CAPITULO 4

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—Seokjin, Seokjin, despierta.

Al abrir los ojos, Seokjin agradece mentalmente la oscuridad que lo rodea y observa al apuesto omega sentado al borde de la cama.

—Mucho gusto, Seokjin. Soy Jeon Hoseok, el hermano del testarudo alfa rubio que siempre anda con un palo en el culo —dice Hoseok, con una sonrisa que mezcla simpatía y humor.

Seokjin lo mira sin saber qué decir. Su mente está abrumada por la confusión.

—Bueno, tu hermano está bajo mi cuidado. Ha estado comiendo bien y es un niño dulce. Jungkook y tu hermano estaban muy preocupados por ti.

—¿Jungkook? —pregunta Seokjin, con un tono inseguro y confundido 

Hoseok suelta una risa y responde:

—Mi hermano. Ya sabes, el rubio odioso con cara de póker.

Seokjin lo recuerda claramente. Es su Alfa al que pidió ayuda, y que, sin pensarlo, mato a su padre. Sin embargo, Jungkook no solo actuó, sino que también ayudó a evitar que su madre muriera y cuidó de sus hermanos. Seokjin se siente abrumado al pensar en todo lo que pudo haber sucedido si no hubiera sido por Jungkook y el apoyo que brindó a él y a sus hermanos.




SEOKJIN

Después de su pequeña charla Jeon hoseok lo lleva a ver a su hermanito, mientras este le decía cosas como que Jungkook había dicho que tendría que llamarlo cuñado y que seokjin va a tener un bebé de él y será su hermanito y él lo tendrá que cuidar y que se iban a casar, Seokjin  tratando de procesar toda la información que acababa de recibir. A pesar de la suavidad de las palabras de su dulce niño y la calidez de sus abrazos, el peso de la realidad estaba empezando a hundirse en él. La idea de vivir sin sus padres, al menos temporalmente, y con la responsabilidad de cuidar de su hermano menor era abrumadora.

—Vamos a estar bien —dijo Seokjin con una voz que intentaba sonar calmada, aunque su corazón latía desbocado—. Y sí, vamos a hacer todo lo que podamos para ser una gran familia.

Hoseok, que había estado observando con atención, se acercó y colocó una mano en el hombro de Seokjin.

—Lo has hecho bien hasta ahora, Seokjin. No te preocupes, Jungkook y yo estamos aquí para ayudar en lo que necesites. —Hoseok le sonrió de manera alentadora—. Y si te surge cualquier duda o problema, no dudes en acudir a nosotros.

—Gracias, Hoseok. Aprecio mucho tu ayuda —respondió Seokjin, sintiendo una leve tranquilidad al saber que no estaba solo en esto.

 Jimin, al notar el tono serio en la conversación, mira a su hermano mayor con una mezcla de curiosidad e incertidumbre.

—Hyung, ¿qué va a pasar con el hermanito o hermanita? —preguntó Jimin, todavía con una sonrisa esperanzada.

—¿Oh, eso que?... —Seokjin dudó por un momento, su instinto protector le llevó a ofrecer una respuesta que pudiera ser reconfortante—. Bueno, eso dependerá de cómo vayan las cosas. Por ahora, concentrémonos en estar felices y en apoyarnos unos a otros.

—Sí, porque yo quiero jugar con el hermanito o hermanita como dijo jungkook—dijo Jimin, sus ojos grandes llenos de entusiasmo.

Seokjin asintió, sintiendo una mezcla de responsabilidad y amor por su hermano, una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro. Aunque las circunstancias eran difíciles y el futuro incierto, estaba decidido a hacer lo mejor para proteger y cuidar de el

—Vamos, vamos a ver qué podemos hacer para divertirnos un poco. ¿Te parece bien si hacemos algo especial hoy? —propuso Seokjin, tratando de aligerar el ambiente.

Los ojos de Jimin se iluminaron, y comenzo a saltar de emoción.

—¡Sí! ¡Vamos a jugar y hacer algo divertido! —

Hoseok miró a Seokjin con una sonrisa de aprobación, contento de ver que su cuñado estaba tomando el liderazgo con tanto compromiso y ternura.

—Voy a dejarles a ustedes un tiempo. Si necesitan algo, no duden en llamarme. —dijo Hoseok—. ¡Diviértanse!

Con eso, Hoseok se despidió y salió de la habitación, dejándole a Seokjin y a Jimin el espacio para empezar a reconstruir su rutina en este nuevo capítulo de sus vidas.

Seokjin sabía que sería un camino difícil, pero al ver la sonrisa en el rostro de Jimin, encontró la fuerza para seguir adelante. Lo abrazó de nuevo y juntos comenzaron a planear cómo pasarían su día, con la esperanza de que, poco a poco, todo empezaría a sentirse más normal.

Redención AmorosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora