☆DIEZ☆

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Los meses transcurrieron como en un pestañear. La pareja estaba más que cómoda con su soledad en medio de la nada, pero por insistencia de Sesshomaru ese año probarían vivir más cerca de la cuidad para que su niña terminara sus estudios.
Esa tarde, como varias anteriores, ambos se encontraban en el sofá eligiendo una casa que les gustara a los dos..

-Esa es muy linda, parece muy acogedora- sugirió el hombre señalando la pantalla del móvil de Kagome.

-Si, parece pero no tiene patio trasero-

-Ey..siempre les falta algo. ¿No hay una de las doscientas casas que hemos visto que te conforme?-

Kagome rodó los ojos y se cruzó de brazos.

-Si sigues con esas expresiones, te castigaré- sugirió con la voz cargada de lujuria

-Es que..no me entiendes. Yo no quiero dejar esta cabaña. Aquí me siento en casa- admitió

-Lo sé nena, pero estaremos juntos. Aquí podremos venir cuando quieras, no quiero que por mi culpa no estudies lo que siempre has querido- y la apretó entre sus fuertes brazos.

-Ya lo sé. Sé que fui yo quien decidió usar el dinero de ese cheque en la casa y mis estudios pero me da nostalgia irme de aquí- seguía algo insegura.

-Te entiendo, pero vé el lado positivo también. En la cuidad no nos conocen y podemos seguir siendo tu y yo.. seré el marido que espera a su esposa en casa mientras te esfuerzas estudiando- rió con humor.

-¿Y me esperaras con una deliciosa comida también?- preguntó la muchacha besando sus labios con varios besos cortos.

-Ajá-

-¿Un baño caliente y mi ropa limpia?- siguió besando hasta llegar a su cuello.

-Pfff..bueno..si sigues convenciendome así, puede ser- las manos inquietas de Kagome habían comenzado a deslizar su camiseta, descubriendo su tórax.

-¿Y cuándo llegue el momento de cuidar al bebé?-

Sesshomaru se separó levemente de su cuerpo para mirarla extrañado a los ojos.

-¿Que..de que hablas?-

Kagome sonrió y se sonrojó levemente pero tomó valor para preguntarle lo que hace mucho quería saber.

-Si te pido eso, ¿me lo concederías?-refiriendose a su deseo de ser madre en algún momento.

El silencio fue algo extenso y el peliplata dejó salir el aire contenido por la sorpresa, en realidad jamás se le había pasado por la mente, pero verla ahí, expectante de su respuesta, le provocó una extrema calidez en su pecho.

-Si tú te encargas de los pañales sucios, podremos conversarlo-

Kagome sonrió y siguió con sus besos por todo su cuerpo, amaba con locura a ese hombre y esa aceptación hacía su deseo más anhelado la encendía a tal punto que cumpliría cualquiera de sus morbosos deseos con tal de complacerlo, aunque obviamente a ella también le gustaba su ruda manera de tomarla o las ocurrencias que él le enseñaba a diario.

A semanas de esa charla, preparando la mudanza ya quedaban pocas que empacar. Al fin se decidieron por una casa estilo americana, con jardín y un dormitorio extra para en cualquier momento agrandar la familia.
Las cajas estaban apiladas en la sala una encima de la otra, quedaba poco espacio en la cocina pero habían optado por un pequeño receso y acompañar una liviana merienda con un expreso bastante cargado.

-Siéntate y descansa- ordenó Sesshomaru tendiendole una taza de humeante café recién echo.

-Si. Ya falta poco-

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⏰ Última actualización: May 21 ⏰

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Mía (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora