Círculos en el agua (Kookmin)

36

Noche

"Joder", Hoseok tiró todo lo que había sobre la mesa con ira. 

- ¡¿Por qué ni siquiera lo niega?! — este pensamiento persiguió a Hoseok. Una y otra vez absorbió la conciencia del guardián. Desde que Namjoon apareció en el horizonte, Yoongi había estado muy distante de él. Cada vez, Hoseok prometió controlarse y cada vez se desmoronó, estallando de celos. Hoseok, sin saberlo, provocó que Yoongi dijera que todo era mentira, que todo eran sólo fantasías enfermizas en su cabeza y demostró lo contrario. Pero esto no sucedió. Una y otra vez, Yoongi añadió un par de gotas más a la desbordante copa de paciencia del guardia. Hoseok estaba de pie con los dedos apoyados en la superficie de la mesa, respirando con dificultad. Intentó apagar el fuego furioso en su interior. Cómo no enamorarse de él. Aunque, ¿tal vez valga la pena derrumbarse? Vale la pena correr tras él, agarrarlo y no soltarlo. Hoseok no pudo. No podía hacer nada: no podía estar con él; no podía tocarlo; no podía despertarme con él por la mañana sin huir vergonzosamente al atardecer; no podía compartir mi vida con él. 

¡¿No podrías estar con él?! ¿Sigue siendo una pregunta o es una afirmación? 

- ¿Realmente estoy pidiendo tanto? — un pensamiento pasó por su cabeza. Es tan fácil estar cerca. No. No cuando se trata del gobernante de Sanj, Min Yoongi. Sabía en lo que se estaba metiendo, sabía que sería difícil jugar a ese juego del escondite. Pero ni siquiera podía imaginar que sería tan insoportable verlo y no atreverse a estar con él. Nunca conseguirá a Yoongi. Yoongi es asombroso: es amable y cariñoso, a pesar de la fingida frialdad debido a su posición; es sabio y justo, pudo unir dos aquelarres y mantener una paz frágil. Impresionante e inalcanzable. Es solo un fantasma de amor que ha vivido en el cofre durante tanto tiempo. Ese amor que dejó vivir y florecer, como una hermosa rosa que envolvió sus espinas alrededor de su corazón. Un paso a la derecha y duele, un paso a la izquierda y las heridas sangran. Es solo una visión, un sueño que desaparece con los primeros rayos, y después queda un regusto, un vacío y una duda: ¿fue esta realidad? 

La conciencia se posa como un gran peso sobre tus hombros, inmovilizándote en el lugar. Nunca será él, no lo elegirá, simplemente no puede. 

"Señor Hoseok, los cadetes están alineados y listos..." Jooheon de repente irrumpió en la habitación con un informe. El tipo abrió la puerta y se quedó paralizado en un shock silencioso. La sonrisa inocente y traviesa desapareció de su rostro. Documentos, libros y material de escritura estaban esparcidos por la habitación. La silla yacía en el suelo con las patas levantadas. 

- ¿Qué pasó aquí? 

- ¡No es asunto tuyo! "Informe al instructor de turno para que realice el entrenamiento por mí", gruñó Hoseok en lugar de decir, sin siquiera girarse para mirar al cadete que entraba. 

"Lo siento, yo sólo..." el cadete trató de ordenar los pensamientos en su cabeza. Se quedó allí, mirando la espalda de su mentor, a lo largo de la cual se extendía una mancha roja y sangrienta. 

-¡¿No entiendes bien las instrucciones?! "Preguntó Hoseok enojado, aún decidiendo darse la vuelta. Sus ojos se encontraron con los ojos asustados de Jooheon. 

"Estás herido", concluyó el tipo, mirando el corte de su camisa. 

"No tengas miedo", se suavizó Hoseok, para su propia sorpresa, "ya estoy muerto". 

"No es gracioso", dijo el cadete insatisfecho, frunciendo los labios. Jooheon sacudió la cabeza, saliendo de su estupor. Cruzó el umbral, buscando a alguien. 

"El jefe de la guardia ordenó que otro instructor dirigiera el entrenamiento de los cadetes", le dijo el tipo a alguien. 

"Por favor, páselo", habiendo recibido una respuesta afirmativa, el cadete cerró la puerta detrás de él. Hoseok exhaló un suspiro de alivio y llevó su mano a la herida de su costado. Jungkook dejó una huella profunda, no se esperaba nada más de él. El guardia miró los rastros de sangre en sus dedos y volvió a suspirar profundamente.