??? POV:
No sabía cuantas horas habían pasado desde que había despertado en ese extraño lugar, lo único que tenía claro era que si podía bajar, debía de haber una salida e iba a encontrarla, mis piernas se habían recuperado. Mientras continuaba, vi a lo lejos flores sobre los escalones, me apresuré para alcanzarlas, eran azucenas blancas, pero no era tan llamativo su color como su frescura, que indicaba, que estaba cerca de alguna salida, pues alguien se había tomado la molestia de acomodarlas con cuidado en los escalones.
Junte algunas para no resbalarme.
—¿Cuál es el sentido en todo esto? —Pensé en voz alta.
Olivia POV:
Me acerqué a la florería algo nerviosa, pues estaba acostumbrada a comprar en la florería que estaba a cinco cuadras de su casa, ,me sentía incomoda.
—¿En qué puedo ayudarla señorita? —me habló con una sonrisa amable un hombre que aparentaba estar en sus cuarentas.
—Quiero un ramo de claveles rosas.
—Usted tiene buen ojo, no me las piden seguido —respondió mientras iba detrás del mostrador.
—Prefiero algo más original que unas rosas rojas —bromeo.
El hombre me entrega el ramo.
—Se las regalo —me guiña el ojo —, no le vaya a decir a nadie.
—Claro que no —sonrió—, muchas gracias, nos vemos.
Salgo del lugar, suspiro tranquila, todo a mi alrededor era diferente, tenía que ir a tomar el tren, no quería volver tarde.
—Ahí viene el tren, apurate —dice una mujer bastante alta arrastrando a su hija de la muñeca, que a duras penas puede seguirle el ritmo con sus cortas piernas, parece tener unos seis años.
La pequeña se tropieza y se lastima la rodilla.
—Justo ahora te tenías que tropezar, dale levantate, que perdemos el tren, tengo que pasar la tarjeta —la mujer tironea de la niña, que comienza a llorar.
Las sigo a ambas, entrando en el mismo vagón.
—Disculpa, me parece que esto es tuyo —finjo recoger dos curitas del suelo, que saqué de mi bolso mientras las seguía en el andén.
—Maia, ¿otra vez se te caen las cosas de los bolsillos? —dice su madre enojada, mientras la niña aún con los ojos llorosos agarra las curitas y se las pone en las rodillas.
—¿Qué se dice Maia? —la mujer fulmina a la niña con la mirada.
—G-Gracias —responde con la voz quebrada.
—De nada —le dedico mi mejor sonrisa y me voy.
Se que no puedo hacer nada más que eso, ese es mi lugar, el de una desconocida amable en la vía pública, camino en busca de un asiento en el que no me dé el sol, así los claveles se mantienen frescos durante el viaje.
Consigo un asiento junto a una ventanilla que va por la sombra dos paradas después, solo observo el paisaje mientras escucho cuando el altavoz anuncia el nombre de cada estación.
??? POV:
Este era sin dudas el día más largo de mi vida, probablemente llevaba bajando tres horas por las escaleras más largas del mundo.
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El tiempo, el único enemigo real de la humanidad, pobres ilusos condenados al saber ignorante que han creído descubrir, mismo que los tiene presos en la mentira y el engaño, de creer que son fugaces.
No, no habían pasado tres horas, en aquellas escaleras de piedra, ¿podrán tener un final o es que acaso al llegar al pie solo le espere el vacío?, los actos son saltos entre mundos que se enlazan sobre uno ya existente, ¿estaba hablando de mundos?, creo que dije demasiado por ahora, tal vez no debería presionar más letras en mi teclado por unos días...
Olivia POV:Volver nuevamente fue peor de lo que esperaba, el olor a muerte hacía que mi estomago se sintiera hecho un revoltijo, los nervios hicieron que apresurara mis pasos como si acabara de robar un banco, doblo la esquina y está ahí frente a mí, se puede sentir en el aire el silencio funebre de aquel lugar.
Me cruce con varias personas cuyos rostros y nombres desconocia pero sentía que eramos confidentes con una sola mirada a sus ojos, mirada que ambos bajabamos, como si fuera un pecado.
FInalmente tras una hora y media encontre la tierra bajo mis pies a la que no quería acercarme.
IRENE VELARD
No alcancé a leer el resto del contenido de la lápida, pues no me interesaba nada más que saber que dejaba las flores en el lugar correcto.
—Ni siquiera te las mereces —le arrojo a la lápida las flores, como si fueran una paqueteria molesta, observo las flores por unos segundos, como si me estuviera asegurando de que realmente esté muerta.
Doy media vuelta y me voy.
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El odio, el enojo y la ira son sentimientos muy fuertes, pueden movilizarnos cuando no nos queda nada, pero a veces las personas incorrectas tienen los sentimientos equivocados, cuando no se sabe lidiar con algo puede ser más simple dejarse llevar por un sentimiento que dominarlo.
¿Debería dejarme llevar por el deseo de desmantelar secretos?
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El primer amor de mi adolescencia
RomanceMe inspiré en una escena de un manga que leía (y leo, sí, re otaku) en 2022, obvio que la historia y los personajes me pertenecen, no me gusta el plagio, si les insteresa o dudan de la veracidad de lo que digo los invito a llorar como yo (Yo soy la...