren pueden degustarlo ustedes. Seguro les gustará o sino, pueden tirarlo.—alude yéndose en busca de su bolso.