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Tras tanta información en el segundo y tercer cap (quería dar más conexto sobre Juanjo pero se me ha ido un poco de las manos), vuelvo al estilo de narrativa del primer capítulo, necesito que los sentimientos descansen. Bueno nada gracias por los votitos os qm <3


De nada servía darle tantas vueltas, lo único que conseguiría así era otro ataque de ansiedad, pero no podía dejar de pensar en su abuela, en Denna, en la pelea en la que se metió la última vez que salió con Álvaro. Lo único que le iba bien era la carrera, que tampoco le hacía mucha ilusión. Lo sentía más como una distracción, un tema en su vida al cual aferrarse para dejar de pensar en sus problemas. El miércoles tenía examen y ya se lo sabía todo, a este paso se convertiría en uno de los mejores expedientes de la historia de la universidad, pero la ilusión que debería sentir era opacada por todo lo demás.

Intentó dormirse pero tampoco pudo, demasiada luz en la estación, que, aunque vacía, llenaba de ruido su cabeza.

Se colocó en el banco de manera en que podía mirar a Martin sin que fuera demasiado evidente.

Es extraño cómo no nos damos cuenta de todas las vidas que pasan mientras vivimos la nuestra. Es como que, hasta que tu vida se cruza con la de otro, no eres consciente de que cada uno protagoniza una historia, cada uno tiene sus logros, sus momentos bajos, y en puntos tan aleatorios como es un viaje en autobús se chocan, se entremezclan, y una pequeña parte de la historia personal de cada uno se desenlaza a la par que de la del otro. Es curioso. ¿Qué sería ahora mismo de la vida del chófer que los dejó tirados? Estaría ya rumbo a su casa, tranquilamente, yendo a cenar con su esposa y sus dos hijas, de 4 y 6 años. O quizá no tenía familia, e iría a un bar a tomarse un par de copas con sus amigos, como cada sábado. 

Qué pequeña es la vida, y qué grande se nos hace. Es tan absurdo todo. ¿Qué es lo verdaderamente importante?

Martin parecía también absorto en sus pensamientos. Parecía que estaba escribiendo en la libreta verde en la que le hizo el dibujo. ¿Por qué lo habría dibujado a él? Sus vidas definitivamente chocaron en un punto aleatorio y les estaba tocando vivirla a la par por al menos seis horas más, y después nada, de vuelta a ser extraños. Se acordó del abrazo que le dio en el baño hacía pocas horas. Lo recordaba borroso, demasiadas emociones como para ver algo con claridad. Sintió unas cosquillas en el estómago, un golpe pesado en el pecho.

Qué hambre.

-·.·.·.·.·-

Las palomas vuelan libres por campos llenos de flores y árboles, y son igual de libres volando entre edificios y calles llenas de coches y olvido. Una paloma nunca morirá por pena, porque es libre y ve las flores en primavera y los reflejos del río de un día soleado, también ve cómo cuida el anciano de su perro o los nuevos zapatos de una niña en su cumpleaños. No hay belleza sin pena, es cierto, pero la paloma ve la belleza en la pena. Por eso nunca morirá apenada.

Un cisne, en cambio, todo lo que hace es morir poco a poco. Sabe que la vida es morirse, porque es bella, porque es pena ella misma, y no puede ver los reflejos del sol en su río ni puede disfrutar del canto de otras aves en cualquier bosque compartido. El cisne está condenado a la pena, a su muerte, a la belleza, a los horrores del olvido.

Que vengan los rayos del sol a cantarme, quiero embriagarme de primavera y dormir entre flores, sumergirme en sus olores. Volar como una paloma.

Inspirarse en conceptos de la vida cotidiana era su modo de descubrir la belleza mundana. Últimamente estaba fijándose en las palomas, eran tal representación de libertad, que se emocionaba pensando en lo bonito que era vivir como ellas.

Huir hacia tus brazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora