Capítulo 15: Sarah y Rubén

267 12 13
                                    

Carol

Yo y Mario salimos de la habitación dispuestos a bajar a los pasadizos a buscar a Sarah y a Rubén.

Lucas, que es un cobarde, no nos quiso acompañar y se quedó en la habitación.

Por una parte, creo que es mejor así porque, si nos pasa algo, al menos alguien sabrá dónde estamos y, también, porque me apetece estar un rato a solas con Mario, aunque sea en esta situación.

—¿Estás segura de que quieres entrar? —me preguntó Mario.

—Claro, no hay otra opción.

—Creo que es mejor que entre yo solo y esperes fuera, por si pasa algo —dice Mario.

—Te lo agradezco pero no me quedaré aquí, pienso entrar —le contesto.

—Carol...

—No Mario, voy a entrar.

—Vale.

Cuando llegamos a la biblioteca nos acercamos a la chimenea.

—¿Estás segura de que es buena idea?

—Mario —le regañé yo.

—Vale vale.

Cojo una silla y pulso el "botón" que abrirá los pasadizos.

Bajo rápido y entro justo detrás de Mario.

La puerta se cierra detrás de nosotros y nos quedamos a oscuras.

Mario saca su móvil y enciende la linterna.

—Vamos —dice y empezamos a caminar mientras en me coje de la mano.

Rubén

Después de contarle a Sarah mi plan me guiño el ojo y ella empieza a gritar.

Yo corro a esconderme detrás de la puerta para que cuando entre alguien a ver qué está pasado pueda atacarle por la espalda.

Sé que no es el plan más elaborado del mundo pero corremos un grave peligro y no se me ocurre otra cosa.

Tal y como pensé, un hombre armado entró y se puso a gritar.

—¿Pero que cojones estáis...? —no le dio tiempo de acabar la frase porque le pegué un puñetazo y me abalanzé encima de él.

La pistola salió disparada pero el hombre enseguida se deshizo de mi y se puso encima inmobilizabdome.

No me había parado a pensar que aquel hombre tendría más fuerza que yo, aunque fuera evidente.

Me apretaba con fuerza mientras no paraba de gritar y yo intentaba hacer fuerza para escapar, pero era imposible.

De repente, empezó a apretarme el cuello para ahogarme y yo no podía respirar.

Estaba utilizando toda mi fuerza pero no iba a poder sacármelo de encima, me iba a matar.

Seguí pegando patadas y retorciéndome pero empezaba a faltarme el aire.

Cuando pensé que ya no quedaban esperanzas vi a Sarah apuntando al hombre con la pistola que había cogido del suelo.

—Sueltalo ahora mismo —grito Sarah mientras le quitaba el seguro a la pistola.

No sé si sabrá disparar pero es nuestra última esperanza.

El hombre dejó de apretar y yo pude respirar.

—Aléjate de él —le espetó Sarah.

—No vas a disparar —dijo el hombre, todavía en el suelo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 26 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El internado laguna negra- 15 años después Donde viven las historias. Descúbrelo ahora