09: Decisiones imprudentes.

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23 de junio de 1950

"Las amapolas crecen y la cerveza me sabe amarga. El tiempo pasa y me vuelvo viejo, de corazón, de alma. Las amapolas crecen y mis tallos se rompen. La cerveza me sabe amarga y lo único capaz de embriagarme eres tú, indiferencia masculina."

La gente caía al suelo.

Parecía una lluvia roja, en donde cada gota significaba una vida. Viéndolo desde esa perspectiva, una gota en la lluvia era insignificante, los humanos eran insignificantes.

Una niña de unos siete años se acercó al médico, jalándolo del brazo y arrastrándolo entre los charcos de sangre. Lo llevó hasta una pequeña vivienda de concreto a punto de derrumbarse, en medio de los escombros aún se podía ver una pequeña habitación en donde una luz tenue de vela iluminaba los adentros.

Al entrar, Jungkook se encontró con dos personas más dentro de la pequeña casa. Una mujer joven y un hombre, el cual se encontraba tendido sobre una cama llena de moho.

Kim Taehyung, quien entró un poco después que ellos, se cubrió la nariz. El olor era desagradable, tanto que incluso sus ojos comenzaron a lagrimear.

—¡Bendito seas! ¡Viniste a salvar a mi marido! —exclamó la mujer con euforia, poniéndose de pie para abrazar al médico que veía la escena con un tanto de pena—. Han sido las explosiones, le ha caído una piedra en la cabeza.

La mujer continúo explicando con detalle lo ocurrido, contando con desesperación como un avión de combate había dejado caer a sangre fría una bomba cerca de los ganaderos en donde se encontraban trabajando los dos. La explosión fue fatal, ambos militares lo habían presenciado mientras caminaban entre los pastizales.

Jungkook suspiró con pena mientras sujetaba las manos de la mujer, estas no dejaban de tiritar.

—Mi marido, ¿él estará bien? —preguntó. Jungkook negó con la cabeza y Taehyung apartó la mirada de la mujer—. ¿C-cómo? P-pero é-él...

—Él ha muerto —dijo el médico—. Su cuerpo está en estado de putrefacción, será mejor sacarlo de aquí en cuanto antes.

—P-pero eso e-es imposible. H-hoy él m-me habló...

—La bomba cayó hace dos días, es probable que él tuviera una muerte inmediata. Su estado es terrible, no puede tenerlo aquí, su cuerpo está liberando gases que...

—¡Largo de mi casa! —gritó la mujer, asustando a los dos militares—. ¡Váyanse ahora mismo!

No tuvo que repetirlo más veces, pues Taehyung sujetó la mano del médico, arrastrándolo hacia afuera con prisa. Los lamentos de la mujer comenzaron a ser más ruidosos y exagerados, era muy obvio que su estado mental no era el mejor.

—Siento tanta pena por ella —espetó Taehyung.

—Yo siento más pena por su hija.

Jungkook dio una ultima mirada a la entrada del hogar. La pequeña niña se encontraba jugando en los escalones con una muñeca de trapo manchada de carbón, ausente a lo que sucedía a su alrededor. Era desgarrador tener que presenciar la muerte, pero era aun más conflictivo tener que lidiar con los vivos y su pena.

Mientras Taehyung hablaba con los militares de la incineradora, Jungkook se acercó a la niña.

—¿Ya comiste? —preguntó, a lo que la niña negó en silencio—. Si caminas por la misma calle en donde me encontraste, a unos pocos metros más adelante está el refugio, ve y diles que el médico Jungkook pidió que te sirvieran un graaaan plato de sopa caliente.

Ghost of You [Vkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora